La Doncella Misteriosa - Magie & Love #1

Capítulo 2

"La cabaña en el bosque"

7 de Enero año M221

Narra ...

El sol ha salido, se respira tranquilidad a mis alrededores después de una noche llena de emociones, ya estoy despierta, pero sinceramente no me quiero levantar de mi cama, quiero seguir durmiendo, aunque mis pensamientos no me dejan en paz.

"–¿Ya despertaste?" – escucho la voz de mí hermana en mi cabeza

Yo decido ignorarla fingiendo que sigo dormida, después de tanto alboroto anoche, lo único que deseo es descansar todo el día.

Como ella está en la habitación de al lado, logro escuchar cuando se levanta y camina hacia la puerta de su habitación para luego entrar a la mía. Sigo con los ojos cerrados, abre la puerta despacio, siento sus pasos acercándose lentamente a mi cama para luego tirarse encima de mí dejándome sin aire en los pulmones.

– ¡Despierta! –

– No puedo respirar...– hablo con dificultad – Quítate – la intento mover, pero no lo hace

– No me muevo hasta que me cuentes donde estabas anoche

– Ya te dije...fui al pueblo – respondo con el poco aire que me queda

Ella se quita de encima mío y se sienta en la cama para verme, yo abro los ojos para encontrarme con sus ojos cafés claros que me ven enojados.

Mi hermana pequeña Catina Ashford Thole, a sus 19 años sigue manteniendo la misma inocencia y ternura con la que nació que cautiva a cualquier persona. Ella es de tez blanca y cabello negro igual que yo, solo que la cabellera de ella es ondulada como la de nuestra madre de la cual también heredó su baja estatura.

– Aja...y yo ya se transformarme en mi animal espiritual – el sarcasmo se nota en su voz

– Que emoción, ¿Qué eres?

Me golpea el brazo con fuerza y me quejo devolviéndoselo de la misma manera.

– No le sé

– Pareces niña pequeña haciendo berrinche

Me saca la lengua y hago lo mismo antes de volver a cerrar los ojos intentando relajarme.

– ¿Dónde estabas?

– Ya te dije fui al bosque...

– ¡Aja! ¿No que fuiste al pueblo? – abro los ojos dándome cuenta de mi error.

– Fuiste allá ¿Verdad?

– ¡Chicas es hora de comer!

Sonrío aliviada de escuchar a mi nana quien me salva de la situación.

–Te salvaste...– Se levanta de la cama para irse y se detiene – Por cierto, ayer pregunto por ti y le dije que estabas en el pueblo, no te confundas porque ya sabes que no le gusta que mintamos

Asiento comprendiendo, ella hace una sonrisa de lado mientras camina hacia la salida pero se detiene enfrente de un mueble. Veo que toma la daga de mi padre y la saca de su vaina verde con detalles plateados para revisarla.

– Me alegra saber que no la usaste

– Ya no fue necesario – admito

– Luego me debes contar todo

Asiento aceptando mientras guarda la daga en su vaina y sale de mi habitación llevándosela.

Me levanto de mi cama y me dirijo a mi armario donde escojo mi ropa para el entrenamiento de hoy. Me coloco una blusa blanca un poco suelta y un pantalón un tanto ajustado pero que me permite moverme, los uso para estas ocasiones ya que es más cómodo y fácil de manejar para finalizar con un par de botas viejas.