Tsukishima estaba agobiado. El calor intenso del verano le sacaba la energía y lo aprisionaba en un sofá con un pequeño ventilador a pila. Los molestos mosquitos giraban alrededor de su cabeza como si estuvieran copiando la órbita de la luna. Como odiaba esa estación.
Los próximos días de vacaciones los pasaría en casa, muerto de calor y sin nada que hacer. Solo le quedaba quejarse del clima con sus padres y pasar el tiempo con estupideces. Aburrido y de un pésimo humor, se levantó del sillón para buscar su celular. Lo abrió y no encontró nada muy interesante además de los habituales 500 mensajes del grupo que tenía con Kuroo, Bokuto y Akaashi. Probablemente ese gato raro y ese búho bipolar habían hecho otra guerra de stickers. Estuvo revisando sus otras apps por algunos minutos hasta que recibió otro mensaje mucho más interesante.
"Yams: Ábreme, estoy en tu puerta de entrada."
Tsukishima no pudo evitar sonreír internamente. Rápidamente se levantó de su asiento y abrió la puerta con su típica cara seria.
— ¿Que haces aquí? - preguntó una vez que pudo ver a su mejor amigo cargando una cesta de picnic.
— También me alegra verte. - respondió el joven, con una sonrisa.
Kei rodó sus ojos sarcásticamente.
— ¿Y eso? - preguntó al notar la cesta que cargaba Yamaguchi.
— Oh... solo supuse que estarías aburrido, entonces preparé todo para un picnic.
Tsukishima se permitió bajar la máscara y sonreír. No lo hacía muy seguido, pero sospechosamente las veces que sonreía siempre era por algo que hacía su mejor amigo.
— ¿Que esperas? Ve a ponerte zapatos y nos vamos a hacer un picnic, ¿ok? - continuó Yamaguchi con una dulce sonrisa y un leve sonrojo.
— Ya voy, ya voy.
Kei se apuró y en pocos segundos ya estaban caminando hacia el parque. El clima del verano lo agobiaba, pero si había algo que le gustaba de la estación era la estética. Ver los arboles verdes mezclándose con el cielo azul, los niños jugando con agua, los pajaritos volando de un lado a otro, la falta de autos en las calles, ese característico olor... Si mezclaras todo eso con un picnic con la persona que más aprecias era simplemente un escenario perfecto. Es una pena que el insoportable calor cegara todos esos otros puntos positivos.
Ambos jóvenes caminaban en silencio. Un silencio cómodo y agradable. Tuvieron la suerte de contar con una brisa fría para balancear la temperatura y llegar a su destino en buenas condiciones. Tadashi abrió su cesta, sacando la comida con cuidado. Los ojos de Tsukki se fijaron en un alimento en especifico.— Yams, ¿eso es...?
— ¿Pastel de vainilla con fresa y crema? Sipidipi. Sabía que era tu favorita entonces la preparé yo mismo.
Tsukishima se quedó callado, pensando en como responder a ese gesto tan dulce.
— ...gracias. - dijo después de pensarlo bastante. Era una palabra que no decía muy a menudo, pero, otra vez, regularmente se encontraba diciéndosela a Yamaguchi.
— No hay de que Tsukki. Ahora come que la crema se pone fea por el calor.
Así hizo, se llevó una enorme cucharada de pastel a la boca, más emocionado de lo que le gustaría admitir.
— ¿Está buena? - preguntó el menor intrigado.
Tsukishima se limitó a asentir, pero sus ojos hablaban por él. No era solo el pastel que estaba delicioso, eran los gestos de cariño que Yamaguchi no se cansaba de dar. Realmente amaba a ese chico con todo su corazón.
— No te llenes mucho que traje galletas de dinosaurio.
Tsukki casi se ahoga con el pastel, aguantando la risa.
— Muy gracioso Tadashi, muy gracioso. - dijo una vez se recompuso.
Ambos rieron en unísono, ahora parecía que el calor era imperceptible.
— ¡Es enserio Tsukki! Las preparé con mucho amor, así que mas te vale comerlas. Además, compré ese molde de dino solo porque me recordaba a ti. - contestó Yamaguchi, bajando un poco el tono de voz al pronunciar la segunda frase.
— Está bien. Dámelas.
Tadashi le pasó las galletas hermosamente decoradas, contando con una silueta de dinosaurio. Una sonrisa boba se le fue dibujando en la cara a Kei, quien la escondió rápidamente tomando una galletita y metiéndosela a la boca.
Así pasaron algunas horas más, hablando de todo y de nada como ya era habitual. La noche no tardó en llegar y el cielo estrellado los cubría por completo. Tadashi acomodó su cabeza en las piernas de Tsukishima. Esta cercanía se hacía cada vez más frecuente, mucho más necesaria. Ambos se miraron a los ojos con cariño, disfrutando del cielo estrellado. En ese momento Kei decidió que el verano ya no era tan terrible, por lo menos no era así cuando Yamaguchi estaba a su lado.
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Haikyuu One Shots
Fiksi PenggemarAlgunos cortos relatos de mis niños favoritos y algún que otro headcanon. ¡Atención! En el capítulo avisará de que ship se trata.