𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟑

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Se encontraban en un restaurante en el distrito de Shibuya. Este recibía el nombre de Han no Daidokoro Honten, podía parecer un lugar normal con comida básica. Pero, era muy famoso en el distrito en el que se encontraban. Angelica los había citado ahí para comer, les había dicho que no se preocuparan por el dinero, que los invitaba ella. Era un día cálido y con un poco de viento, para ser primavera estaba muy bien. Aunque, esta estación del año en ese país no solía tener altas temperaturas. Mucha gente agradecía esto para no sufrir todo el día por el sudor o la sensación de ahogo que provocaba el calor porque solía ya asomarse estas sensaciones en otras partes del mundo.

Todos ya se hallaban comiendo en ese momento, disfrutaban de la carne de Kobe que había pedido la rubia, que en esos momentos volvía a ser pelirrosa, para cada uno. Había citado allí a Takemichi, Mitsuya, Chifuyu, Draken y Lauren. Se había colado en sus planes un pelinegro con cara poco amigable, esto había sido porque el compañero de piso de Takemichi quería que Baji entablara más relación con los demás. Los conocía por la ToMan y se llevaba muy bien con ellos. Sobre todo con los miembros fundadores de esta, que eran como sus hermanos. Pero, con el incidente de Valhalla, al haber estado esos meses en coma se había separado de ellos. Se sorprendió de ver a la chica pelirrosa del otro día ahí, la que había salido por los arbustos. Por lo que veía ella era la vecina ruidosa de sus dos amigos. Chifuyu de camino al restaurante le explicó lo que sucedió esa noche y los demás contactos que habían tenido con ella.

-¡Dios! Esto está buenísimo, muchas gracias por invitarnos Angelica-san.-Le agradecía el rubio con tupé con la boca llena, estaba degustando esos platos tan deliciosos que les habían servido.

Angelica había conseguido que les guardaran una sala privada para ellos, no le gustaba estar a plena vista de toda la gente. Más que nada porque tenía que cuidarse, por si alguien la veía o la reconocía. Odiaba que sus clientes se metieran en su vida privada.

Para ella no había ningún problema en pagar la cuenta total, por mucho que los chicos se hubieran quejado al principio. Tenía en su monedero unas cuantas tarjetas de crédito de sus clientes. Acostumbraban a darle su recompensa de esta manera, en cada una se podían ver bastantes ceros, la cantidad que podía gastar era muy grande. Se la recargaban cada mes, a sus clientes no les importaba el dinero porque disponían de mucho, lo que les interesaba era que ella siguiera con ellos.

-A ver enana chillona, ¿De qué cojones trabajas que puedes permitirte pagar todo esto?-Le espetó Baji a la pelirrosa. Mientras bebía la cerveza que le habían servido.

-Yo de ti no me pondría a curiosear en mi vida, perro rabioso.-Le contestó tranquilamente. Cogió un Futomaki* de una de las bandejas que estaba en la mesa y se lo ofreció a Chifuyu.-Mira este te gustará.

Baji se encontraba al frente de Angelica y la vena que tenía en la frente sobresalía un poco, por las contestaciones que recibía y como pasaba de él. Ella estaba sentada al lado de su amigo, que ahora mismo saboreaba lo que le había dado. No entendía como Chifuyu se había hecho tan amigo de esa arpía, incluso se había puesto rojo cuando le había acercado el Futomaki a su boca. No, no la conocía, pero tenía una mirada orgullosa que le ponía de los nervios. Pensaba que irían a comer con los demás tontos, sin embargo lo que no se esperaba era la presencia de esa chica. Habían cruzado unas cuantas veces las miradas y eso le enfurecía porque algunas de estas él se le había quedado mirando más de la cuenta. Y claro, la niñata pesada se había dado cuenta de como la observaba. Sin ninguna duda le había divertido pillarle así.

Los demás observaban callados la escena, pero continuaron devorando con la comida. Había un montón de platos en la mesa y no dejaban de llegar más. Lauren los miraba con una sonrillisa en la cara, conocía a Keisuke Baji de hacía tiempo y le daba gracia que lo enfadaran fácilmente, sobre todo viniendo de su amiga. Que para molestar era perfecta en esa labor. Muy fácilmente conseguía sacar a la gente de sus casillas y más si se lo proponía. No había evitado pensar que harían una pareja curiosa si se juntaran, los dos eran muy atractivos, sin embargo lo que más destacaba de ellos es que tenían un carácter fuerte y difícil de domar. Por no decir que se habían acabado de conocer y veía una clara química que por cada momento que pasaba se hacía más grande. Por mucho que la intentaran esconder los dos en esa comida.

𝐄𝐥 𝐟𝐢𝐧𝐚𝐥 𝐝𝐞 𝐧𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐨𝐬 𝐝í𝐚𝐬 [𝐓𝐨𝐤𝐲𝐨 𝐑𝐞𝐯𝐞𝐧𝐠𝐞𝐫𝐬]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora