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Todos los consejeros reales estaban sentados en aquella mesa elegante en medio de la enorme sala en donde se discutían y firmaban tratos importantes con el sultán, estos hablaban sin detenerse y en ciertas ocasiones sin tener orden, su alteza odia...

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Todos los consejeros reales estaban sentados en aquella mesa elegante en medio de la enorme sala en donde se discutían y firmaban tratos importantes con el sultán, estos hablaban sin detenerse y en ciertas ocasiones sin tener orden, su alteza odiaba eso, era bastante agotador el escucharlos y aún más al mismo tiempo, en otro momento les hubiera callado o golpeado la mesa con la palma de la mano, pero no hubo ninguna reacción ¿El motivo? El alto hombre con su mano echa puño, sostenía una fina prenda dorada la cual aún desprendía un dulce aroma de las más exóticas flores del desierto mezclado con vainilla.

En algunas ocasiones rozaba la prenda cerca de su nariz, se imaginaba la cabellera de tan precioso príncipe, incluso el cómo atrapaba con sus pequeños labios los sedosos mechones mientras grandes manos acariciaban el delicado rostro bajando sutilmente a sus brazos.

El sultán cerró sus ojos volviéndose sordo de todas aquellas desesperantes voces, tan solo era él con sus fantasías, con la caricia de aquella fragancia.

La imagen de ojos azules tan claros como el mar, nariz pequeña y respingada, además de esos acorazonados labios rojizos no dejaban de torturarlo, era más su agonía al escuchar la melodiosa voz de aquel jovencito, cada expresión que hacía era delicada como él, pero decidido y descarado.

Dejó salir un gruñido olvidando por completo en donde se encontraba, apretó sus dientes y su mandíbula se tensó, juraba que algunas de sus venas incluso se habían marcado en el grueso y cálido cuello.

Los hombres dejaron de hablar, miraban atentos a su sultán y uno de ellos aclaró su garganta.

-S... Su alteza.

Entonces toda fantasía se fue y de nuevo los sonidos regresaron, Jungkook abrió sus ojos y retiró lentamente la tela que sostenía, bajó su mano y cubrió lo mejor que pudo la erección que se marcaba entre las costosas prendas.

-Continúen.

Uno de los ancianos arqueo una ceja y rasco su larga barba.

-¿Su alteza se encuentra bien?

-Lo estoy, no se deben preocupar, han sido noches un tanto largas.

Los hombres compartieron miradas y comentarios pícaros, todos pensaban que el sultán tenía noches acaloradas con su esposo, cuando la realidad es que Jungkook imaginaba toda la noche como tomaría a Hoseok como suyo mientras olía aquel velo.

-Esas son buenas noticias, su alteza, quiere decir que en cualquier momento tendremos a un pequeño niño jugando libremente por el palacio.

Todos se alegraban y el sultán frunció el ceño, acto el cual nadie dejó pasar poniéndose serios.

-No he mencionado nada de un posible embarazo de mi esposo.

-P... Pero su alteza, usted...

-Las noches no se hicieron solo para dormir o tener sexo, la razón de mi falta de sueño es por otro asunto.

Junghope_HATHOR 🕌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora