Capítulo 10

6.5K 671 104
                                    

La rapidez con la que el viernes llegó tenía nervioso al ojiverde, quien se encontraba moviendo sus dedos de una forma ruidosa sobre los documentos que se encontraban frente a él. Si bien se encontraba a solo unos minutos de abandonar la sala de juntas, se había aburrido de escuchar las mismas palabras repetidas veces por parte del jefe del departamento de contabilidad.

—Llevo más de dos horas sentado sobre esta silla y lo único que escuchó salir de su boca es lo mismo una y otra vez, ¿por qué hacer tan prolongada esta reunión? —la voz de Harry demostraba que se encontraba fastidiado—. ¿Está intentando ganar tiempo? Mire, si el informe de los balances del mes aún no está listo, me lo hubiese dicho, en lugar de encerrarnos aquí —el pelinegro soltó un suspiro—. Quiero esos informes pasado mañana sobre mi escritorio después del almuerzo.

—Me disculpo, señor Potter —dijo el hombre.

Harry solo asintió levemente antes de comenzar a levantarse y recoger sus cosas, mientras que su secretaria hacía lo mismo. Mirando la hora en el reloj de pared se dio cuenta que faltaba casi hora y media para su encuentro con Draco.

—¿Tengo algo más en mi agenda para el día de hoy? —le preguntó a su secretaria y esta a su vez, le dio un vistazo a la agenda del mismo para luego dar una respuesta negativa—. Bien, deja todo en orden antes de irte a casa.

Tras haber abandonado la oficina, salió por la chimenea de la que seguía siendo su casa, sus planes eran darse un larga ducha, quitarse el molesto uniforme, para luego vestirse con algo más cómodo. Al llegar se encontró con su aún esposa y tras un breve saludo se encaminó hasta el baño. Si bien ellos habían acordado divorciarse, por alguna razón en específico habían llegado al acuerdo de seguir siendo amigos. Y es que antes de que ambos se convirtieran en novios eran muy buenos amigos, y era por ello que habían decidido no perder esa relación de amistad.

Con los minutos pasando con rapidez, Harry se duchó y vistió, para luego hacer la típica maleta de todos los viernes por la noche.

—¿Vas a verlo? —preguntó Ginny, sin mirarlo a los ojos.

Harry guardó silencio por unos minutos.

—Sí, necesito ser sincero con él —respondió—. No sé cómo lo vaya a tomar, pero estoy listo para las consecuencias.

La pelirroja soltó un pequeño suspiro antes de caminar hasta la extensa cama donde se sentó, le dolía saber que el hombre que ella amaba se encontraba en un dilema amoroso por otro hombre. Y le dolía más saber que había sido ella la causante de que su ex-pareja estuviera en ese dilema, porque hace solo dos días tuvo el valor de preguntar cómo había llegado hasta hombre que su esposo deseaba, y para su sorpresa resultó ser el urólogo que ella misma había buscado para él.

Y es que Ginny jamás se imaginó que alguien como Malfoy pudiese arrebatarle a su marido y menos que Harry hubiese aceptado tal relación con otro hombre, es especial con aquel hombre; pero la vida daba giros tan extraños.


(...)


El tempus que había conjurado marcaban las seis y media cuando Harry se aparcó a las afueras del hotel donde Draco se encontraba, no dudó en enviarle un breve mensaje anteriormente, avisándole que se encontraba frente al lugar, si bien podían hablar en la habitación donde obviamente tendrían más privacidad, Harry se negaba a entrar al lugar pues si esta sería la última vez que vería a su amante, prefería hacerlo en un lugar donde ellos no tuvieran tantos recuerdos juntos; unos pocos segundos después, lo vio salir del edificio vestido con unos pantalones de color negro y una camisa completamente blanca.

La vestimenta lo hacía verse más relajado y juvenil de lo que usualmente se miraba con su uniforme de traje para ir al hospital. Con una sonrisa nerviosa lo dejó pasar.

