— ¿Así es el Mundo de Arriba? — Hyunjin frunció el ceño con una mueca de asco, luego de escuchar el relato de la vida de la joven Diosa —. Bueno, ya era una mierda cuando me fui, así que no me sorprende del todo pero si decepciona que siga siendo tan malo.
— ¿Tú también te escapaste, Hyunjin? — preguntó Heejin, con ojitos grandes y curiosos, llenos de estrellas, eran tan brillantes y tan redonditos que el otro estaba aguantando las ganas de tomar sus mejillas para mirarlos por los siglos de los siglos.
— Algo así— respondió simplemente, se encogió de hombros—. Fue hace bastante, no importa realmente.
La rubia asintió, se notaba que Hyunjin no quería hablar al respecto.
— Creo que iré a recorrer un poco más del Inframundo— anunció Heejin con una sonrisa, levantándose, se había sentado junto a Hyunjin en la orilla del agua, viendo la cascada y escuchando aquel sonido con tranquilidad, de lejos, el agua no parecía tan turbulenta como en verdad era.
— Es un lindo lugar, algo... Diferente, pero es lindo — dijo la otra Diosa —. Las personas y criaturas aquí son muy amables, puedes pedirles ayuda si necesitas algo, no tendrás problemas, y sino, ya sabes dónde estoy.
— Gracias — dijo la rubia, y la Diosa se perdió en esa sonrisa de dientes perfectos, y esos ojitos que se hacían pequeños de forma encantadora.
— De nada, Heejin— murmuró, aunque estaba tan embobada de aquel rostro que no reaccionó hasta que la joven y libre Diosa se dió vuelta, para alejarse entre las Tierras del Inframundo, con el pasto muy alto y árboles de corteza oscura y gran altura, sin rumbo realmente, pero buscando encontrar algo.
La vio desaparecer e irse, la admiró desde la distancia, sentía una extraña curiosidad por ella, quería seguirla, pero su lugar estaba allí, esperando que algún alma en pena de algún pobre humano tenga que ser consolada.
Hyunjin no tenía un trabajo realmente, porque ya no era una Diosa del Mundo de Arriba, entonces no les debía nada a nadie, puesto que allí no existían las obligaciones, pero era su pasatiempo, le gustaba estar allí, porque siempre había amado a los humanos, y aún siendo una exiliada, una Diosa Indeseada, quería ayudar y llevar regalos a los únicos seres que de verdad le importaban.
Pasó largo rato viendo el agua de la cascada, escuchando el suave eco de esta al caer, y de la corriente fluir, pensando en aquella linda Diosa, con hermosos ojos y perfecto rubor, tan tranquilo y en paz... Hasta que sintió un profundo miedo, creciendo en los confines de su corazón, llenando rápidamente su pecho con una fuerza abrumadora, como una explosión de mil bombas, se abrazó a sí misma con dolor, mientras las lágrimas subían rápidamente a sus ojos.
Cómo Diosa de los Humanos, Hyunjin había perdido el puesto, pero nunca sus poderes, y uno de ellos era la Empatía, podía sentir lo que los humanos sentían, un don tan preciado y que podía ser hermoso, casi siempre estaba lleno de dolor y tristeza, porque los humanos eran de los seres más sufridos de todos los mundos.
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La Tierra de los Dioses Muertos_(2Jin)
Fanfiction"Heejin, la Diosa de lo Bello, huye del los dominios de la Diosa Creadora, desatando su furia, en búsqueda de su libertad y felicidad, para vivir una vida sin presiones. Va hacia el Inframundo, la tierra de los dioses muertos, dónde conoce a Hyunjin...