El seguro de la puerta hizo un estridente sonido de abertura, le dio las gracias al guarda que la había custodiado hasta ahí. Dejando pasar una mirada complice y entró finalmente a la habitación donde la esperaba Kazutora. Como le había dicho a Angelica, el otro día, uno de los encargados lo conocía de la correccional a la que había ido. Al enterarse de que se ocupaba de la que estaba su amigo, no pudo evitar chantajearle para conseguir que la sala en la que estuvieran no hubiera cámaras y que el tiempo de estadía fuera mayor. Había sido fácil convencer al hombre, solo había necesitado alcohol para complacerlo.Kazutora se encontraba sentado en la mesa de en medio de la habitación, no había nada más en ese lugar. Las paredes tenían un color oscuro de lo antiguas que eran, se notaba que no hacían renovaciones en ese sitio. El chico al ver entrar a Lauren se relamió los labios descaradamente, quería que la pelinegra viera como lo ponía nada más verla. Era preciosa, no podía parar de mirar cada parte de su cuerpo para deleitarse con él.
Lauren llevaba un vestido beige sin mangas, dejando ver los tatuajes ornamentales de los brazos. Por los lados tenía tiras que ajustaban la altura y la forma de la prenda. También, gracias a que la prenda era corta se podían observar mejor los tatuajes de las piernas. Llevaba una cadena plateada grande en el cuello, unas cruces negras colgando en sus orejas y sus anillos en las manos. Sus zapatos eran sencillos y cómodos, unas Nike Force blancas adornaban el conjunto, haciendo que el look fuera elegante e informal.
Continuaba observándola de arriba abajo sin ocultar este hecho a la vista de la pelinegra. Esta al recibir estas miradas no podía evitar erizarse. La mirada que tenía Kazutora era como dar chispa a una cerilla, se encendía por dentro con esos ojos amarillos. Lauren decidió acercarse lentamente a la silla de enfrente de él, para hacerle sufrir más. Se movía con sensualidad hacía el asiento, las caderas eran el centro de atención en ese movimiento tan pecaminoso. A ella también le gustaba jugar al juego de quién seducía más a quién. Los dos se miraban fijamente, no dejaban de comerse mutuamente.
Lauren también observó como iba él vestido, tampoco es que tuviera mucha opción en ese sitio. Las prendas que podía llevar eran muy limitadas y solo se lo permitían dentro del lugar, no en las visitas. Por lo que llevaba el mono entero de la correccional, era verde oscuro. Esta vez era con mangas cortas, por la estación en la que estaban, al tener los brazos al descubierto se podían ver los nuevos músculos que tenía. Se había fijado desde que había ingresado en ese lugar como se iba haciendo cada vez más fuerte de musculatura, no le extrañaba porque no había muchas actividades que hacer en una correccional. Kazutora se había dejado el pelo crecer un poco más abajo de los hombros y tenía solo dos mechones rubios en la parte delantera. Lo restante era negro, no era como antes que solía llevar distintas mechas. El mono siempre se lo abría un poco más de lo que estaba permitido, dejando ver el tatuaje del tigre de su cuello, lo que provocaba varios suspiros contenidos de Lauren al verlo. A la pelinegra le encantaba cada detalle del chico; el pendiente campana tan característico de él que llevaba solo en un lado, los ojos totalmente amarillos difíciles de encontrar por el mundo y el lunar de la izquierda debajo de su ojo que la volvía loca. El aspecto de Kazutora siempre le había gustado, pero cada vez que iban creciendo se volvía aún más apuesto, si eso se podía hacer más.
Lauren finalmente se sentó en la mesa, se miraron fijamente observando si había algún cambio de parte del otro, fueron solo unos segundos hasta que a la par sonrieron. La comodidad se instaló rápidamente en el ambiente.
-No has venido en 3 semanas, eh.-Le dijo Kazutora con un tono divertido.-¿No me has echado de menos, nena?
La pelinegra se peinó con los dedos el flequillo y el resto del pelo para mantener su coleta alta perfecta. Se relamió los labios y levantó la cabeza para mezclar sus ojos avellana con esos ojos amarillos intensos que la miraban. Dejó salir una sonrisa de lado y contestó.
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𝐄𝐥 𝐟𝐢𝐧𝐚𝐥 𝐝𝐞 𝐧𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐨𝐬 𝐝í𝐚𝐬 [𝐓𝐨𝐤𝐲𝐨 𝐑𝐞𝐯𝐞𝐧𝐠𝐞𝐫𝐬]
FanfictionHabía llegado la hora, la última pelea. El fin de la era que habían pensado todos, se iba a acabar. La última misión era la última esperanza que les quedaba. Por mucho que les doliera a los chicos, esas dos personas que se habían introducido a sus v...