Capitulo 6: luto en el Olimpo y La Madre de Los Monstruos.

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Monte Olimpo.

Ares había atraído a Atenea hacia él y la abrió de piernas, comenzó a frotar su miembro contra la intimidad de la Diosa y se propuso a mancillarla, pero no pudo ya que se tuvo que hacer a un lado porque una flecha le paso rosando la cara, si no se hubiera dado cuenta la flecha le hubiera atravesado el cráneo, pensó que se trataba de Apolo pero cuando vio la flecha se sorprendió aún más ya que sabía a quién pertenecía.

-Lárgate de aquí Eros, estas interrumpiendo mi diversión. -Ares vio fijamente a su hijo el cual tenía su arco apuntándole con otra flecha.

-¿Diversión? ¿Llamas diversión a esto padre? -Eros le pregunto a su padre con una mirada de preocupación.

-Así es muy divertido, más cuando las veo gritar y llorar suplicando que pare y cuando ya no parecen tener vida en los ojos y solo se dejan hacer lo que se me plazca, es sumamente reconfortante ¿sabes qué? ¿Por qué no te me unes? Te dejare que tomes la virginidad de Artemis. -Ares le dijo con una sonrisa malévola a su hijo.

En esa mirada Eros pudo ver maldad, enfermedad, demencia, locura, odio, sufrimiento y desesperación, su padre estaba reflejando todo lo negativo que genera una guerra, la mente de su padre por fin se estaba quebrando y estaba comenzando a caer en la locura, esto lo entristeció ya que lo bueno que representaba su padre, el honor, el valor, la justicia y la disciplina habían desaparecido, por más que le doliera su alma tenía que detener a su padre de por sí ya lo habían castigado con el exilio si lo dejaba hacer esto lo condenarían al tártaro o peor aún lo harían desvanecerse.

-No padre no me uniré a ti en esta barbaridad, si no que te detendré a toda costa, no permitiré que le hagas daño a Lady Atenea y Lady Artemis. -Eros miro con determinación a su padre no iba a permitir que cometiera un acto tan despreciable y cruel.

-Ya veo, siempre creí que un día te convertirías en un digno hijo mío pero veo que eres igual de débil que la puta de tu madre. -Ares escupió con veneno sus palabras.

A Eros no le gusto que su padre se dirigiera de esa forma a su madre y sin esperar más le tiro la flecha directo a la cabeza de su padre, pero el Dios de la Guerra la tomo con la mano y la partió por la mitad con una sola mano.

-Si eso es todo Eros, déjame decirte que me has decepcionado. -Ares le dijo a su hijo en un tono serio.

Ares al terminar de decir eso convoco una espada de Bronce celestial y ataco a una gran velocidad a Eros, el cual esquivo el corte dado una giro en el aire, rápidamente se estabilizo con sus alas y saco su propia espada y se lanzó en contra de su padre, Ares bloque la espada de su hijo con la suya y le contrataco con un puñetazo que lo mando a estrellarse con un libreo de la biblioteca de Atenea.

Eros al recuperarse vio como su padre embestía contra el con la punta de su espada apuntado hacia él. Rápidamente desvió la espada con la suya y se impulsó con sus alas para ponerse en la espalda de su padre y de un movimiento rápido lanzo un corte vertical que alcanzo a cortar la espalda de Ares, pero el corte no fue muy superficial, solo había sido un arañazo.

-Nada mal Eros, al parecer si tienes algo de mí en ti, es una lástima que prefieras seguir los paso de la puta de tu madre. -Ares se burló del Dios de la sexualidad.

-NO TE ATREVAS A INSULTAR A MI MADRE ENFRENTE MIIIAAAA. Eros siempre se enfurecía cuando insultaban a su madre en su cara y Ares lo sabía y se estaba aprovechando de eso, poco a poco Eros estaba cayendo en la trampa de Ares, los ataques del querubín comenzaban a ser más violentos y erráticos, se estaba dejando llevar por la furia de que su padre se haya atrevido a llamar puta a su madre en su cara.

En un momento de descuido por parte del Dios de la Sexualidad, Ares logro darle un corte en diagonal en el pecho, al sentir el corte Eros grito de dolor, pero el ataque no se quedó ahí, Ares aprovecho para darle una patada horizontal en el pecho a su Hijo el cual escupió Icor por lo fuerte del impacto ya que le había fracturado las costillas.

Me Convertí En Un SemidiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora