Estaba muy nervioso, únicamente andaba de un lado para otro en la sala de espera del hospital. Estábamos esperando a que nos dijeran si mi madrina estaría bien o no y qué le había pasado.
No sé cuantas horas llevabamos esperando, pero muchas para mi gusto. No nos decían nada, solamente que esperásemos tranquilamente, ¿cómo iba a esperar tranquilamente si la persona más importante para mí en este mundo estaba en una lucha contra la vida y la muerte? ¿Cómo? No se podía.
No es justo que nadie dependa de alguien para sobrevivir, pero en este caso si la necesitaba a ella. Mi madrina para mí era como la comida para un niño hambriento, la casa para un sin casa, dinero para un pobre, amor para un solitario, alcohol para un adicto... ella para mí era mi refugio, la única persona en la que podía confiar de verdad y la única que sabía que no me fallaría jamás; al fin y al cabo ella le rogó a mi madre tenerme para que ella pudiera ser la madrina y estar para mí en todo lo que necesitase y más. Ella es mi segunda madre, pero sin duda alguna tengo una conexión más grande con ella que con mi madre, y aunque duela decirlo la quiero más a ella que a mi propia madre y si me falta no sé lo que haría con mi vida, ¿me mato? ¿Qué hago? No podría vivir sin ella.
Ya perdí a la persona más importante para mí hace años, y ahora que había conseguido un vínculo tan fuerte con otra persona no podía perderla tambiénAl cabo de un rato vi acercarse un doctor con una lista.
-¿Familiares de Vanessa García?- dijo mirando a toda la sala.
-Si, si. Somos nosotros. ¿Qué le ha pasado? ¿Está bien? ¿No murió verdad? ¿Por qué no nos dice nada?- reaccioné subiendo la voz en cada pregunta que hacía.
Mi padrino me cogió de brazo. -Lucas, deja al señor hablar, relájate.
-No, no me digas que me relaje. Estamos hablando de mi madrina. La cosa es, ¿por qué tú estas tan relajado?- le eché una mirada fría y de desaprobación, y volví a mirar al doctor.
-Bueno, Vanessa está estable. Le dio un microinfarto y por eso no reaccionaba.- dijo el doctor sonriéndome. - Ahora está durmiendo, váyanse a casa, duerman un poco y vengan por la tarde, Vanessa necesita descansar.
-No, yo no me voy de aquí sin verla.
-Lucas. El doctor ha dicho que está bien. Volvemos a casa y...
-Que no. Yo no me voy de aquí sin antes ver a mi madrina. -le interrumpí.
-Bueno, creo que podemos hacer una excepción, pero solo puede entrar uno. -dijo el doctor mirando la lista que tenía entre la manos.
-Entro yo. -dije mirando a mi padrino. - Yo lo siento mucho, pero no voy a permitir que tú ni nadie se interponga en poder verla. Luego te diré como se encuentra.
-Está bien. -me contestó él.
El doctor me estuvo guiando por unos pasillos hasta llegar a la habitación que le habían asignado.
Llegamos y aunque tuviera muchas ganas de verla esperé un poco antes de tocar la puerta. No sé a qué estaba esperando, pero tenía una sensación que me decía que debía hacerlo.
Una voz ronca y suave me dijo que pasara y eso hice.
Allí estaba ella. Tenía oxígeno puesto y unas vías que se encontraban puestas en su antebrazo izquierdo. Se veía mal, muy mal, pero a la vez me daba una tranquilidad muy grande poder verla viva y estable.
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El tiempo
Teen FictionLucas es un chico con una vida feliz, o eso piensan todos. Todos los años se va a la tierra de sus padres donde pasa allí todo el verano junto a su familia, pero desde que Lucas tenía 10 años nada es igual en la casa en donde él vive con su abuela...