Capítulo 2: cómplice de unos asesinos.

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Me quedé estupefacta cuando escuché su voz a mi oído, estaba petrificada, ellos habían dejado claro que no querían que ningún sirviente estuviese ahí y voy yo e intento ayudar a la chica, encima de que la matan a mi me pillan, estaba perdida, me harían lo mismo por ser una cotilla.

-Vaya, mira quién tenemos aquí, una pequeña rata fisgona- dijo Daniel.

-Vamos Daniel, no seas tan cruel, no la compares con una rata, la verdad es que es bastante bonita- dijo Caleb.

-Yo solo veo aquí a una criada que se saltó órdenes directas de sus amos- dijo Abell apretándome un poco más la cintura.

Me di cuenta de eso así que intenté quitar su brazo de mi cintura pero lo único que conseguí fue estar de frente a él, no tenía mucha fuerza para zafarme, me agarraba demasiado fuerte, sentí como me pegaba tanto a él que hasta me costaba respirar, intenté empujarlo otra vez pero cada vez que hacía esto sentía como me pegaba más a y me agarraba todavía más fuerte de la cintura.

-Señor Abell... suélteme por favor...- dije con algo de dificultad.

-¿Por qué debería soltarte? Dije que necesitas un castigo por no acatar a las ordenes de tus amos, así que vendrás conmigo- dijo mirándome directamente a los ojos.

-¿Vas a ser el primero en divertirte con ella?- dijo Daniel cruzándose los brazos.

-Alguien le tiene que dar un castigo, parte que antes me interrumpiste cuando le estaba dando un castigo por des respetarme en la hora del desayuno- dijo Abell.

-De acuerdo, pues te dejo terminar de hacer lo que querías hacer antes- dijo Daniel yéndose.

-Adiós preciosa- dijo Caleb hacia mi también yéndose.

-Y ahora vendrás conmigo pequeña- dijo Abell cogiéndome de la muñeca y empezando a subir las escaleras.

Una vez llegamos arriba de la escalera empecé a intentar quitar su mano de mi muñeca, lo logré fácilmente pues no se esperaba que hubiese hecho eso. Salí corriendo y entré en la puerta que daba a la biblioteca, pensé que sería el mejor sitio para esconderme por un tiempo, aunque sabía que en algún momento tendría que enfrentármelo. En seguida escuché como la puerta de la misma se abría pero de primeras no escuché a la voz de Abell sino que escuché como si hubiesen moscas en el sitio hasta que de repente escuché su voz.

-Vaya, vaya, vamos pequeña, no te escondas- dijo con una voz algo tétrica y cantarina- ¿Te doy un consejo? lo mejor es que salgas lo más rápido posible y terminaré rápido contigo, pues no vas a poder esconderte por mucho tiempo ni podrás huir de mi.

Sentí como cada vez se acercaba más a donde yo estaba escondida así que decidí empezar a moverme más al fondo del pasillo en que estaba. Una vez llegué al final de la estantería me quedé ahí un rato y decidí ir al pasillo que estaba al lado.

-Te encontré- escuché la voz de Abell detrás mía.

Corrí por el pasillo que estaba antes pero cuando llegué al final de este sentí como Abell me empotraba contra la mesa de un escritorio que había en la biblioteca, sentí como se pegaba a mi tanto hasta que logró que no me pudiese mover, de repente sentí como me cogía de las caderas y me tiraba hacia él y con la otra mano me tumbaba en la mesa. Una vez estaba tumbada intenté levantarme pero no pude pues el se había tumbado encima de mi.

-Te ves muy sumisa ahora mismo ¿lo sabías?- dijo él mientras pegaba más sus caderas a mi zona íntima.

Jadeé un poco y parece ser que él se dio cuenta pues pareció divertirle eso y lo hizo más veces.

-Vaya, parece ser que esta situación te excita más de lo que te asusta- dijo.

Siguió haciendo los mismos movimientos y sacándome más jadeos hasta que de repente sentí algo duro, jadeé más fuerte y sentí como él se tumbaba todavía más encima mía y acercaba su boca a mi cuello, aproveché esta oportunidad para darle un codazo en la nariz, no pensaba dejar que se aprovechase de mi. Se quejó y se apartó de mi, aproveché eso para salir corriendo, una vez salí de la biblioteca bajé las escaleras hasta que me choqué con algo, algo muy grande.

My LordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora