¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"¡Vamos! ¡Tenemos que ayudarlos!" Edmund gritó cuando chocó con Otto en las escaleras de la torre.
"¡A dónde crees que voy!" Otto respondió cuando ambos salieron a las almenas. Echaron a correr por la pasarela de piedra, ambos constantemente girando para robar miradas al bramido de la batalla. El sonido metálico del robo y los gritos de dolor mientras las dos fuerzas luchaban. Los narnianos atacaban con una furia llena de ferocidad que hizo tambalear a los telmarinos. Pero los soldados estaban reuniendo rápidamente sus fuerzas.
"¡Mira!" Otto se quedó sin aliento ante Edmund cuando doblaron una esquina. Señaló las almenas que daban al patio. Los arqueros se estaban reuniendo, con arcos transversales apuntando hacia el caos de abajo. Edmund dejó de correr y miró por encima de la pared. Él y Otto estaban solo un nivel por encima de los arqueros. Un pequeño techo de tejas que los separa.
Los ojos de Otto se agrandaron cuando Edmund comenzó a trepar silenciosamente al techo. "¿Eres estúpido?" Él susurró.
"¡Deja de lloriquear y vamos!" Edmund replicó. Otto gruñó interiormente ante la idea, pero siguió el ejemplo de Edmund. Se incorporó y se arrastró hasta el techo. Juntos, los niños se deslizaron hacia abajo y chocaron con dos arqueros, derribándolos por la pared y hacia el patio de abajo. Edmund sonrió mientras gritaban.
"¡Mierda Ed!" Otto gritó cuando la docena de arqueros más se volvieron para mirarlos. Levantaron sus ballestas y Otto empujó a Edmund a correr. La puerta de la escalera estaba abierta y ambos chicos cayeron a través de ella en una maraña de miembros justo cuando las flechas pasaban sobre sus cabezas. Otto cerró la puerta de una patada y sonaron varios golpes mientras las flechas se hundían en la madera. Edmund gimió. El codo de Otto se hundía en su estómago y la sangre goteaba en su cabeza por el corte en la mejilla de Otto.
"Suéltame", refunfuñó.
"La próxima vez que tengas alguna idea estúpida", jadeó Otto mientras se ponía de pie. Extendió una mano y tiró de Edmund detrás de él. El otro chico le entregó su lanza. "Yo no te seguiré".
"Eres un caballero leal", gruñó Edmund, respirando con dificultad. La adrenalina todavía corría por las venas de ambos en sus casi accidentes.
"Cállate la boca", Otto golpeó a Edmund en la cara con una mano ensangrentada. El impacto de la luz dejó una huella roja pintada sobre su frente. "Vuelve a subir a las torres, necesitamos tu señalización. Bajaré y ayudaré". Edmund parecía que iba a discutir de nuevo, pero una mirada a la cara de Otto lo hizo callar.
"Bien", refunfuñó mientras comenzaba a subir las escaleras. "Trata de no morir Birch. Caspian y mi hermano tendrán un ataque".
"Vete a la mierda Pevensie", le gritó Otto. La sangre en su rostro y el pánico de la situación cayendo para ocultar la vergüenza en su rostro. La risa de Edmund le devolvió el eco cuando el niño desapareció de su vista.
