Héroe

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Kokonoi jamás olvidará el día en que conoció a Hanagaki Takemichi.


Se encontraba camino a la residencia Inui cuando el olor a humo lo impactó. Kokonui rogó que no fuese lo que creía mientras corría en dirección al domicilio de los Inui. Lo que lo recibió quedará grabado en su mente, persiguiéndolo en pesadillas para siempre: llamas que  devorando lo que alguna vez había sido un refugio cálido y acogedor. Un calor abrasador se extendía por lo que antes era un hogar lleno de memorias felices. Él no podía hacer nada más que ver si alguno de los Inui había podido salir; para su desgracia, no había rastro de ninguno de los hermanos. Estaba a punto de lanzarse hacia las llamas cuando un chico, claramente más joven que él, se precipitó primero hacia el infierno en que se había convertido el domicilio. Koko no se quedó atrás y corrió con la esperanza de rescatar a Akane.

De alguna manera, logró llegar hasta ella justo a tiempo y salió de la vivienda que comenzaba a desmoronarse. Cuando le preguntó si estaba bien, se dio cuenta de que no era Akane a quien había rescatado, sino a su hermano menor. Se quedó paralizado, mirando los ojos angustiados de su amigo. La culpa lo invadió de inmediato; estaba tan obsesionado con salvar a Akane que nunca pensó que Seishu también podía estar en peligro. Finalmente, Kokonoi reaccionó y solo pudo llorar, lamentando no haber considerado a su mejor amigo. Estaba imaginando lo peor para Akane, hasta que un grito desgarrador los sacó de su desesperación.

Era el chico que había entrado antes que él. No podía entender lo que decía, pero vio que llevaba un bulto en la espalda. ¡Era Akane! Aquel desconocido se había lanzado sin dudarlo a las llamas y había salvado al amor de su vida. Koko supo en ese instante que estaría en deuda con él para siempre.

Los días después del accidente fueron difíciles para todos. Inui tenía varias quemaduras, siendo la más grabe la que recorría su rostro, para su suerte su vista no estuvo en peligro y se recuperaría sin mayores secuelas. Akane, por otro lado, fue quien salió más perjudicada. Al parecer, una viga del techo desprendida por el fuego le había dañado la columna, dañándola de forma irreparable. La dulce Akane nunca volvería a caminar. Pese al sombrío futuro para la joven, sus quemaduras por otro lado no fueron tan graves gracias a la ayuda de Takemichi. Si se hubiera quedado un poco más adentro, tal vez no habría esperanza de que sobreviviera. El tratamiento de recuperación era costoso, pero junto a los padres de Inui podrían lograrlo, había esperanza dentro de aquella tragedia.

La persona responsable de cambiar el trágico desenlace de aquel accidente se llamaba Hanagaki Takemichi. El joven terminó con varias cicatrices debido a su acto de heroísmo. Cuando le dieron de alta del hospital, en lugar de desaparecer y olvidar lo sucedido, el chico de cabello negro hizo algo que desconcertó a Kokonui: volvió al hospital para ver cómo se encontraba Akane. Su desinterés por su propia seguridad resultaba frustrante; alguien con sentido común no se lanzaría a una casa en llamas para salvar a un desconocido. Como resultado, se hicieron amigos de Takemichi, un héroe que se arriesgó para salvar a otros sin pensar en su propia seguridad, que se preocupaba por ellos y les sonreía como si fuera el mismo sol.

No fue difícil encariñarse de él.

Cuando dieron de alta a Inui, Takemichi se volvió inseparable de su grupo. Se reunían después de la escuela; a veces iban a su casa a estudiar o a hablar sobre sus aspiraciones para el futuro. Sin embargo, todo cambió cuando Takemichi se mudó al otro lado de la ciudad. El cambio de escuela, más la distancia, dificultaron la regularidad de sus reuniones, lo que claramente los afectó. Aunque Akane estaba viva, verla despojada de su optimismo resultaba desgarrador. Inui, como consecuencia se volvió más distante.

Pasaron unos meses y la vida de Inui dio un giro inesperado cuando conoció a Shinichiro, el carismático fundador de los Black Dragons. Era una persona tan fascinante como Takemichi, o al menos eso decía Seishu con admiración. Kokonoi no podía evitar sonreír al ver cómo Inui brillaba de emoción cada vez que regresaba de sus encuentros con Shinichiro.

Aunque había momentos especiales con Takemichi, la realidad era que su amigo se encontraba cada vez más atrapado en las exigencias de su nueva escuela. Era comprensible, pero eso hacía que sus encuentros se volvieran más escasos, y la ausencia de esos momentos compartidos se sentía como un eco en el aire. Inui anhelaba las risas y las charlas profundas que solían tener, pero ahora, en su lugar, había un nuevo brillo en sus ojos, uno que provenía de la admiración por Shinichiro.

La vida seguía su curso, y aunque todo estaba cambiando, Inui no podía evitar preguntarse sobre el futuro. Tristemente ese pensamiento no pudo despegar, pues la vida de Inui nuevamente se tornaba sombría. El "incidente" —como él mismo llamaba a la trágica muerte de Shinichiro—Kokonoi observó con tristeza cómo Inui se apagaba. Sin su ejemplo a seguir y con Takemichi lejos, Inui parecía un barco a la deriva, perdido en un mar de confusión y dolor. Kokonoi, que también habría sentido la misma desolación sin Akane, comprendía el sufrimiento de su amigo.

Inui se sentía como un cadáver en vida, atrapado en una rutina sin emociones. La única chispa que lo hacía sentir algo era la adrenalina de la pelea, así que decidió concentrar toda su energía en eso. Su objetivo era claro: defender el honor de Shinichiro, sin importar el costo, incluso si eso significaba arriesgar su propia vida. Todo llegó a un punto culminante cuando, tras una feroz confrontación con unos tipos que se burlaron de su antiguo líder, Inui terminó en el reformatorio.

. Cuando Takemichi se enteró, su corazón se hundió. Contactó a Koko, buscando respuestas, y en los ojos azules de su amigo vio la culpa reflejada. Takemichi no podía soportar la idea de que alguno de ellos volviera a estar triste. Así que tomó una decisión: se volvería más fuerte, no solo por él, sino para proteger a todos los que amaba. Cuando Inui saliera, estaría a su lado, decidido a no dejarlo solo nunca más. Sabía que eso también haría feliz a Akane.

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Kokonoi e Inui nunca habían tenido la oportunidad de conocer en persona a los amigos de la infancia de Takemichi, Solo tenían una vaga idea construida a través de las historias que Takemichi ha compartido con ellos a lo largo de los años. Sabían que sus nombres eran Kurokawa Izana y Kakucho Hitto. Según lo que les había contado Takemichi, su primer encuentro con Kakucho ocurrió en un parque, donde pasaban las tardes peleando de manera amistosa. Takemichi siempre afirmaba que él era el que salía victorioso, más sus amigos dudaban de que ese fuese realmente el resultado. Cuando finalmente conocieran a Kakucho, no dudarían en preguntarle para confirmar la historia.

Takemichi también les comentó sobre el tiempo en el que Kakucho y él habían perdido el contacto. Kakucho perdió trágicamente a sus padres en un accidente y sin parientes cercanos que pudiesen hacerse cargo de él, terminó en un orfanato. Takemichi, extrañando sus peleas, lo buscó por todas partes y, por pura casualidad, lo encontró fuera del orfanato. Fue en ese momento que conoció a Izana, un chico mayor que ellos, que, según Takemichi, parecía bastante solitario. Y así, el resto se convirtió en historia. Nadie que haya cruzado caminos con Hanagaki ha podido resistirse a su brillante personalidad, siempre dispuesto a ofrecer una amistad sincera.

Kokonoi e Inui se habían embarcado en una misión investigado un poco por su cuenta sobre Izana y Kakucho. Aunque confiaban en Takemichi, sabían que a menudo no era muy bueno para contar detalles importantes. Fue así como, tras indagar un poco, descubrieron una revelación sorprendente: Izana era hermano de Shinichiro. La noticia fue bastante inesperada y solo trajo más preguntas que respuestas. Sabían que Shinichiro tenía dos hermanos, pero nunca imaginaron que había un tercero.

Aunque se decían entre ellos que esa revelación los hizo sentirse más preparados para recibir a Izana y Kakucho en su pandilla. Eso estaba lejos de la realidad. Más por esta vez decifieron ignorar un poco sus dudas y esperar no equivocarse al confiar casi ciegamente en el juicio de Takemichi.

"¿Quizá nos estamos preocupando demasiado?", se preguntó Kokonoi, mientras miraba a su amigo. Después de todo, ¿qué era lo peor que podría pasar? 

Venus Fly Trap (Mikey x Takemichi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora