24

2.3K 131 47
                                    

Al llegar a la casa de los escorpianos, todos los signos estaban allí —a excepción de la rebelde Lila—, parecía que se habían puesto de acuerdo para esperar a Leo allí, frente a la puerta, de brazos cruzados y con evidentes caras de culo.

El rubio intentó huir corriendo luego de los dos segundos en que tardó en procesar lo que ocurría, pero Libra y Sagitario fueron más rápidos y lo capturaron, tomándolo de los brazos y dejándolo inmóvil.

—¿Quién lo golpea primero?—habló Sam, con una voz tan cargada de maldad que no se relacionaba con su rostro aniñado.

—Yo, pero ¿por qué?—dijo Scorpio, interponiendose entre Leo y Piscis, que ya estaba arremangandose su camiseta rayada.

—¿Que no entraste a Instagram?—le preguntó Acuario, frunciendo el ceño.

—Ya se sabe toda tu verdad, zorra—habló Capri, viéndose las uñas.

Antes de que Scorpio pudiera preguntar, Leo habló primero.

—Espera, espera, ¿o sea que tú no eres parte de todo este plan para traerme aquí?—le preguntó a la escorpiana y ella negó con la cabeza.—¿Y cómo sabían que iba a venir aquí?—se dirigió hacia los demás.

—No lo sabíamos—respondió Escorpio, obvio.

—¿Entonces porqué están todos aquí?

—¡Por tu culpa, hijo de puta!—Aria casi se abalanza sobre el rubio, pero Sagitario la tomó de la cintura para detenerla, no valía la pena que se rompiera una uña por ese idiota.—Tú quítate—lo empujó y volvió al lado de Lena.

—Pero ahora que estás aquí,—Aries caminó al rededor de Leo, hasta quedar detrás de él—las vas a pagar.

Lo agarró de la nuca y lo metió dentro de la casa, lo empujó para que se sentara en un sofá individual con todos los signos rodeandolo.

Pi empujó a Aries y tomó a Leo del cuello de la camisa, viéndolo cara a cara.

—Dime, ¿es cierto que Sam y Gea hablan mal de mí?

—Diles que te muestren sus conversaciones de Instagram y lo verás—sonrió Leo, esa sonrisita no le gustó nada a Escorpio.

Pi le arrebató el celular de las manos a Gea y esta intentó recuperarlo, pero la pisciana se subió a la mesa del comedor y comenzó a buscar conversaciones hasta que encontró algo lo que la destruyó.

—"La muy zorra de Pi se está revolcando con Leo en su habitación"—citó, riendo con pena.—"Géminis no para de llorar. No sé qué hacer"—continuó leyendo.

Todos les estaban prestando atención, sorprendidos, sin poder creer que eso fuera cierto. Gea y Sam se sintieron pequeñas, tímidas, sus amigos las estaban viendo, Pi las veía con decepción y dolor, con los ojos aguados.

—¿Saben? Esto pasó la noche de la fiesta en casa de Leo—les dijo específicamente a Sam y Gea.—La noche en la que le dije a Géminis que dejara de esperarme porque no iba a estar con él por miedo a lastimarlo. La misma noche en la que, en la habitación de Leo, le expliqué a él mismo que no era su culpa que yo lo hubiera confundido las cosas y que no iba a pasar nada más entre nosotros.—Ahora sí, sus mejillas estaban empapadas.—Pero es más fácil inventar que preguntar.

Se bajó de la mesa para irse en brazos de su hermano a llorar a la cocina, se sentiría más débil y tonta aún si todos la escuchaban llorar de esa manera.

—¿Qué? Eso no fue así—murmuró Gea a penas audible, viendo un punto fijo en el suelo sin poder procesar lo que estaba pasando.

—¿Lo ven?

Instagram ZodiacalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora