One

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POV'S Michael

Cada día de la semana iba a aquel sitio, excepto el fin de semana y el miércoles. Sinceramente no sabía por qué, pero era como una especie de rutina.

Día a día veía a aquel chico con la cabellera dorada y esos ojos azul cielo. Sus ojos, de esos que una vez que te fijas en ellos no te los quitas de la cabeza. No sabía porqué aquel chico siempre pasaba a la misma hora, pero si estaba seguro de que iba a saberlo pronto.

Llegué a mi casa, me dí un espumoso baño y me tumbé en mi amplia cama. Tenía que haber alguna manera de saber su nombre, su historia, lo necesitaba. Así que me incorporé y me asomé a la ventana.

Allí estaban, esos hermosos girasoles que día tras día deslumbraban con su brillo, sabía que los iba a utilizar para algo dentro de poco. El tiempo transcurría sin detenerse, y cuando me di cuenta, el sol ya se había marchado. Me tiré en la cama de nuevo y enseguida caí en un profrundo sueño.

A la mañana siguiente, me desperté sobre las 9:45, me vestí y bajé a desayunar. Café y tostadas con meremelada. Ugh, detesto la mermelada, y parecía que mi querida criada todavía no se había dado cuenta (cosa que no entiendo ya que lleva más de 10 años con nosotros). Pero no se lo reproché porque no tenía ánimos para discutir. Así que me lo tomé y salí de mi casa.

Como otro día más me dirigí hacia mi banco, pero alguien me hizo tropezar y caímos los dos al suelo...

Levanté la mirada para descubrir de quien se trataba, pero ya era demasiado tarde. Se había ido. Corriendo. Pero pude divisar a lo lejos su figura, su forma de correr, el color de su pelo... Sí, era él.

Todavía no entiendo como pude estar tan cerca y a la vez tan lejos de aquel chico. Pero esta pregunta, a la vez que muchas más siguen estando en mi pensamiento.

sunflower | mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora