» Tres «

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La caja musical sonaba por toda la habitación mientras Tom la veía mientras murmuraba suavemente la canción. Esa fue de las mejores vistas que obtuvo Harry cuando entró a su habitación.

Había estado afuera porque, claro, era el Príncipe. Había invitados especiales que deseaban ver al Príncipe de uno de los imperios más fuertes del momento. Sí, Harry odiaba esos invitados, más porque no era él quien los invitaba y, aún así, se veía arrastrado a todo eso.

Se colocó a las espaldas de su pareja, abrazándole por la cintura con suavidad, sin intención de que Tom se asustara y dejara de cantar. Necesitaba relajarse y Tom era su pase directo a eso.

El mayor pareció comprender del silencioso abrazo, siguiendo su canto mientras se recargaba en su pecho. A Tom le gustaba sentarse en el escritorio para oír su caja de música y ver la hermosa playa desde su ventana. A Harry le causaba gracia el cómo se sentaba, con el respaldo de la silla dando a su brazo izquierdo en vez de su espalda.

No que se quejase, a él le encantaba poder abrazarlo justo como lo estaba haciendo en esos momentos.

Así se quedaron un largo tiempo antes de que el ojiverde comenzara a repartir suaves besos en el cuello de Tom.

Ya habían pasado varias semanas desde que el tritón había decidido ir a conocer el mundo humano y, con eso, la extraña mirada de melancolía comenzó a aparecer en los ojos rojos que tanto le fascinaban.

No era estúpido, Harry sabía lo mucho que Tom podía estar extrañando su hogar. Tal vez extrañaba a su padre, tal vez el simple hecho de nadar como solía hacerlo con su hermosa cola carmín.

—Padre me llama —susurró Tom después de que la canción terminará y no le diera más vueltas al engrane—. Me quiere con él.

No quería. Después de tanto tiempo juntos Harry se negaba a separarse de él. No quería que, al despertar, volviera a sentir el frío rodearlo.

—¿Crees que yo podría ir alguna vez a tu hogar? —preguntó, ahora recargando su barbilla en el hombre ajeno.

Por unos momentos, Harry se preocupó de que haya dicho una pregunta incorrecta, pero, al contrario de sus pensamientos, el contrario sonrió mientras asentía. Tal vez contestando una pregunta mental, supuso Harry.

—Podría hacer una burbuja de oxígeno para que puedas estar bajo el agua el tiempo suficiente —murmuró Tom pensativo—, una burbuja que se conecte con la superficie para que puedas respirar con normalidad... No creo que a Padre le moleste que vayas de visita, al final, me dejó venir aquí contigo.

—¿En serio crees que me lo permita?

—Tal vez, si se lo pido...

—Ya le has pedido suficiente con que te quedaras conmigo unas semanas. —Harry negó con la cabeza, una parte de él le decía que era algo imposible.

—No le pido muchas cosas, deberá acceder —afirmó el tritón sonriendo—. Sólo deja regreso con él, no debería tardar tanto en tener una respuesta.

Harry asintió, conteniendo el suspiro de inconformidad por tener que dejarlo, pero suficiente seguro de que se volverían a ver pronto.

Porque era Tom, y Tom siempre cumplía su palabra.

♣♣♣♣

Esperaba en las mañanas justo a la misma hora que usualmente se veían en el mismo lugar de siempre. Harry con la esperanza de ver a su tritón acurrucado en alguna roca (o en su roca favorita) mientras le esperaba.

Había pasado una semana en la espera de que la criatura volviera, una semana desde el día que se despidió de medio castillo antes de viajar a su hogar.

Hasta la profundidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora