Capítulo 10: Reencuentro Parte Dos

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Capitulo que tiene como principal objetivo dar a entender lo que pasó tras la partida de Takebayashi desde el prólogo, solo que desde el punto de vista de Oyuki. Si quieren saltárselo, no lo recomiendo (da a entender algunas cosas). Sin más que decir, espero que lo disfruten.

[NARRA TAKEBAYASHI]

{Flashback hace 3 años}


—Oyuki, presta atención, es hora de tomar el vuelo —dijo una mujer con pelo negro de piel clara y ojos azules, mi madre Amaya Takebayashi.

—Si mamá —tomé mis maletas con tristeza, pensé que él vendría a despedirse, pero nunca llegó...

—Sé que querías verlo, pero lo siento por Izuku. Se verán en otra ocasión —arrastrando mi maleta, resignada, enojada y melancólica, seguí a mi madre.

Tras pasar por seguridad seguimos nuestro camino hasta la sala donde esperaríamos abordar el avión, aún dentro de mí aguardaba la esperanza de una llamada, un mensaje, pero nada pasó. Una vez nos acomodamos en nuestros asientos, tras unas cuantas palabras del capitán a las cuelas no les presté atención, el transporte inició su protocolo de arranque, en cuando tomó la velocidad suficiente y empezábamos a despegar poco a poco, observé a través de la ventana, las nubes cada vez se veían más cercanas, mientras el suelo se perdía de mi vista cada vez más.

A pesar de que el vuelo no fue muy largo lo sentí como si hubiera sido una eternidad, una eternidad, en la que no te tuve a mi lado...

—Muy bien, es hora de ir a nuestro nuevo hogar —mi madre estiró la mano para hacer que un taxi parqueara cerca de nosotras—. Vamos, hija.

—Sí, mamá.

El recorrido fue aburrido, los 20 kilómetros de distancia que hay entre el aeropuerto y Tokio se hicieron notar bastante, a pesar de que íbamos a una buena velocidad tardamos en llegar a la ciudad, aunque Tokio sea la metrópolis más poblada del mundo—cosa que va a cambiar, el plus de los quirks ya acabó y la población volvió a envejecer—, con miles de cosas para hacer. Una niña de 11 años como yo no podía hacer mucho más que estudiar y organizar su cuarto.

Pasábamos las calles, al frente de edificios enormes, rascacielos que se alzaban sobre todas las demás construcciones que de ser comparadas entre sí no eran más que una clara muestra de cómo avanza la tasa de necesidad del suelo japonés que se ha visto reflejada en su caída poblacional.

—Así que esto es Tokio, hay muchos edificios —sentí que el vehículo se detuvo, fijé mi vista en el semáforo, estaba de color rojo.

—Ya estamos cerca, apuesto que te encantará, hija —a pesar de sus palabras, era de otra persona de quien quería oírlas.

—Yupi —me quité un mechón que había caído sobre mi ojo derecho, tapándome la vista de este.

Cuando finalmente nos bajamos del taxi mi madre bajo las dos maletas que traíamos ya que el resto venía en la mudanza que no tardaría mucho en llegar, miré nuestro nuevo hogar y debo admitir que era bastante bello, una casa al estilo japonés híbrido, a mi familia le encantan estos diseños, además gracias al trabajo de mis padres tenemos los recursos monetarios suficientes como para vivir en lugares bonitos.

—Anda, ve a dejar las cosas en tu habitación, escoge la que quieras, Oyuki —sonrió mi madre.

Asentí con la cabeza y entré, estaba bastante limpia, tras observar detenidamente cada aspecto del primer piso, y el patio, tras verlo subí las escaleras y caminé por aquellos pasillos con lentitud, tras escoger el cuarto con la mejor vista hacia el atardecer, dejé mi maleta ahí para hacer entender que esta será mi habitación.

Héroe en AprendizajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora