V

1.9K 289 140
                                    


Se deja caer agotado a su cama y pega la camisa que le dará a su rostro para cubrir su bochorno. Solo unos segundos antes de escuchar como la puerta se abre de manera abrupta.

-Está bañándose. –alerta a su hermano, conoce sus pasos, conoce su loción y su gusto por controlar todo lo de su vida. –Y escucha muy bien. –Explica recordando sus días con él. Si supo que lo estaba observando esa mañana en el corral era porque escuchó sus pasos, vigilante el muchacho extraño. -¿Qué quieres?

-¿Tu qué quieres con él?

-Eso no importa. –se sienta de abrupto dejando caer la camisa a su regazo y mira hacia el baño. –Vete.

-No creo que tengan el tiempo suficiente.

-¿Qué?

-Y el sexo es ruidoso ¿eh? Nos vamos a enterar.

-¡No te estoy corriendo por eso!

-¿Y ahorita que lo veas desnudo qué va a pasar?

-Nada, no pasa nada, porque yo soy un hombre controlado. –se presume y después cae en cuenta que mucho no se ayudó con la frase; lo ve reírse y sentarse en el colchón para revisar unos mensajes de su celular. Seguramente lo mandó su madre o su padre justamente para estar de mal tercio, creyendo que él mismo deseaba esta situación. Se recuesta de nuevo pensando en el rubio llorando en el baño, quizá.

-¿No hubo nadita?

-Joder, Itachi, cállate.

-Ahí 'tá. –Konohamaru apunta con el dedo y es jalado detrás de unos árboles. -¡Ora! ¿Qué pues?

-Shh... nos van a ver y en estas situaciones es más conveniente el desconocimiento de la amenaza. –le instruye cubriendo su boca mientras vigila con seriedad al rubio que habla con cada uno de sus trabajadores y sonríe tocando sus hombros. Algunos parecen querer jugar con él pero a pesar de eso se nota el respeto por su título.

-¡¿Pues qué intenta hacer?!

-Venganza.

-¿Está loco?

-De coraje. A mí nadie me deja a medias.

-¿A medias de qué?

-Ahm... nada. Me vengaré por dejarme con una araña.

-¿A medias del camino? ¿A eso se refiere?

-Sí, sí, cómo sea. –se recarga en el árbol, tallándose el mentón con su dedo índice y mirando el bello paisaje. -¿Todo esto... le pertenece a la familia Uzumaki?

-Yep. –sigue comiendo su quinta mandarina.

-Te dará una indigestión. –le regaña pero no está muy interesado. Se inclina hacia atrás para verlo de nuevo. Es un campo de cultivo, todo es amarillento por el sol y un enorme molino parece ser la única fuente de civilización para un inexperto. -¿Para qué usan eso? –apunta al molino.

-Dentro está la bodega, las maquinarias y las oficinitas.

-¿Oficinitas?

-Sí, son tres, ah, también hay un baño para niñas y uno para niños. Una vez yo me metí al de niñas, lo bueno es que casi nunca hay aquí porque como ellas no trabajan y yo sí...

-¿Naruto tiene una oficina?

-Pues sí. La de jefe. Dice "jefe" en letras grandes en el cristal. Me gusta estar ahí para jugar y además... aquí entre nos... -baja la voz y lo hace prestar atención. –y te lo digo porque vas a ser su esposo –Sasuke soltó un pujido pero no quiso interrumpir reconociendo las oportunidades con facilidad –yo sé dónde guarda los dulces. –le sonríe cual confidente.

La irreverente historia sobre cómo Sasuke encontró al amor de su vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora