capítulo 1

30 4 2
                                    

Como cada día, toda mi familia nos encontrábamos en la librería, esta no era una enrome y majestuosa librería  con unas escaleras en forma de caracol y una planta por cada tema y en la que estuviesen la mayoría de libros del mundo, no lo era, pero estaba bastante bien. En la puerta se encontraba un gran letrero donde ponía ''Bibliothek'', era de un color verde desgastado al igual que el resto de las paredes de la estancia, también contaba con un escaparate bastante amplio en el que colocábamos todas las nuevas lecturas que recibíamos, o por lo menos las más conocidas. La puerta contaba con un cartel que girábamos todas la mañanas y noches en el que ponía ''geöffnet'' y ''geschlossen''. Nada más entrar se apreciaban  10 pasillos diferentes, separados por estanterías repletas de libros. Estaban divididas por géneros, y cada pasillo cotaba con un número, el cuál facilitaba tanto a los clientes como a mis padres a la hora de indicar donde se encontraba un libro. A la derecha se encontraba un mostrador, en el que mis padres pasaban la mayor parte del tiempo y donde cobraban a los clientes. Este también era verde desgastado y contaba con una sencilla caja registradora, o donde guardaban el dinero mis padres, y un cajón con bolsas de cartón. Al final de la tienda había una especie de trastienda donde vivíamos. Esta contaba con un pequeño salón cocina (lo cual eran una serie de armarios, fregador, fuego dos sillones y una pequeña mesa plegable, en la cuál mi abuela solía dar clases particulares a mis hermanos, ya que mi familia no se podía permitir pagar un colegio. La casa también contaba con dos habitaciones. En una dormían mis padres junto a mis dos hermanos pequeños, Noht y Hannah, y en la otra dormían yo junto a mis abuelos. 

La verdad, es que a pesar de que tuviésemos una librería, a mi familia no le gustaba especialmente leer, sin embargo, a mi abuela y a mi nos encantaba, era realmente extraño no vernos con un libro entre manos, y yo no comprendía, como a pesar de los 85 años de mi abuela, estuviese en esa forma psicológica, y aún pudiese enseñar a mis hermanos y leer. Ella era magnífica, estaba muy unida a ella, era como una ídolo para mí, mi gran ejemplo a seguir. Pero todo lo contrario ocurría con mi abuelo. No es que no lo quisiese, realmente lo quería mucho, pero era una persona aburrida y enfadada, pasase lo que pasase el era un cascarrabias y un antipático, además siempre estaba en la cama e interaccionaba poco con la familia, pero tenía que entender que era mi abuelo. Una cosa que si tenía en común con era la puntería. No se si era hereditario, pero los dos teníamos una puntería impresionante. Recuerdo que cuando era pequeña solía ir al campo. Ahí mi abuelo y yo teníamos una diana y un par de arcos, y nos pasábamos las horas intentando que la flecha quedara dentro de aquella diminuta circunferencia, y no es por presumir, pero nos costaba realmente poco. 

-Cariño!, ayúdanos a descargar estas cajas - dijo mi madre con un tono cansado.

Rápidamente desperté del lapsus y me apresuré para ayudarla. Al llegar pude visualizar unas cuantas cajas de madera algo ensuciadas, supongo que del camino. Me encantaban los días en los que llegaban pedidos, y me pasaba horas revisándolos título a título para ver si alguno me llamaba la atención, cosa que siempre sucedía.

Cogí una de las cajas echando mi espalda hacía adelante, y cuando fui a levantarme me era imposible, sentí demasiado dolor el las lumbares, como un dolor de muelas insoportable y continuo, por lo que opté por dejar la caja en el suelo,cogí aire y decidí cambiar mi estrategia.  Flexioné las rodillas, metí mis dedos por debajo de la caja y me puse de pie manteniendo la espalda recta. Funcionó. La verdad esa caja parecía más pesada de lo normal, semanalmente descargaba cajas y no solía tener tantas dificultades. Ande hasta el mostrador, donde depositábamos las cajas y donde mi padre las iba abriendo. Y sin darme cuenta ya era la hora de comer. Hambre Era algo que pasábamos mucho. No teníamos dinero para comer y cenar todos los días, por lo que algunos días solo comíamos, y hasta el día siguiente nada. Ese día comimos un rico guiso de agua y verduras, que no tenía muy buena pinta, pero con esa sensación que teníamos de avaricia, todo valía. 

Una vez terminamos de comer recogimos los platos de porcelana que tenía tan vistos, y los dejamos en el fregador. No era un si un fregador, más bien era un cubo con una gran capacidad de almacenamiento. Había una gran montaña de platos, porque no podíamos gastar mucha agua, así que un día a la semana se lavaban todos.

Justo después mis padres me dejaban ir a dar una vuelta, pero para ser sincera yo era un poco asocial y no tenía muchos amigos, lo había intentado, pero no sabía como empezar a establecer una conversación, por lo que en esos ratos optaba por ir a mi lugar. 

En mi lugar, era donde me sentía yo, donde libraba todas mis emociones, donde hacía lo que quería sin que me importase la opinión de los demás. Muchos a simple vista dirían que es un gimnasio, pero era algo más, era algo que yo misma había construido y algo por lo que había luchado. Ahí es donde pasaba las tarde. Era como mi segundo hobbie, ahí me entrenaba para ¿nada?, no tenía un objetivo fijo, pero eso me gusta. Era lo único que sabía.

Después regresaba a casa y me quedaba junto a mis padres ayudando en la librería. Las tardes solían ser más relajadas y no pasaba mucha gente por allí. Cuando caía la noche, girábamos el cartel y nos dirigíamos a la trastienda. Nos dábamos las buenas noches y cada uno se iba a su habitación. No solía dormir muy bien, dejando a un lado que mi colchón no era de lo más cómodo, yo no era de esas personas que conciliaba rápidamente el sueño, incluso había noches que no dormía y o me las pasaba pensando o leía. 

Esos eran mis días, nada especiales sinceramente, pero la verdad es que no sabía lo que me vendría por delante, amor, problemas, injusticias, días enteros de incomprensión... no sabía todo lo que destruyen los pensamientos.

lo que destruyen los pensamientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora