6. Atrapados

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Estaba agotada tras esa larga tarde. La verdad no es que me lo hubiera pasado mal, pero podría haber sido todo mucho mejor si ese subnormal no se me hubiera cruzado por la cabeza. No sería todo tan complicado.

Mi cabeza me decía que siguiera con Rodrigo, pero mi corazón me pedía que lo dejara y me fuera con Tomás. Pero todo no era tan fácil como parecía. Estaba muy rayada y no podía dormir. Decidí poner la mente en blanco y pensar en otra cosa, pero fue inútil. No me condeguí dormir hasta las cuatro de la mañana aproximadamente. ¡Por fin!

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Mire por la ventana, ya era de día. No sabía que hora era, bajé las escaleras. Estaban todos despiertos y en cuanto me vieron se empezaron a reir. Estaban los platos puestos, ya era la hora de comer. Suponía que era por las horas que eran, pero al ver a mi madre como una energúmena tapándome con su cuerpo empecé a sospechar.

Me miré de arriba a abajo. ¡MIERDA! Había bajado sin ropa estaba con únicamente en una camiseta de tirantes y en braguitas. Recuerdo que ayer por la noche me quité los shorts del pijama ya que tenía mucho calor.

¡Qué vergüenza!

Subí las escaleras tan rápido como pude y me puse mis pantalones del pijama y bajé. Estaban a punto de empezar a comer. Pero yo me sentía como si acabase de comer.

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Terminamos de comer y nos fuimos a dar una vuelta con todos.

Fue un poco violento volver a ver a Tomás y a Lidia pero intenté irognarles.

Decidimos ir a la piscina, pasamos a por las toallas y los bañadores, y entramos al recinto. Nos cambiamos y nos dirijimos a la piscina. Todos se tiraron nada más llegar excepto Tomás que no le apetecía meterse en el agua ,y yo, que al ser tan friolera me cuesta meterme rápido en el agua.

Como ninguno de los dos estabamos mojados nos pidieron coger bebidas y algún aperitivo. (¡¡YO A SOLAS CON ÉL NO!!).

No nos dirijimos la palabra, cogimos el ascensor y bajamos a la cafetería. Cogimos un par de Coca-Colas y de Fantas y unas patatas fritas.

Nos metimos en el ascensor de vuelta con la mala suerte de que se nos paró el ascensor. No podía ser peor.

- ¡Mierda!- dije.

- Tanto odio me tienes como para no querer quedarte aquí conmigo- dijo algo enojado.

- No es eso- dije rodando los ojos.

- Entonces por qué ni siquiera me miras cuando me hablas.- me dijo.

No contesté. Me quedé mirando al suelo y cuando me quise dar cuenta tenía una fanta helada cayendo desde mi cabeza hacia todo mi cuerpo. No puede ser.

- ¿Qué coño haces gilipollas?- dije muy enfadada.

- ¡Por fin me hablas!- me dijo sonriendo de lado.

- Imbécil- dije.

Niñata- me respondió.

- Infantil- seguí con el juego de palabras.

Se puso a unos centímetros de mi cara y pronunció una última palabra.

- Inmadura

Me puse muy nerviosa e intenté separarme pero no podía ya que detrás mía no había más que una pared.

De repente se empezó a mover el ascensor y nos separamos.

Volvimos a la piscina como si nada hubiera pasado y se empezó a besar con su novia. No podía comprender como después de lo del ascensor  podía hacer eso.

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Después de ese día en la piscina estaba aún más rayada que antes. Estaba echa un lío. No sabía lo que quería.

Decidí acostarme temprano e intenté olvidarme de todo.

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Foto de Sara 

Amor de veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora