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𓂃꙳⋆ final

Wooyoung sentía como en cualquier momento acabaría desmayado en el suelo debido a lo mucho que había estado yendo y viniendo esa misma tarde. Un viernes en la noche, el último mes antes de que las clases acabaran finalmente y sus nervios estaban a flor de pie, y era realmente imposible controlarlos a ese punto del día. Hasta sus mismos dos mejores amigos se estaban riendo en su cara a sus lados porque no, Felix y Yeosang no iban a ayudarlo, mas bien se reirían a carcajadas de sus pequeñas y chistosas desgracias.

Todo el día había sido un pequeño desastre, o al menos desde que abandonó la preparatoria cuando el día de clases finalizó. Tuvo que ayudar rápidamente a su hermana con un par de asuntos de su trabajo, luego debía ir al centro comercial a comprar un par de cosas que creía importantes pero para su pésima suerte, hacer fila le costó unas dos horas al menos, en las que tuvo que estar soportando el griterío de quienes igual esperaban. Al llegar a casa comenzó a pintar una diminuta camiseta que luego pondría encima de su bonito oso de peluche de tamaño pequeño. Pero, a pesar de haber organizado sus tiempos, todo acabó por llevarle mas horas y minutos de lo esperado.

Así que ahí estaba el, corriendo por su cuarto y vistiéndose a toda velocidad, con sus dos mejores amigos sentados en la cama, riéndose de vez en cuando.

—Mierda, mierda, mierda. Voy a llegar tarde al partido mas importante de mi novio — Decía mientras saltaba en un solo pie, atando sus agujetas intentando no caer al suelo — ¡Todo listo! — Se posó en frente del espejo, peinando sus cabellos y cubriendo sus labios con un pequeño brillo y bálsamo sabor cereza antes de tomar entre sus manos el pequeño osito de peluche y su móvil. — ¿Nos vamos?

—Solo te esperábamos a ti — Dijo Yeosang tomando las llaves de su auto antes de que los tres abandonaran la habitación del castaño.

— ¿Y Seulgi? —Inquirió Felix al no ver a la hermana mayor de su amigo por la sala.

—Creo que ha salido con esa chica de su trabajo —Se encogió de hombros mientras se subía de copiloto.

Yeosang condujo rápidamente por las calles ya que, a pesar de no mostrarlo, también se encontraban apurado ya que su novio igualmente jugaba y si, era uno de los partidos mas importantes del año al tener en cuenta que era el último, y que irían agentes de empresas deportistas para ver si valía la pena fichar a alguno de los jugadores de soccer del equipo. Esperaba que Seonghwa fuese uno de ellos, más estaba seguro de que acabaría por serlo teniendo en cuenta que era un maravilloso jugador, así como Choi San.

Ambos chicos esperaban que sus novios fuesen dejados bajo el ojo de esa gente importante que iría a verlos jugar. Iba a ser un enorme paso en sus vidas que eso pasara.

Diez minutos más tarde, los tres ya se encontraban corriendo hacia el patio trasero en donde todos los partidos se llevaban a cabo. El exterior e interior de la preparatoria estaban bien decorados con globos de los colores respectivos de su equipo, siendo en este caso azul y un celeste mas claro. Habían carteles con el nombre del los "Alfa" resaltando que el animal era un lobo marrón. El grupo decorativo de la preparatoria realmente se había esmerado al dibujar a la mascota y el logo del equipo, haciendo que todo se viese realmente muy bonito desde todas partes observables.

En la tribuna estaban absolutamente toda la institución, con camisetas, carteles y cualquier objeto de animo, todo coloreado de celeste y azul como debia de ser. Las luces alumbraban absolutamente cada rincón de la cancha pues siendo de noche era lo que mas necesitaban. El partido no había iniciado, pero la gente estaba festejando y gritando el nombre aun mas fuerte que la tribuna contraria, en la cual se sentaba la preparatoria contra la que competiría el equipo; sus colores eran verdes y amarillos, nombrados como los "Kappa".

— ¡Wooyoung! —Mientras iba haciéndose paso entre las personas de la tribuna, escucho de lejos como la madre de su novio lo llamaba. Sonrió contento al encontrar lugares reservados a los lados de la mujer así que no dudo en dirigirse hasta allá con sus dos mejores amigos —Tenía miedo de que no llegaras.