e c h e n u n v i s t a z o
donde un joven voleibolista de 24 años se centra en lograr su sueño de la infancia, una chica de 22 años va olvidando todo lo que algún día sus orbes lograron apreciar...
l l e g a r á n a c o m p l e m e...
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- por que tengo que ir contigo — preguntó la joven de cabellos plateados.
- porque quiero que me acompañes, no te puedes pasar el día encerrada en tu departamento — dijo la mujer de unos 29 años que se encontraba al otro lado de la línea telefónica.
- irán los niños — pregunte esperando una respuesta de mi hermana acerca de mis sobrinos.
- claro, quieren conocer a los jugadores — podía escuchar cómo comenzaba a hablar con los pequeños.
- entonces voy — me acabé de recostar en la cama para luego dormir.
- que fácil es convencerte si se trata de mis hijos, — solté una pequeña risita — pero bueno, paso por ti a las 12:30 am, prepárate
- buenas noches, salúdame a los niños — después de la despedida colgué el teléfono y busque la mesita de noche para colocarlo y cargarlo
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A la mañana siguiente me levante y me dirigí a la ducha. Cuando acabe me lavé los dientes y desenrede mi cabello, fui a por algo de ropa para luego intentar hacerme algo de desayuno.
Antes de que pudiese abrir la nevera tocaron a mi puerta. Me dirigí a la puerta y mire por la mirilla.
- abrirás o no? — me disculpe y abrí la puerta dejando entrar a mi hermana junto a sus hijos.
- tia Gami!! — dijo uno de mis sobrinos.
- Hiro! — acerqué mis brazos para que el pequeño se enrollase en ellos.
Cuando sentí sus bracitos rodear mi cadera, imite su acción rodeando el pequeño torso que sentía frente a mi.
- como estas? — me preguntó Hiro separándose de mi.
- muy bien, así que iremos al partido de los Schweiden Adlers
- si! Son los mejores sobre todo Hoshiumi!! Quiero ser como él!! — sabía que estaba sonriendo y podía sentir el brillo en sus ojos.
- es un...? — no pude acabar ya que mi hermana me llamaba desde la cocina.
- Megami, estabas por desayunar? — llegue junto a Hiro y asentí a su pregunta — por que no me dijiste, te hubiese ayudado.
- no hacía falta, no soy tan inútil.
- pero te podrías quemar y me sentiré culpable si eso pasa — sentí una mano en mi hombro y a continuación escuché la nevera ser abierta — no te molesta que coja un par de huevos, no?