—Días sin vernos —fue lo que dijo Draco al entrar—. ¿Cómo has estado?

—¿Puedo mentir? —preguntó Harry aún sonriendo una vez puso el auto en marcha.

Draco guardó silencio un segundo.

—No, no puedes mentirme, ¿algo anda mal? ¿...Weasley? —su tono era de preocupación.

—Algo así —suspiró—. Ya te contaré cuando lleguemos al bar, ¿tu semana como estuvo?

Esa pregunta fue la clave para ambos se embargaran en una amena conversación, hasta que llegaron a un pequeño bar Muggle a solo unos cuantos kilómetros del hotel que parecía tener una temática más tranquila a los demás bares, este se encontraba tranquilo a pesar de ser viernes.

El nombre del bar se encontraba levemente iluminado por unas luces neón y la silenciosa música se escuchaba desde el pequeño parqueo; una vez bajaron del auto se adentraron al local y la bonita iluminación del lugar los recibió.

—No sabía que este lugar existía —murmuró el más alto asombrado—. Es fascinante.

—Lo descubrí hace unos días gracias a una reunión de negocios —dijo.

El despejado bar contaba con una bonita decoración rústica, y con una iluminación perfecta, incluso los demás clientes eran personas adultas, lo que explicaba por qué se encontraba casi vacío, el estilo del bar no era lo que buscan los jóvenes de ahora. Siendo atendidos por un amable mesero fueron llevados hasta una bonita mesa apartada del resto; la música era suave, permitiendo que se disfrutase de la bebida y la compañía, o incluso de la soledad.

Harry pidió un Whisky doble mientras que Draco pidió una cerveza. Una vez la bebidas llegaron les dieron un sorbo

—Hay algo de lo que debo hablarte —comenzó el ojiverde. No había sido capaz de hablar antes de aquel trago de alcohol.

—¿Qué sucede? Espera, en el auto pregunté si ha sucedido algo con tu esposa, y has dicho que sí... —dijo Draco con el entrecejo fruncido, mirando a los ojos a Harry—. ¿Qué sucede con ella? ¿Está embarazada?

Harry negó levemente.

—Ginny no está embarazada —respondió—. De hecho lo que sucede es que ella... estuvo sospechando que la engañaba, así que me ha seguido el fin de semana pasado y nos ha visto... besándonos cuando hemos regresado de la fiesta de tu amigo.

El rostro de Draco cambió por completo, su expresión era indescriptible, y el de lentes se vió en la obligación de darle otro trago a su bebida.

—Y me ha pedido el divorcio, no pude negarle nada, porque no soy un cobarde que huye de sus problemas —agregó.

—¿Vas a... vas a darle el divorcio? —preguntó Draco con un tono de voz que Harry no logró descifrar.

El más bajo asintió y por alguna razón, Draco se sintió aliviado con la respuesta.

—Sí, es lo menos que puedo hacer por ella —se encogió de hombros—. Lo que voy a decir puede cambiar las cosas entre nosotros y es algo para lo que estoy listo, sea cual sea tu reacción —tomó aire antes de hablar—. Mientras discutíamos, si es que podemos llamarlo así, ella ha preguntado si te quiero...

—¿Lo haces? —interrumpió el ojiplata—. ¿Me quieres, Harry?—le interrogó.

Harry guardó silencio unos segundos y se dijo a sí mismo que no importaba qué pasara después de ello, debía ser sincero y dejar de ser un cobarde en aceptar sus propios sentimientos.

—Lo hago... Te quiero, de verdad —respondió con una sonrisa—. Y no me importa si tú no sientes lo mismo por mí, solo quería que lo supier-

Las palabras de Harry fueron calladas por los finos labios del rubio. Harry tardó unos segundos en reaccionar y corresponder el beso.

—También te quiero, Harry —le dijo con una pequeña sonrisa mientras se volvía a sentar.



The UrologistDonde viven las historias. Descúbrelo ahora