Capítulo II

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Aquella noche, JungKook se quedó a cenar y también a dormir en casa de TaeHyung. Pasaron toda la noche hablando y viendo algún que otro capítulo de alguna serie.

— Me dijiste que estabas dudoso entre estudiar Secretariado o Sociología y trabajar en Recursos Humanos. ¿Qué es lo que te tiene tan indeciso?— preguntó TaeHyung.

JungKook no contestó en el acto, pero relajó su cuerpo todo lo que pudo para que TaeHyung no sintiera que algo le pasaba. No obstante, el chico lo sintió en su interior, aunque no era consciente que eso que sentía en aquel momento era un sentimiento de JungKook.

— Bueno, si pienso en los trabajos que desarrollaré cuando termine los estudios, ambos me gustan— mintió. No obstante, sintió como la mirada de TaeHyung le taladraba— ¿Te ocurre algo?

— Desde que te he conocido me has dado la impresión de ser ese tipo de omegas que sólo existe un 1%. Ya sabes. Independiente.

— ¿Eso es malo?

— No. A mí me gusta ese 1%.

— ¿Y cuál es el problema?

— En un trabajo de secretario, tú organizas la vida a otra persona. Otra persona que, posiblemente será un alfa y te dirá qué es lo que tienes qué hacer. En un trabajo de Recursos Humanos, tu trabajo es decidir quién entra o no en la empresa. Es simplemente que, por lo poco que conozco de ti, pensé que escogerías el segundo.

— No hables como si me conocieras.

— No quise ofenderte. Perdóname.

Se miraron a los ojos. TaeHyung estaba nervioso, pensaba que había ofendido al omega y ahora se iría enfadado. JungKook, por su parte, estaba asombrado, no le encajaba que un alfa pidiera perdón de aquella manera, tan a la ligera.

— Eres diferente, TaeHyung.

— ¿Eso es malo?

— No, eso me gusta.

El chico sonrió. Sabía que no debía de ser el único que tuviera aquel sentimiento de afinidad hacia el omega. Sabía que él también debía sentirlo.

A la mañana siguiente, JungKook marchó pronto a su casa, pero había quedado por la tarde con TaeHyung para dar un paseo.

Aquella mañana ambos chicos estuvieron sintiendo una marea de sensaciones muy poco usual en ellos mismos. No sabía qué les estaba pasando, pero tampoco consideraban que fuera malo pues, desde ayer, se sentían más fuertes.

— ¿Tienes hermanos?— preguntó TaeHyung.

— Soy un conejo. Obvio que tengo hermanos— dijo JungKook, apesadumbrado— soy el décimo de diez hermanos.

— ¿En serio tienes nueve hermanos?

— Sí. Siete hermanos y dos hermanas. Pero alfas sólo nacieron tres.

— Vaya, sois muchos omegas.

— Sí. La verdad es que todos están casados ya...— dijo.

Por algún motivo, volvía a estar triste... y TaeHyung podía notarlo dentro de sí mismo.

— ¿Echas de menos a tus hermanos? Pareces triste...

— Bueno... vivo con mis padres y una hermana mayor que está en segundo de carrera, ella es alfa. Sólo veo a mis hermanos alfas. Al resto no he podido volver a verlos porque viven lejos...

— ¡Eso es muy triste! Oye, si tú quieres, yo puedo llevarte a ver a todos tus hermanos. ¡El verano es muy largo, podemos viajar por todo el mundo juntos, mientras tú ves a todos tus hermanos!

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