Música del capítulo: "Sleeping At Last - Neptune"
*-*
Lan Wangji se despierta con dolor y jadea para respirar. Hay zarcillos negros de energía que lo envuelven, apretando su garganta. Calma su respiración y se concentra en canalizar su energía espiritual. Las volutas de resentimiento se alejan con un destello de luz. Por fin puede respirar libremente, Lan Wangji se sienta. La habitación está anormalmente oscura, y puede oír un sonido que viene de lejos - una flauta, profunda e inquietante. Siente la garganta apretada a pesar de que la oscuridad se aleja de él, retorciéndose en el aire. Tarda un momento en darse cuenta de que la energía resentida se está acumulando en una esquina de la habitación. Los zarcillos se entrelazan y giran entre sí. Lan Wangji observa, con todo el cuerpo tenso, cómo la oscuridad adopta la forma de una figura.
No puede ver los detalles, solo la forma de una túnica oscura, el pelo oscuro cayendo sobre los anchos hombros, las manos sujetando un dizi.
Al igual que la persona que se materializa a partir de volutas de humo, la sospecha de Lan Wangji se consolida. Todos los pensamientos persistentes en el fondo de su cabeza, todos los indicios que le dieron las noches anteriores y que descartó como tonterías, se unen para dar una respuesta innegable al misterio de su maldición.
"Lo siento", susurra, con los ojos puestos en el hombre que permanece inmóvil en la esquina de la habitación. Es imposible no reconocerlo, aunque apenas sea una sombra, aunque hayan pasado siglos desde la última vez que lo vio. Desde que lo perdió.
"Lo siento."
Lan Wangji espera que ataque, que hable, que haga sentir a Lan Wangji el peso de sus errores. No se mueve. Está de pie, solo medio corpóreo. Su túnica negra ondea en el viento inexistente, su largo cabello oscurece su rostro. Es tan aterrador y tan hermoso como Lan Wangji odia recordarlo.
"¡Lo siento!" Grita, con la voz quebrada. Esconde su cara en las palmas de las manos, manchando sus mejillas con lágrimas.
No sabe cuánto tiempo se queda así, cuánto tiempo tarda en cesar el sonido de la flauta, en dispersarse la oscuridad.
Cuando endereza la espalda, dolorida y con la camisa pegada a los latigazos ensangrentados, el cielo ya es gris pálido.
Se da una ducha fría y se permite sisear de dolor. Observa cómo el agua teñida de rosa corre por el desagüe. Se pregunta si acabará matándolo. Sabe que se lo merecería, lo que le duele más que las heridas. Es casi divertido, después de casi dos mil años, va a ser asesinado por su pasado. ¿Pero por qué ahora? Es lo único que no entiende. ¿Por qué el fantasma no vino a vengarse antes? ¿Por qué esperó tanto tiempo?
Se supone que debe reunirse con Mo Xuanyu frente a la alcaldía. Se estremece cuando ve la silueta oscura delante del edificio. Por un momento piensa que es su terror nocturno el que lo está esperando a plena luz del día. Pero entonces Mo Xuanyu se da la vuelta y sonríe alegremente. No hay nada oscuro en él. Era sólo la ropa negra lo que confundía a Lan Wangji, la complexión similar, el pelo largo y oscuro.
Mo Xuanyu camina hacia Lan Wangji, rebotando sobre sus pies, con su flauta girando en la mano. Sin quererlo, Lan Wangji se da cuenta de que lleva lo que parece un vestido corto por encima de los jeans con un cinturón ancho con tachuelas. Solo lleva parte del pelo recogido en un moño, el resto le cae por la espalda. A pesar de las numerosas horquillas, se le escapan mechones de pelo que enmarcan su rostro. Lan Wangji frena el impulso de empujarlos detrás de su oreja.
"¡Lan Zhan! Buenos días. ¿Dormiste bien?" pregunta alegremente.
"La verdad es que no", admite Lan Wangji y espera que Mo Xuanyu no intente averiguar los detalles.
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Treinta y tres Latigazos
Hayran KurguYiling Laozu está muerto. Lleva muerto más de mil años. Durante más de mil años Lan Wangji vaga solo por el mundo, ayudando donde se necesita. Es cuando conoce a un misterioso cultivador y una extraña maldición empieza a atormentar su cuerpo que hac...