XII

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La foto realmente quedó bonita

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La foto realmente quedó bonita.

Daba risa cómo Irena trataba de sonreír en ella y al darse de cuenta que tanto Kenjiro como Wakatoshi mostraban más seriedad en sus rostros ella los imitó, pero de igual forma no pudo evitar la sonrisa en sus labios.

Y ahora los tres estaban en el festival junto con sus amigos, esta vez sí estaba Goshiki y hablaba sin parar con su antiguo senpai de cómo era increíble jugar en ligas superiores.

Lo más sorprendente de todo era que Irena no estaba de la mano de él o su novio sino que andaba de la mano con la hija de Reon, quien es mayor por tres años que Irena.

La pequeña, que responde al nombre de Ōhira Rita, llevaba de la mano a Irena mostrándole todo el lugar de un lado a otro y hablando tan rápido que a veces confundía a Irena quien todavía estaba aprendiendo el idioma, Shirabu a veces quería intervenir; pero de eso se encargaba Tendou quien seguía a las niñas junto a Reon.

Debía dejar que Irena explore las cosas, no podía traducirle todo.

Sintió cómo alguien le daba un apretón en su hombro y al darse cuenta quién era mostró una leve sonrisa.

—¿Te liberaste de Goshiki?

Su novio inclinó su cabeza un poco.

—Fue a comprar Tokoyami.

—Ya veo.

Los dos giraron su mirada hacia donde estaba Irena, ella y Rita estaban jugando a conseguir un pez dorado.

—¿Saben? Deberían dejarla respirar.

La voz de Semi los sobresaltó a los dos, su amigo estaba comiendo de lo que Goshiki había traído.

—Nosotros... —trató de decir Shirabu.

—Déjalo, les va a dar a algo a uno de los dos dejarla sola durante cinco minutos —esta vez quien comentó fue Taichi.

Shirabu le mostró una mirada iracunda.

—Pareces todo un león dispuesto a despellejar mi piel si digo otra cosa —se rió levemente Semi.

—Yo sí creo que es capaz... —murmuró Goshiki.

Antes de que Shirabu pudiera decir algo, un pequeño grito asustó al grupo y se dirigieron al puesto donde estaban la niñas, era Rita echándole agua a un niño que estaba a su lado, Reon tenía que agarrar a su hija por la cintura para que la pequeña no siguiera en su acto de niñez o le jalara el cuero cabelludo al otro infante.

Irena, por otro lado, estaba detrás de Tendou con el cabello alborotado y en su mano izquierda tenía el broche de oro, lo apretaba con fuerza contra su pecho.

—¿Irena?

La niña alzó la mirada para verlos, hizo una mueca, parecía un poco avergonzada.

Every little thing we doDonde viven las historias. Descúbrelo ahora