Capítulo 2

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Música del capítulo:  "Hurts Like Hell - Fleurie"

*-*

El segundo latigazo no tiene sentido.

Podría considerar el primero como una consecuencia de la pelea con los demonios del agua que no notó por efecto de la adrenalina, pero está absolutamente seguro de que solo había sido uno.

Camina de un lado a otro de su habitación, buscando en su mente cualquier pista sobre la causa de sus heridas. Intenta remontarse a sus casos recientes, pero no recuerda nada que pueda derivar en algo así.

Solo es capaz de conciliar el sueño porque apenas pudo dormir las dos noches anteriores.

Casi no se sorprende cuando se despierta de nuevo en medio de la noche.

Cree que esta vez había soñado con algo lindo, un recuerdo feliz, la luna brillante sobre los tejados, su luz reflejándose en los cabellos oscuros, risas brillantes y alegres como campanas de viento.

Todo se olvida en cuanto abre los ojos, porque hay alguien con él en la habitación.

Se sienta en la cama y trata de ver a través de la oscuridad. Hay algo que no funciona. A medida que sus ojos se adaptan, se da cuenta de que es más densa en algunos lugares, y parece que se retuercen volutas de humo negro. Busca el origen de la energía resentida. A excepción de los zarcillos oscuros, no hay nada fuera de lugar en su habitación, pero la sensación de la presencia de alguien se hace más fuerte. Es como si quien sea o lo que sea se mantuviera en el borde de su campo visual y se moviera en el momento en que su mirada se desplaza.

Invoca su guqin. Antes de que sus dedos toquen las cuerdas, lo siente - la mujer tenía razón, piensa, incluso se siente como un latigazo.

Aprieta los dientes contra el doloroso sonido que intenta salir de su garganta y pulsa las cuerdas. La oscuridad antinatural se disipa con el sonido de su música purificadora.

Toca hasta que está seguro de que todo desapareció, hasta que siente los dedos entumecidos.

Se va en medio de la noche. No hay necesidad de preocuparse por el dueño de la casa. El primer latigazo en su espalda apareció antes de que llegara aquí, así que la posibilidad de que esté relacionado con este lugar es muy pequeña. De todos modos, deja algunos talismanes de protección, para estar seguro.

Lo que sea que esté sucediendo, parece estar dirigido a él.

Cuando se detiene a descansar, hace un inventario de todas las cosas que lleva encima. Sostiene cada una de ellas en la mano, pero ninguna emana energía de resentimiento, ni siquiera la que espera que tenga al menos rastros de ella. Su mano tiembla un poco cuando vuelve a meter la flauta en la bolsa del Qiankun.

Llega a la conclusión de que debe ser él quien está maldito.

No puede averiguar el origen de la maldición.

La única pista que tiene hasta ahora es que siempre ocurre de noche. También podría estar relacionado con sus sueños, porque tuvo la primera pesadilla la misma noche en que apareció el primer latigazo.

Decide no ir a dormir la noche siguiente y ver si de todos modos aparece otra herida.

Hasta ahora, la maldición solo lo había afectado a él, pero no se arriesga a que nadie más resulte herido, por lo que decide pasar la noche al aire libre.

Encuentra un buen lugar aislado en el bosque, lo suficientemente lejos de los caminos frecuentados. La primavera es reciente y las noches son frías, pero no hace fuego. Se sienta bajo un árbol que podría ser tan viejo como él y toca algo de música curativa, con la esperanza de que contribuya a curar las heridas.

Treinta y tres LatigazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora