Dos años y cuatro meses después...
HARRIET
Siempre he dicho que un hogar es donde te sientes feliz y a salvo, donde sientes paz. Veo la habitación totalmente vacía frente a mí esperando al menos sentir un granito de nostalgia, pero no llega. Lo único que siento es alivio. Es el sentimiento que llega a mí al darme cuenta de que estoy dejando la que ha sido mi habitación desde que tengo uso de razón, la que solía ser mi refugio cuando me sentía triste, mi escondite cuando me enojaba y el único lugar que me daba tranquilidad cuando sentía que me consumía el caos a mi alrededor.
Los últimos dos años de mi vida han sido solo eso.
Tristeza, enojo y cero tranquilidad. Un caos.
No solo necesito un cambio de habitación, necesito un cambio radical. Debo cambiar todo mi entorno.
No lo pienso dos veces al salir directo a la camioneta de papá, entrar en el asiento de copiloto y ni siquiera voltear a ver por última vez al lugar que solía llamar hogar. Me limito a mirar por el espejo retrovisor al auto que nos sigue con mamá y mis hermanos a bordo.
Lo único que necesito siempre conmigo.
Mi familia.
***
—Hey—siento como me sacuden suavemente —Despierta, enana, ya llegamos.
Abro los ojos de golpe observando rápidamente el gran portón frente a mi.
—¿Enserio?—miro a papá— Zona de gente rica ¿no puedes vivir sin lujos?
— No es como que fuéramos a quebrar por esto— habla con una gran sonrisa— Además, soy un chef reconocido, si puedo abrir otro restaurante, puedo comprar una casa decente.
—Yo solo diré una cosa—vuelve la vista al frente una vez se abre el portón— Si los vecinos son como la señora Hathaway, ve comprando otra casa— me desabrocho el cinturón cuando aparca la camioneta en la acera, después de recorrer unos cien metros— Esa mujer estaba a punto de comprarse unos binoculares.
—A mi me caía bien. Siempre nos llevaba pasteles—baja y lo imito.
—Esos pasteles eran horribles—le recuerdo un poco divertida.
—Pero eran pasteles, Harriet— se detiene con la mirada en un punto fijo y mis ojos miran a donde los suyos lo hacen—Bienvenidos a nuestro nuevo hogar.
Era hermosa.
Era más pequeña que la anterior —cosa que agradezco— de color blanco, detalles de madera y ventanales de cristal para nada exagerados en el primer piso. Se ve acogedora, pero lujosa, si es que algo así es posible.
—Me encanta—digo más para mi que para ellos—Definitivamente la mejor arquitecta del mundo—le digo a mi madre que está más que contenta al ver que nos ha encantado la casa a la que tanto empeño ha puesto el último año.
—Oye, no por mucho, me quedan dos años para terminar la carrera —dice Hades, mi hermano mayor.
—Podrás llegar a ser uno de los mejores, cariño, pero tendrás que esforzarte para superar a tu querida madre— ataca mamá con aires de superioridad.
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Por Primera Vez © (EN PROCESO)
Teen FictionHarriet llevaba dos años sumergida en soledad después de que su mejor amigo muriera. Ella, junto a sus padres, deciden que lo mejor sería cambiar de aires y mudarse. Un cambio que trae consigo personas que no harán más que hacer de su estadía en su...