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El cielo estaba cubierto con nubes grises, el viento soplaba fuerte, y un torrente de lluvia azotaba la tierra y el mar, provocando grandes olas que amenazaban con inundar la isla entera.

En medio de la tormenta, un grupo de magos luchaban con todas sus fuerzas a pesar de que ya no había nada por hacer; La Guardia Real los tenía rodeados, y no temían usar contra ellos su arma más poderosa.

—¡Fairy Tail! —gritó el General de Invierno—. ¡Rindanse ahora o sufrirán las consecuencias!

Las hadas, a pesar de estar en las últimas y no contar con ningún medio de escape, se negaron a acatar las órdenes de Invel, por lo que siguieron peleando sin importar lo heridos que se encontraban.

—Con que así lo prefieren ¿Eh? —se acomodó los anteojos—. ¡Suelten a Acnología! —ordenó con un brazo extendido.

Los soldados inmediatamente arrastraron consigo a un enorme tipo de tez morena y cabellos largos de color azul; éste tenía la mirada pérdida y no parecía estar consciente de lo que sucedía a su alrededor. Los soldados quitaron las cadenas que rodeaban sus manos y pies, para después tomar una vara con una bola de cristal rodeada de magia similar a los rayos de Laxus, la cual entregaron al comandante y éste gustoso utilizó el objeto con Acnología para propinarle una descarga eléctrica, provocando que un grito desgarrador saliera de su garganta.

Los miembros del gremio observaron pasmados aquella escena, pues era un mito a voces que el reino de Álvarez tenía en su posesión a un temido Dragón que solo utilizaban en situaciones extremas. Pero ahí lo tenían, justo en frente de ellos, como una pesadilla hecha realidad, la cual ahora mismo estaba alarmantemente quieta sin darle mucha importancia a su carne chamuscada y al humo que ésta desprendía, solo concentrando su mirada furiosa en los magos que tenía delante. Incluso, parecía que estaba a punto de brotarle espuma por la boca.

Soltó otro rugido y se abalanzó contra los magos más cercanos. Llegó primero con Elfman, y con una velocidad increíble, le propinó una patada que lo mandó volar varios kilómetros hasta chocar con un árbol, quedando completamente inconsciente.

Los gritos desgarradores de sus hermanas no se hicieron esperar y absolutamente todos, a excepción de los soldados de Álvarez, observaron horrorizados la escena sin saber cómo reaccionar. Las hadas no tuvieron mucho tiempo para procesar lo sucedido, ya que el dragón volvió a atacar sin darles oportunidad de idear un plan. Estuvo a punto de arremeter contra Lisanna, pero su hermana mayor se lo impidió y alcanzó a golpearlo por el costado, lo cual fue suficiente para que los demás despertaran del trance y comenzaran a contraatacar. Erza lanzó sus espadas hacia el monstruo y Cana aprovechó la distracción para activar el Fairy Glitter y golpear con todo su poder a la bestia. Un enorme rayo amarillo cayó sobre Acnología, provocando una ráfaga de viento y luz que impactó a todos los presentes.

La morena sonrió triunfante, ya que pensaba que había derrotado al sujeto; no obstante, cuando el humo y el polvo se disiparon por completo, quedó atónita al divisar a aquel hombre parado en el mismo sitio sin ningún rasguño. El terror inundó su ser, y lentamente comenzó a retroceder sin llegar muy lejos, pues Antología apareció detrás de ella sin permitirle escapar. Gildarts hizo ademán por detenerlo, pero ninguno de sus ataques lograba inmutar al dragón, así que este atacó primero al mayor y después arremetió contra su hija. Makarov se volvió gigante, pero no contó con que el tipo también tomaría su forma de dragón, y por ende su poder aumentaría. Ambos titanes chocaron para forcejear entre sí y comprobar quién de los dos era más fuerte.

—¡¡HUYAN DE AQUÍ!! —gritó el maestro aún batallando con la bestia.

Las hadas en un principio dudaron en abandonar a su maestro, pero fue su nieto el que comprendió la situación y, con todo el dolor de su corazón, decidió tomar la iniciativa.

Los Grandes Juegos MágicosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora