Capítulo 4

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"Sub Zero tu filosofía es equivocada, eres un bastardo débil"

Todavía recordó la época en la que consideraba a Sub zero un ser superior. Al principio la joven Frost reconoció que había quedado maravillada, deslumbrada, asombrada por Kuai Liang, viendo en él un líder digno de merecer su total lealtad, pero en pocos años siendo su aprendiz favorita y su sucesora había dejado de considear a Sub Zero un buen maestro y su lealtad ya no era tan firme, por el contrario tambaleaba peligrosamente.

La confianza y admiración que ella sentía hacia  Kuai Liang comenzó a resquebrajarse con cada decisión errónea que el tomaba a ojos de ella. Que el Lin Kuei estuviese al servicio de la Tierra, por ende, de Raiden y las SF, hirió de gravedad su relación, la paz con el Shirai Ryu la destruyó por completo.

Por supuesto que se enfrentó a Sub Zero y disputó su autoridad como líder, según ella el clan Lin Kuei no era ni una sombra de lo que alguna vez fue, cuando en aquellos años lejanos gozaba de ser considerado uno de los clanes más mortíferos de la Tierra y no se dedicaba a brindarles té al enemigo. Sub zero la derrotó, le perdonó la vida para humillarla más y la echó de su clan, algo de lo que él en secreto se arrepintió a los pocos días pero su lógica fue más fuerte que el lado emocional que le gritaba que tuviese compasión de su joven aprendiz, a la que él después de aquello consideraba una enemiga indigna de ser Lin Kuei.

Ahora que él había muerto y su clan había quedado reducido a poco más que cenizas, Frost tenía la esperanza de reconstruir el Lin Kuei desde cero, el antiguo y auténtico Lin Kuei, un clan que no sirviese a nadie sino por el contrario fuera poderoso y letal. Esa oportunidad parecía materializarse al unirse a Erron Black, ya que sus clientes pagaban muy bien los encargos.
No dejaría jamás que el Lin Kuei muriese, lucharía por el hasta el último aliento, hasta que su vida terminara.

-Vamos, habla de una vez o nos iremos - contestó Erron Black, harto de tanto misterio por parte del Clérigo. La voz del vaquero, más grave y profunda que de costumbre debido a su inquietud sacaron a Frost de sus pensamientos. La joven se dispuso a atender con total dedicación.

-Debéis encontrar el portal - dijo al fin Havik - Como sabéis Shang tsung es el amo y señor absoluto de los reinos, es sólo cuestión de tiempo que conquiste Chaosrealm.

-Si ¿Y qué? - preguntó Kabal - ¿A dónde lleva ese portal?

El Clérigo del Caos se giró y contempló de nuevo el altar con la estatua de aquel escalofriante dios, quién su mirada severa de piedra se cruzaba con los ojos negros de Havik. El hombre sonrió.

-Os explicaré todo lo que necesitáis saber

Hace unos meses, en la fortaleza de Kronika. Liu Kang, dios del fuego y el trueno es derrotado por Shang tsung

"Acábalo" una simple palabra pronunciada por la mujer que había entrado por la puerta destruida y que ahora se encontraba delante suyo motivó a quitarle la vida al elegido de Raiden.

Liu Kang chilló desesperado a la par que Shang tsung procedía a robar su alma, poco a poco, prolongando por iniciativa propia la agonía del shaolin. En los fríos labios del hechicero se dibujó una sonrisa cuando vi como los ojos del elegido perdían su tono azul y se sustituía por unas cuencas vacías. La boca de Liu Kang se contorsionaba en un grito silencioso. Intentó moverse desesperado pero era inútil. Cuando parecía que estaba a punto de morir, Shang tsung se detuvo brevemente para después consumir su alma de forma total, produciendo un espeluznante crujido pastoso en el cuerpo de Liu Kang. El cadáver del Shaolin se precipitó sobre el suelo de la fortaleza como una cascara vacía, produciendo un sonido hueco que resonó por la sala.
El hechicero, satisfecho con su trabajo se giró del todo hacia la mujer quedando en frente suyo.
La fortaleza quedó sumida en un silencio tenso por unos instantes pero no se comparaba al que había entre ellos.

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