VI

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-Cásese conmigo.

Escuchó a su espalda antes de poder girar el picaporte de la habitación. Se gira un poco y lo ve agitado de ansiedad, con la boca temblando y los ojos iluminados por el amor que le profesa.

-Naruto, no...

-Sea mi esposo. Seré lo que busca, le juro que soy... Sasuke no me diga que no me quiere. –le susurra por las altas horas de la noche. Esto es por la noticia de Minato que a los dos los puso pálidos en la cena.

"Mañana temprano te llevaré yo mismo a Otogakure"

Y la cena se arruinó. Pero ninguno dijo nada, solo se vieron a los ojos de vez en cuando el rubio perdió toda sonrisa. Sasuke había olvidado su hogar, de hecho estaba emocionado porque le enseñaría a montar bien a Kurama, porque llegó lastimado y asustado a la hacienda después de su bromita de venganza. Habían quedado en ese trato olvidando su realidad.

-Mañana me iré.

-No se vaya.

-Naruto, no puedo.

-No dejaré que se vaya.

-Esto no es algo que podamos decidir nosotros dos. Entiende, es más difícil que esto.

­-¡No se irá de mi lado, dattebayo! No se lo voy a permitir. –arranca en enojo yendo hasta él tratando de sostenerlo pero el otro lo silencia con su mano en la boca.

-Shhh... tus padres. –le alerta y su mano es tomada ahora con fuerza.

-Lo amo.

-¡No! No digas esas cosas.

-Le amo como no tiene idea.

-Llevamos días de conocernos. Estás loco.

-¿Usted no me ama? –le pregunta con dolor y Sasuke tiene la respuesta atrapada en la lengua. Busca el picaporte y lo hace girar. –Sasuke...

-Buenas noches.

-Sasuke.

-Me iré mañana.

-¡Sasuke!

-¡Me iré mañana, Naruto! –le cierra la puerta en la cara y se asegura de ponerle el seguro para que no pueda entrar. Solo así se pega en la frente, frustrado por la sensación de no poder rechazarlo con crueldad como había podido a todo el mundo. Quiere quedarse, pero eso no está a discusión, maldita sea, sus padres no saben qué pasa con él y posiblemente Itachi ha de estar preocupado luego de regresar por él y no encontrarlo.

Tiene estudios, un examen más.

Tiene un plan.

Tiene familia.

Tiene una vida.

Y no quiere nada otra vez.

Se cubre hasta el rostro con la cobija tejida a la que ya le tomó confianza y cariño en estas dos noches que lleva. Pega la nariz a la almohada para olfatear el aroma del cuello de Naruto. Quiere llorar de coraje, de odio, de impotencia. 

La irreverente historia sobre cómo Sasuke encontró al amor de su vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora