•C A P I T U L O 3•

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¿Sabes lo que es intentar algo una y otra vez, de la misma o de diferente forma y nunca lograr nada?

Bueno, pues me sentía así.

Me sentía frustrada, exhausta y muy confundida, nunca me había visto a mí misma como la persona más carismática y agradable del mundo pero sabía que tenía lo mío.

Sabía que existían personas a las que les parecía agradable, interesante e inteligente, sabía que podía ser divertida si me lo proponía, yo sé quién soy.

O al menos eso se suponía, hasta hace unos días sentía que podía comerme al mundo, y ahora, después de toda una agotadora semana de clases y un fin de semana pegada a las sábanas no me sentía de la misma forma.

Había pasado gran parte de la madrugada Intentado descifrar cuál era la razón del extraño comportamiento que tenía Rosalie Hale conmigo, ella actuaba como si tuviera la peste negra.

Solo quería ser su amiga y ella en cambio me recibía como si fuera una araña gigante mutante radiactiva.

Me había esforzado en qué nos lleváramos bien, lo había intentado en cada clase de trigonometría, era amable e intentaba sonreír lo más que podía, pero a ella ni siquiera le interesaba.

¿Por qué? ¿Por qué quería ser amiga de alguien tan despectiva, gélida y antipática?

Tal vez podría atribuir mis indudables ganas de caerle bien a la mayor parte del mundo a los traumas ocultos y desconocidos en mi mente o solo atribuirlo al hecho de que tenía un extraño gusto por las personas incomprendidas.

Y eso era justamente lo que Rosalie Hale era.

Lo podía notar, cada que caminaba por algún pasillo la gente a su alrededor la miraba y los murmullos se hacían presentes.

Cómo alguien que fue incomprendida por mucho tiempo podía identificar a los míos fácilmente, por eso en primera estancia quería juntarme con ella, pero después vinieron más motivos.

A las personas que más odiaba en este mundo y a las que irónicamente pertenecía era a los mentirosos, aprendí a mentir mucho antes de aprender a caminar y desde ese momento no e parado de hacerlo cada vez que lo veo necesario, es más cómo un tercer brazo.

A diferencia de mí Rosalie era alguien que no tenía esa definición en su diccionario, era una chica drásticamente honesta, que no se molestaba en intentar ser amable cuando no le interesaba, en ocasiones hasta podía ser hiriente al hablar, y eso era lo que más me gustaba de ella.

No contaba con pelos en la lengua.

Me gustaba que no mintiera respecto a lo que sintiera por los demás, me gustaba lo rápida que era al resolver cualquier ejercicio que el maestro pusiera en la pizarra y por sobre todo me gustaba la confianza con la que caminaba, como sí nunca hubiera conocido lo que se siente la inseguridad.

Ella solo se limitaba a ignorarme o sí tenía suerte me mandaba miradas gélidas, mi frustración llegó a tales puntos que realmente pensé que tal vez yo era la del problema.

Pase gran parte de la noche observando mi reflejo en el espejo, viendo que era lo que tanto le asqueaba de mí.

¿Por qué quería mantenerse alejada?

¿Que había de malo en mí?

¿Era desagradable?

Que frágil podía llegar a ser el autoestima, tan solo necesitaba un mal día para que mi trabajo de semanas se fuera por el caño.

Desearía no sentirme así.

Ni siquiera me había dado cuenta cuándo me quedé dormida, pero eso importo poco cuando unos horribles gritos de tortura se escucharon a un lado de mi habitación, en la cocina.

Verum Amet •Alice × OC × Jasper•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora