Encuentro

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Mikey se encontraba en la residencia Sano comiendo dorayaki junto a los otros capitanes de la Tokyo Manji. Aunque la palabra comer no es lo que podría describir a la manera tan imprudente en la cual Mikey engullía a los pobres dulces. Como consecuencia el resto prefirió no interponerse entre su líder y su presa. En un intento por distraer al rubio Mitsuya mencionó a los Black Dragons y su supuesto regreso al mundo de las pandillas.

Mikey dejó de prestarle atención a su comida y se concentró en las palabras de Mitsuya. ¿Había escuchado bien y dijo Black Dragons? Estaba seguro de que, desde que los aplastaron hace unos años, no habían vuelto a resurgir.

—¿Así que alguien tuvo el valor de revivirlos? —preguntó Baji con una sonrisa arrogante. Después de todo, ya habían derrotado a la generación anterior y lo harían de nuevo con esta.

—Sí, pero los rumores dicen que poco a poco han estado ganando territorio. De momento no hay ningún nombre importante en su pandilla, pero se dice que su capitán es un monstruo —respondió Mitsuya, sin molestarse en mirar a Baji y con cierta indiferencia.

El resto de los capitanes comenzó a discutir si deberían tomar en cuenta a los Black Dragons o simplemente ignorarlos.

Mikey, por su parte, se quedó pensando en cómo sería ese capitán del que hablaban. ¿Sería como el idiota que derrotaron en el pasado? ¿O tal vez sería posible que alguien con los ideales de su hermano existiera? No quería tener esperanza en que existiera alguien tan confiable, terco y amable como Shinichiro. Solo él era capaz de liderar a los Black Dragons; nadie más podría llenar sus zapatos.

Al final, decidió no pensar más en el tema y prefirió disfrutar de la reunión con sus amigos, ellos eran los más fuertes, si volvieran a manchar el legado de su hermano él mismo se encargaría de aplastarlos.

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Hanagaki Takemichi no se consideraba alguien apto para liderar una banda de pandilleros escolares. Cuando se dijo a sí mismo que quería estar en lo más alto de este mundo, no lo imaginaba de esa manera.

Tampoco fue exactamente su decisión liderar a los Black Dragons, pero él era débil cuando se trataba de sus amigos.

Todo comenzó cuando Inui lo convenció de que era una buena idea, después de que su pequeña pandilla actual —constituida por el confiable Akkun, el siempre tranquilo Takuya, el diccionario humano Yamagishi y Makoto, el cachondo— fue brutalmente derrotada por unos chicos de un grado superior.

Cuando Koko e Inui supieron lo ocurrido, se encargaron de esos pandilleros ellos mismos. Luego, el rubio sugirió la idea de formar una pandilla más grande, lo suficientemente fuerte como para convertirse en un rival digno de la ToMan.

Pasaron semanas, y aunque no volvieron a tocar el tema, era evidente que sus amigos estaban más que emocionados con la idea.

Lo que lo llevaba a su situación actual. Dios, de haber sabido que ser líder de un grupo tan caótico sería tan agotador, habría puesto más resistencia a la idea.

Tenían pocos miembros, pero como alguien que había crecido con la mayoría de esos chicos, Takemichi sabía que eran monstruos peleando, pero a la vez las personas más confiables que había conocido. Viéndolo de esa manera, la situación no era tan mala para él.

Estaba muy orgulloso de lo que los Black Dragons estaban convirtiéndose.

Inui era su mano derecha, bastante reservado pero increíblemente leal (posiblemente porque Takemichi le había salvado la vida). Luego estaba Kokonoi como líder de la unidad de élite, que por el momento solo estaba conformada por él. Akkun, uno de sus mejores amigos, era el capitán de la primera y única división, donde estaban todos sus otros compañeros. Finalmente, estaban Izana y Kakucho. Aún no eran miembros oficiales, ya que no estaban en la ciudad (tenían asuntos pendientes que resolver), pero le habían prometido que se unirían como capitanes cuando volvieran a Tokio.

Venus Fly Trap (Mikey x Takemichi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora