Con los jugadores justos, el día del partido había llegado, y el Raimon calentaba animadamente en el campo. Había sido difícil conseguir los integrantes que faltaban, y aunque no jugaran al fútbol más que por sus propias ambiciones, lejos del deporte, eran suficientes para salir al campo con energía.
El enorme transporte de la Royal Academy apareció en la entrada, anunciando su llegada. La puerta fue abierta, una alfombra roja se extendió en el suelo, y algunos alumnos se pararon a cada lado de esta.
—Siempre dando un espectáculo—giró los ojos la pelinegra.
Todos miraban asombrados como el capitán de la Royal, con su capa y extrañas gafas, bajaba seguido de su equipo. Emi se giró hacia el equipo, no dispuesta a ver esa actitud en sus amigos que tan poco le gustaba, así que tampoco vio como Ray Dark se alzaba en su silla.
Mark se acercó al equipo, haciendo que Emi girara para mirar el encuentro desde la distancia. Los ojos de Jude la observaron durante unos segundos, quería que su hermana viera que su antigua escuela era mejor que esa. El equipo del Raimon dejó al otro calentar antes del partido, observando asombrados sus movimientos. Eran un equipo superior, no había dudas.
Emi casi salta al campo cuando vio a Jude lanzarle un balonazo a Mark, pero Silvia le agarró la silla justo a tiempo. Se relajó al ver que Mark se lo había tomado como un desafío. La verdad es que Emi tenía miedo de lo que les podría pasar, sabía las cosas que había hecho el equipo de su hermano, que tumbaban al rival en el suelo hasta que no podían jugar más. Temía por el destino de sus amigos, por lo que su hermano era capaz de hacer siguiendo las instrucciones de su comandante.
Tal y como la chica había temido, su equipo se había visto aplastado por el de su hermano. Los jugadores estaban en el suelo, incapaces de levantarse y seguir luchando. Y Mark... El pobre Mark daba todo de si para parar los balones que le lanzaban a su cuerpo, pero Emi sabía que no podría durar mucho más así. A pesar de todo, estaba orgullosa de cómo no se rendía.
—¡Jude, bastardo, déjale en paz!—gritó, realmente molesta— ¡¿Qué más quieres de él?!
Esa última pregunta no iba dirigida a su hermano, él lo sabía, iba a alguien que estaba más arriba. A Ray Dark, pero este sólo mostraba una sonrisa mientras miraba el panorama desde su asiento.
Todo se vino abajo cuando Willy Glass, el único que quedaba en pie, salió corriendo del campo, huyendo y dejando a sus compañeros atrás, al igual que su camiseta. Mientras Celia y Silvia aguantaban a Emi en su sitio, viendo como Mark recibía los balonazos de Jude, Axel Blaze había tomado una decisión y tomaba la camiseta que Glass había dejado tirada.
—Emi mira—su hermanastra apuntó al chico que entraba al campo con el número 10 en la espalda.
—Es...Él es...—intentaba formular la pelinegra, dejando de forcejear—. ¡Axel Blaze!
Con la autorización del árbitro, el chico se unió al partido. Mark se lanzó hacia él, que tuvo que sostenerlo de lo débil que estaba. Al ver la nueva esperanza y el ánimo de su capitán, el resto de jugadores consiguieron ponerse en pie.
La sonrisa de la pelinegra flaqueó al ver la sonrisa genuina de su hermano, adivinando sus intenciones. El objetivo de este abusivo partido, no era ni más ni menos que ver a Axel Blaze en acción. Tras el saque fallido del Raimon, la Royal Academy se lanzó de nuevo al ataque con su famosa técnica el Triángulo Letal. En vez de bajar a defender, Axel avanzó, corriendo hacia arriba, y dejando a Mark solo en la defensa.
Emi ahogó un grito cuando vio a Mark en la portería. Lo había conseguido. Mark Evans paró el tiro con su Mano Celestial, y se lo pasó a Axel. Al recibir el balón, Axel también usó su famosa técnica, el Tornado de Fuego, y anotó el que sería el primer y único gol del Raimon en el partido.
Con la celebración del gol, la Royal Academy abandonó el partido, dando la victoria al Raimon. Emi se acercó, esta vez sin impedimentos, hacia el campo. Su hermano ya estaba algo lejos, pero se detuvo para mirarle a los ojos. Emi abrió la boca dispuesta a hablar, pero Mark llegó rápidamente hacia ella, empujándola hacia Axel entre gritos de emoción.
—¡Te dije que vendría!—sonrió. Todos rodearon a Axel, mientras que Mark le extendió una mano—. Gracias, muchas gracias por venir. Bueno, ya eres un nuevo miembro en nuestro equipo.
Para la sorpresa de todos, Axel se quitó la camiseta frente a ellos. La cara de Emi se puso roja, cerró los ojos con fuerza y giró la cabeza hacia otro lado.
—¡Es que no tienes vergüenza!—le gritó.
—Ha sido una ocasión especial—dijo mientras le daba la camiseta a la única chica que había allí—. Lo siento, Emily.
Mientras los otros estaban asombrados por lo que acababa de pasar, Emi no pudo evitar sentir miedo. Sus últimas palabras se repetían en su mente. ¡Le había llamado por su nombre!
Eso sólo confirmaba lo que ya se temía, Axel Blaze sabía que Emily Sharp había sido quien salvó a su hermana de aquel accidente.
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