Tauro estaba cada vez más agitado, pero aún así tenía las energías para seguir cavando. No era buena idea hacer un pozo en la arena seca pues esta volvía a su lugar sin generar ningún cambio. Sin embargo, Tauro no parecía que iba a rendirse por más de que no estaba viendo resultados.
—¿Hasta cuándo voy a tener que verte cavar mi tumba?—dijo una muy tranquila Tania, tirada en el suelo atada de manos y pies con una cuerda. —No te agites tanto, gordito.
Tauro apretó los dientes y gritó con frustración, continuó clavando la pala en la arena cada vez más rápido, pero los kilos de más que ganó luego de comenzar a salir con Candy le estaban jugando en contra.
—¡¿No dijiste que ibas a ayudarme?!—le gritó a Cáncer.
—Hace media hora que enterré a Candy—dijo, sentado un poco lejos de Tania. —Me estoy cagando frío, estoy cansado y comienzo a sentirme culpable—su voz se quebró en la última frase. —¿No crees que nos pasamos un poco con la venganza?
—A estas alturas, Candy ya esta muerta, tarados—Por alguna razón, Tania parecía bastante tranquila. De hecho hasta estaba aburrida de tener que estar allí.
Cáncer rodó los ojos y se puso de rodillas para comenzar a cavar debajo de él con sus manos. Sus padres iban a regañarlo mucho si su única hija heterosexual ("heterosexual") moría, así que ahí estaba, desenterrándola.
—Está muy oscuro, no veo a Lena—dijo Capricornio, buscando junto a Leo a su novia, alrededor de unas rocas gigantes. —¿Qué le vamos a hacer?
—No sé—le respondió de mal humor. —Sé que le di permiso a Libra de molestar a Scorpio, pero ahora me arrepiento.
—Scorpio estará bien, probablemente debas preocuparte por...—se quedó callado, viendo como Scorpio hundía la cabeza de Libra en el mar, sin dejarlo respirar. —¿Ves? Te lo dije: no tienes por qué preocuparte.
Leo sintió una mano en el lateral de su cara y frunció el ceño.
—¿Qué haces, tarado?—le dijo a Capricornio, pero él también tenía una mano en su cara.
Ambos voltearon lentamente hacia atrás, encontrándose con la cínica sonrisa de Lena que en menos de dos segundos golpeó las cabezas de su novio y su hermano, dejándolos inconscientes.
Unos metros más atrás...
—Qué idiotas son—rió Aria, tomándose un mojito. —Yo creí que Virginia deliraba con eso de las energías, pero resulta que es una buena bruja.
—Te lo dije—habló Vir. —Pensaban que no iba a escucharlos planear su venganza desde mi habitación, literalmente estaban gritando que nos querían muertas.
—Pensé que nos querían un poco—dijo Sam, sin una expresión en su rostro.
Desde que terminó con Géminis se volvió por completo otra persona. La dulce y adorable Sam había quedado en el pasado, ahora era fría y malvada, con ganas de golpear entrepiernas de hombres todo el tiempo.
—No sé si es la Magia Vir o es la poca capacidad mental que tienen estos inútiles—dijo Acua, masticando hielo.
—Puede que ambas—comentó Pi e hizo una expresión de dolor al ver el golpe que se ligó su hermano.
Sagitario y Géminis se golpeaban entre sí porque el primero había quedado resentido desde que el geminiano hirió el corazón de su hermana. El segundo sólo se defendía, pero por alguna razón, a la cual no le encontraba explicación, sentía una intensa ira hacia sus amigos hombres.
Acuario y Piscis nunca habían tenido ningún choque, no eran los mejores amigos pero jamás se habían peleado, sin embargo ahora lo estaban haciendo y no tenían idea de por qué.
