INTRODUCCIÓN.

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El día que nació el heredero del reino, ya tenía su futuro planificado. Toda su vida estaba organizada incluso antes de que el siquiera hubiera nacido. Sabrían su nombre, donde estudiaría, cual sería su papel en el palacio hasta que se convirtiese en un rey, quienes serían sus amigos, incluso, quien sería su futura esposa. Todo ello estaba planeado.

Dos días después de que los reyes anunciasen la llegada de un primogénito, se hizo un sorteo. Una lotería en la que aparecían todos los nombres de todas las mujeres casadas del reino. Era casi improbable que saliese tu nombre. Muchas de las mujeres del reino estaban deseando que sus nombres apareciesen en ese papel, muchas de ellas no lo deseaban tanto. Que saliera tu nombre en ese papel no solo significaba únicamente formar parte de la familia real y tener riqueza después de la boda, también significaba que desde el día en el que transcurriese la boda, no podrían ver a su hija mas que una vez cada dos semanas y con suerte una a la semana. Significaba perder a tu hija para siempre.

En el momento en el que se desveló el nombre de la mujer merecedora del premio, aunque para ella no lo fuera, todas las cabezas del reino se giraron hacia ella y su esposo recelosas, ella sin embargo no quería que su futura hija, llegase en el momento que llegase, no quería que ella tuviese un futuro impuesto. Ellos querían que ella pudiese decidirlo. Pero el destino se lo había impuesto.

Desde ese día todo el mundo sabía quien iba a ser la futura reina del reino, bueno, sabrían quienes serían sus padres, porque ella todavía no había sido ni concebida.

El consejero real apareció al día siguiente en la casa de la pareja, ellos les recibieron, aunque no estaban muy felices de verle.

El consejero les explico todo lo que necesitaban saber acerca de los acontecimientos ocurridos el día anterior. Les hizo firmar unos papeles, obligados porque ellos no querían, donde estaba redactado el contrato de boda. Desde aquel día la familia tendría que intentar concebir a esa hija que han prometido con el príncipe.

En el contrato también se explicaba que la boda se realizará cuando la futura esposa cumpla los veinte años; y después de aquel día, la futura princesa viviría en palacio y formaría parte de la familia real como una más.

Además había una norma impuesta, la futura princesa y el príncipe no podrán verse hasta que los reyes no quisieran que se conociesen. Seguirán siendo desconocidos hasta que la familia real decida que es el momento de que se conozcan.

Lo que aquella pareja y los reyes no sabían era que el primer bebé que tendría la pareja sería un chico. Y después de varios intentos, un tiempo después, la pareja por fin conseguiría tener a aquella niña.

Una niña a la que según las normas no podrían decirle nada de todo su futuro.

Una niña a la que tendrán que criar en la ignorancia sin saber nada de su futuro, a pesar de que el resto del reino supiera lo que iba a ocurrir.

Una niña, que sin saberlo, se iba a convertir en alguien muy importante para todo su reino.

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