|17| Día Del Padre - Secretos

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17 de junio/2012

Todas las niñas del aula estaban absortas en sus pupitres, concentradas en los papeles coloridos que sostenían con manos pegajosas y sucias. El piso era más parecido a una hoja blanca en el taller de un artista, uno al que no le importaba la limpieza.

—¡Le falta brillo! —exclamó Rosé, extendiendo sus manos hacia la mesa de Jennie y tomando la pequeña bolsa de brillos que ella aún conservaba sin abrir—, permiso.

—Rosé, eso es de Jennie —dijo inmediatamente Lisa detrás de ella—, devuélvelo.

—Quieres que se lo devuelva porque tú lo quieres.

—Sí… pero no —dudó Lisa en su respuesta. Sí quería más escarcha, pero la carta de Jennie estaba vacía. ¿Es mucho pedirle uno de sus materiales cuando ella no ha hecho nada? Tal vez le acabe sus útiles y no pueda hacer nada con su pedazo de papel doblado—. Jen, ¿qué le pondrás a tu carta?

—Sí, Jennie, está muy vacía y seca —Rosé recibió una pequeña mirada de advertencia pero no le dio importancia—. A tu padre no le gustan las cosas… ¿lindas?

El codo de Lisa chocó con el brazo de la rubia y esta se quejó automáticamente. Jennie no hablaba, eso era una mala señal. Lisa sabía bien que el tema de los padres de Jennie no era el mejor para ella, sobre todo en el Día del Padre, era tenso.

—Jen, ¿qué planeas escribir en la carta? Tú eres buena en literatura y yo necesito ideas —habló Lisa detrás de la morena. Definitivamente el padre de Lisa recibiría la carta más básica del universo, con un par de “te amo” y “eres el mejor papá” en cada renglón del escrito. Simplemente no podía pensar en otra frase.

—Yo tampoco sé qué poner... —respondió Jennie con un tono neutral, dejando a Lisa con un mal sabor de boca—. No soy fan de estas cosas.

—Pero eres fan de las manualidades, Jen —analizó Rosé a su lado—, ¿o no eres fan del Día del Padre? —Lisa estuvo a punto de arrancarse los pelos por la necesidad de callar a Rosé. Lleva casi dos años con una cinta invisible sobre los labios para no mencionar ese tema con Jennie, y llega su querida amiga para echarle todo en cara. ¡Demonios!—. Digo, te entiendo, si estuviera en tu situación tambi...

—¡Rosé! —La voz de Lisa saltó provocando un "shh" de advertencia de la profesora. Rosé puso una mano en su pecho como reflejo de su indignación—, mejor habla de tu carta mal pintada —refunfuñó—. Y recuerdo haberte dicho que no le digas Jen.

—¿Por qué no? Tú la llamas así todo el tiempo.

—Pero yo lo inventé y le pedí permiso para llamarla así, ¿verdad Jen? —Jennie asintió sonriente por la defensa de Lisa—, ¿ves?

—Entonces yo le digo Nini y tú Jen —apuntó sin pudor a la rubia que abrió su boca indignada—. Já.

—No, te lo cambio, Nini es más tierno.

—Ya dejen de pelear —se quejó Jennie con la intención de que ambas dejaran eso de lado—, la maestra nos va a regañar.

—Díselo a Lisa, ella siempre está peleando por todo —dijo Rosé con indignación y burla para la rubia.

—Si te quedaras callada yo no tendría que callarte.

—¡Lisa!

—¿¡Qué!? —gritó de la misma manera que Jennie a un metro de ella.

—Acompáñame al baño.

No hubo problema alguno de parte de Lisa en ese momento, se levantó de su asiento y siguió a Jennie para pedirle permiso a la profesora e ir al baño. La profesora no tardó en preguntar por qué iban juntas, pero Jennie dijo rápidamente que Lisa la ayudaría con algo y dejó a la maestra con la respuesta en los labios al salir corriendo con la mano atada a la muñeca de Lisa.

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