Capítulo 5

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Antes de comenzar quiero aclarar unas cosas: El universo de Shang tsung y el de Cetrion pese a estar conectados por un único portal funcionan de forma independiente. Mientras que el de Shang tsung se ubica en un tiempo después transcurrido los acontecimientos del Aftermath, el universo de Cetrion se ubica en un tiempo entre los cómics de mkx y los acontecimientos del juego de mkx, por lo que en dicho universo no existen los acontecimientos ocurridos en mkx y mk11.

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Universo de Cetrion

Palacio del Kahn, Outworld

Reiko se aprovechó de sus emociones. La conocía mejor que nadie, sabía con precisión lo que quería, cuanto había sufrido por ello y como manipularla a su antojo aprovechando su dolor. Cada vez que ella dudaba de él, ese desgraciado usaba palabras dulces y promesas que no tenía intención alguna de cumplir para recuperar su confianza, no sólo se había convertido en su aliado y amante sino también en un hombre del que Mileena se enamoró perdidamente, llegando incluso a pensar que podría gobenar junto a ella.
Pero todo aquello era una mentira, Reiko jamás la amó, sólo se limitó a jugar con ella, y cuando Mileena fue consciente de su vil traición no pudo evitar sentir una punzada del más desesperante y crudo dolor, sintiéndose estúpida por su credulidad y por haber confiado tan ciegamente en alguien como él. Sus caricias y besos, que tanto anheló de él ahora al recordarlas le producían un asco y odio profundo.

Tenía como pequeño consuelo que aquel hombre había sido engañado a su vez por Havik y que había perecido hasta su muerte, pero eso no saciaba la creciente ira que se unía con un encaje perfecto a su deseo de tomar lo que legítimamente era suyo, el trono de Outwordl.

Mileena golpeó con furia los barrotes de aquella fría celda, resguardada en las entrañas del palacio que una vez perteneció a su padre, Shao Kahn. Se encontraba pensativa en su angustia, dando vueltas en la diminuta celda y descargando su rabia contra los duros hierros que la mantenían encerrada, preguntándose que sería de ella ahora que estaba a merced de Kotal.

"Ese usurpador no tardará en darme muerte"

Se había aliado temporalmente con él durante su batalla contra Reiko y Skarlet en la isla de Shang tsung, donde casi pierde la vida al ser ofrecida en sacrificio junto con miembros de las fuerzas especiales, junto a su antiguo aliado Ermac y junto a el usurpador, por ese clérigo loco llamado Havik, el cuál no tardó en mostar a un ingenuo Reiko su verdadera naturaleza macabra y traicionera.
Después de aquello, Kotal y ella habían mantenido una tregua de paz inestable por unos escasos meses a la que Mileena decidió poner fin atacando junto a un grupo de Tarkátanos al ahora nuevo emperador aprovechando que se encontraba fuera del palacio... Pero todo salió mal.
Su ejército era mucho más pequeño que la guardia real de Kotal Kahn y ella fue apresada en poco tiempo mientras trataba de huir de nuevo hacia la selva de Kuatan. Y ahora se encontraba encerrada en una celda, vigilada día y noche esperando lenta pero inevitablemente la hora de su muerte.

Templo de Delia, Artika, Earthrealm

Kuai Liang suspiró, los recuerdos se acumulaban en su mente de forma dolorosa.
Colocó sus manos en la cabeza robótica cercenada de Sektor, sintiéndo el tacto frío del metal en sus dedos y la apagó de nuevo, evitando que las lágrimas volviesen a recorrer su rostro como la noche anterior. Se había odiado con toda su alma por aquel acto de debilidad, agradeciendo que estuviese sólo en aquel templo en Artika y no hubiese nadie para verle así.
Había destruido al clan Tekunin y como trofeo tomó la cabeza cibernizada de Sektor, mediante la cuál a través de hologramas se podía ver algunos de sus recuerdos. Kuai Liang pasó muchas horas estudiando aquella memoria, sentado en el oscuro y vacío templo, como el único sobreviviente de la iniciativa cyber del antiguo Gran maestro que había llevado a la destrucción del Lin Kuei.
Analizando aquello tuvo la dulce fortuna de ver recuerdos sobre su propio hermano, escuchar la voz y ver de nuevo el rostro de Bi-Han hicieron que por primera vez en mucho tiempo un sentimiento cálido, aunque envuelto de dolor, le inundase, sentimiento que culminó cuando aquella proyección se terminaba y él, desesperado por sentir de nuevo aquello, rebobinaba la memoria cyber una y otra vez.

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