Capítulo 6: Saturno.

6 1 7
                                    


ASHTON

Cierro la puerta con más fuerza de la necesaria, me dirijo hacia la morena parada frente a mi casa y me le planto delante enojado.

—¿Qué haces aquí?—le suelto.

Da un paso hacia mí, pero al notar el gesto doy uno hacia atrás como si fuese un reflejo. Ella arruga las cejas ante aquella acción.

—¿Porqué mejor no aparcas el jeep y hablam...?—pregunta alternado la mirada entre el vehículo y yo.

Harriet está dentro y no la verá por lo oscuro que son los cristales.

No—digo interrumpiéndola—¿Qué haces aquí, Danna?—repito la pregunta y ella rueda los ojos.

—Quiero hablar—habla calmada—Ya que no me contestas las llamadas y los mensajes, me tocó venir personalmente. Quiero arreglar las cosas.

La miro fijamente buscando no sé qué en su expresión. Algún rastro de mentira, tal vez.

—Arreglar las cosas—digo dándome la vuelta al tiempo de que una risa amarga y burlona deja mis labios—Quédate ahí y no digas una sola palabra—le advierto.

Me dirijo a la puerta de copiloto de mi jeep, pero antes de abrirla me paso la mano por el pelo alborotándolo y mostrando mi frustración. No quiero ni imaginar que está pensando Harriet de esta escena.

Abro la puerta y encuentro con una clara expresión de incomodidad mezclada con confusión. Le doy la mano para ayudarla a bajar y cuando veo que va a empezar a caminar, la detengo sujetando suavemente su fina y pequeña mano. Con mi pulgar le doy una leve caricia.

—Te acompaño—hablo bajo.

Ella me mira dándome una sonrisa de boca cerrada.

—Tranquilo, puedo llegar sola, me sé el camino. Además, creo que tienes...—duda—Un asunto que arreglar con esa chica.

—Por favor—me relamo los labios—No pienses mal, es solo mi...ella no...—me aclaro la garganta.

—Tranquilo, Ashton—coloca su otra mano sobre la mía—Ya se me haría imposible llegar a pensar algo malo de ti—me tranquiliza. Le doy un beso en la mejilla y le suelto la mano viendo como se va.

Espero a verla entrar a su casa para volver a mirar a la morena. El enojo es bastante visible, pero me importa una mierda. Entro al jeep y aparco. Me dirijo hacia la puerta de entrada y veo que se queda parada en la acera con la vista en la casa de la pelirroja.

—¿Te piensas quedar ahí parada?—hablo de mala gana.

—¿Y esa quién es?—dice enojada.

Hago un gesto como si le restara importancia y me doy la vuelta.

—Bien, has lo que quieras—llego a la puerta y la abro.

La siento detrás de mí. Entro, espero a que ella haga lo mismo y cierro la puerta dirigiéndome a las escaleras con la chica siguiéndome los pasos.

Llego a mi habitación tomando asiento en mi cama viendo como entra y cierra la puerta detrás de ella.

—¿Nueva vecina?—pregunta con una ceja arqueada y los brazos cruzados.

Me quedo callado. Se acerca arrodillándose frente a mí y quedando sentada sobre sus pies. Sus manos descansan sobre sus muslos. Me limito a mirarla desde arriba.

—Ashton, necesito que me perdones, amor—pone una de sus manos sobre mi muslo—Ya no sé qué más decirte, te necesito—pone su mirada fija en la mía y, al ver que me quedo callado, continúa—Te amo demasiado, ni siquiera sé porque lo hice. Me sentía sola, estaba ebria y él estaba ahí. Se aprovechó de eso y...

Por Primera Vez © (EN PROCESO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora