Veinticinco

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Morgan me miraba fijamente, como si con una sola mirada pudiese ver todo lo que estaba pensando, todo lo que daba vueltas en mi cabeza sin parar

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Morgan me miraba fijamente, como si con una sola mirada pudiese ver todo lo que estaba pensando, todo lo que daba vueltas en mi cabeza sin parar.

Ignoré su mirada, nerviosa ante lo inquisitiva que era y continué con mi labor de limpiar las cafeteras, las cuales estaban llenas de marcas de café y leche. Fruncí el ceño porque estaban asquerosas, pero también porque no quería sufrir más su mirada dura y preocupada sobre mí.

—¿Me vas a decir que te pasa? —rompió el silencio que se creó. No contesté—. Mira, Violet, no sé que te pasa últimamente, pero si no lo dices, no puedo ayudarte.

No volvimos a hablar. Cada una terminó de recoger su parte y entre las dos, en completo silencio, recogimos la basura y nos dispusimos a tirarla. Agarré al vuelo las llaves del local, ya que esta noche nos tocaba cerrar a ambas, y cerré con seguro todas las puertas, luego comprobé que estaba todo bien cerrado, por lo que Morgan se encargó de programar la alarma y de avisar a Tyler de que todo estaba listo.

Me coloqué la mochila sobre los hombros y caminé al lado de la tatuada. Esta llevaba un cigarrillo en la boca, el cual no estaba encendido, no hasta que se paró a mitad del camino para encendérselo. Observé como expulsaba el humo para el lado contrario donde me encontraba, pero, con el viento, acabó volviendo a mí, haciéndome toser por el olor y el impacto directo en mis orificios nasales.

Rivales en la cima [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora