Amethyst era la hermana menor de Vionne.
Vionne, era la heroína del momento, y la mártir.
Amethyst siempre había estado a la sombra de su hermana, la encantadora soldado que había renunciado a sus vestidos de gala para unirse a los excursionistas que buscarían una solución al hambre al otro lado de la montaña.
Y nunca regresó.
Vionne se había transformado en el orgullo del país, siempre justa y honrada. Ayudaba a los demás sin pedir nada a cambio. Sus manos, que debían ser frágiles, suaves y con la manicura perfecta, estaban callosas y manchadas de barro, con las uñas rotas y los cueritos desgarrados.
Pero a ella no le importaba, prefería pasar noches en la intemperie ayudando a la gente que vivía bajo los puentes antes que desfilar con aquellos majestuosos vestidos del brazo de Kastan, su prometido.
Porque sí, Vionne iba a ser la futura princesa de Pravel. Y eventualmente, su reina.
Pero ya eso quedaba solo como un sueño lejano. No solo había dejado a un país en desesperanza por haber muerto en la excursión que buscaba una solución al otro lado de la frontera, sino que además, también destrozó el corazón de un príncipe que no era nada sin ella.
Y a una hermana que la admiraba más que a nadie en el mundo.
Amethyst era la joven damita de sociedad que solía perseguir a Kastan, Remy y Vionne cuando éstos eran adolescentes. Con el tiempo, Amathyst descubrió que le gustaba lo que a su hermana no: las relaciones sociopolíticas. Tal vez por eso Vionne había decidido unirse a la fuerza militar, a los excursionistas, para vivir las aventuras que una oficina jamás podría brindarle.
Amethyst, por el contrario, pasaba el día leyendo, y acompañaba a su padre, el asesor financiero Sefir Falcore, a todas las reuniones con el banco. El hombre sabía cómo funcionaban las transacciones del palacio con sumo detalle, y al banco lo conocía como a la palma de su mano.
Sefir era buen amigo de Ronan, pero a Amethyst le daba escalofríos que aquel sujeto fuera el presidente que dirigía todos los bienes del país.
Por eso estudió mucho, lo que su hermana no hacía, Ame lo hizo.
Su madre, Luthy, sufría con las dos, porque nunca las pudo introducir al mundo de glamour que tanto deseaba para sus hijas. Aunque Vionne estuvo cerca de convertirse en reina, Amethyst sabía que su hermana jamás usaría la corona como su madre esperaba que lo hiciera. Y con ella introducida en libros, estudios y reuniones con su padre, tampoco tenía tiempo para fiestas.
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Stormhold - La Montaña Oscura (Libro 1)
FantasiKastan de Ravenshare ha heredado el trono de su padre en el reino de Pravel. Un trono que no desea. Aislado por la montaña oscura Stormhold y bajo el escrutinio de las tres Aristas que gobiernan al país, Kastan deberá tomar decisiones drásticas cuan...