El día de la decisión◾

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Severus se anudó el corbatín y se miró en el espejo

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Severus se anudó el corbatín y se miró en el espejo. Podía tener peor aspecto. Su pelo, al menos, no estaba lacio y sin vida como era habitual. Se lo había lavado tres veces antes de salir de la ducha aquella mañana. Examinó su ropa. Había querido ponerse su querida capa, pero no le parecía apropiado para esta reunión.

En su lugar, se puso su túnica de gala. No eran tan opulentas como las que había llevado en su boda, pero siempre le hacían sentir bien vestido. Eran negras, por supuesto, y estaban hechas de la lana más suave que se podía comprar. Le envolvían en la confianza que le faltaba. A pesar de que Minerva lo animó el día anterior, seguía temiendo que Hermione lo rechazara al final. Pues no había nada para ello.

Decidió no marchar por los pasillos de Hogwarts con su túnica de gala, y en su lugar optó por aparearse hasta el hotel donde habían pasado su primera noche.

Encaja, ese sería el lugar del fin de su relación, pensó con mal humor.

Sacudió la cabeza y volvió a mirarse en el espejo.

"Deja de ser tan melodramático, viejo", se reprendió.

Se dio la vuelta, recogió la rosa roja que le había regalado a Hermione y desapareció, apareciendo en el vestíbulo mágico del hotel. Rita le estaba esperando, sentada en una silla frente al mostrador del vestíbulo. Se levantó al verle.

"Hola, Severus". Sus ojos lo recorrieron. "Tienes buen aspecto", añadió inocentemente.

"¿Ya ha llegado Hermione?" Preguntó Severus nervioso.

Rita sonrió. "No, todavía no. Pero llegará en cualquier momento".

Le rodeó y le condujo a una sala de reuniones apartada del vestíbulo. Había un sofá con dos sillas enfrente. Cal estaba sentado en una de ellas.

"Ah, Severus, pasa", saludó Cal mientras Rita desaparecía para esperar la llegada de Hermione.

Severus asintió con la cabeza al otro hombre y se acomodó en el sofá.

"Entonces, ¿cómo han sido los últimos días?".

"De los nervios".

Cal se rió. "Me lo puedo imaginar. Estás casi al final", dijo.

"Por fin", respondió Severus con una mueca.

Llevaban unos minutos sentados en silencio cuando Hermione hizo su entrada. Tenía un aspecto tan impresionante que Severus casi se queda con la boca abierta. Llevaba un vestido verde oscuro y el pelo recogido con algunos rizos que le enmarcaban la cara a ambos lados. Le sonrió a Severus cuando entró en la habitación. Él no pudo hacer otra cosa que devolverle una sonrisa de dientes.

Cᴀsᴀᴅᴏs ᴀ Pʀɪᴍᴇʀᴀ Vɪsᴛᴀ: Mᴜɴᴅᴏ Mᴀ́ɢɪᴄᴏ(Sᴇᴠᴍɪᴏɴᴇ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora