07-THEY LOOK FOR YOU

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ᴇʟʟᴏꜱ ᴛᴇ ʙᴜꜱᴄᴀɴ

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El día del partido contra el Occult había llegado, y aunque todos mostraban confianza, aún había algo que los tenía inquietos. No habían descubierto por qué los oponentes no se movían en mitad del partido; y sobre todo los más pequeños temían recibir una especie de mal ojo.

Ver a su hermano y a su amigo Samford en las puertas del instituto también despertó una alarma en Emi Sharp, quien no podía sentirse más inquieta en cuanto a la Royal Academy se refería. Pidiendo disculpas y huyendo silenciosamente, se acercó a donde los intrusos se encontraban.

—¿Qué hacéis aquí?—preguntó regalándoles una mirada hostil.

En casa las cosas se habían vuelto tensas, evitaba cruzarse con su hermano siempre que podía.

—Vaya, y yo que pensé que me echarías de menos—rio con sarcasmo el del parche en el ojo—. Podrías al menos mostrar emoción.

—Lo haría si no hubiera estado en el partido del otro día—arrugó la nariz disgustada—. Os pasásteis.

La cara de los dos chicos frente a ella se volvió fría y seria, como pasaba cada vez que tocaban un tema referente a las ordenes de su comandante.

—Sabes que no teníamos opción—gruñó su hermano.

Emi estaba a punto de objetar, cuando unos pasos se escucharon tras ella, y sus dos amigos se pusieron alerta. Axel Blaze se puso a su lado, mirando sin una pizca de amabilidad a los del otro equipo.

—El partido está a punto de comenzar, Emi—dijo sin mirarla.

La chica asintió, mirando una última vez a los dos chicos antes de girar su silla con cuidado de no dar a Axel.

—Ellos me han estado preguntando por ti—su cuerpo se congeló al escuchar esa pregunta de la boca de su hermano. No se atrevió a mirar atrás, ni a girar la cabeza hacia su acompañante, que la miraba confundido—. No podrás huir para siempre, Emi.

—Entonces lo haré cuanto pueda.

Con esa afirmación, Emi agarró la mano del chico Blaze y tiró de ella. Un tanto confuso, Axel entendió que la chica quería que se marcharan, así que agarró las manillas y tiró de la silla hasta el banquillo. Llegaron justo a tiempo, pues estaban llamando para saludar y empezar el partido. El chico se fue, notando la mente dispersa de la pelinegra. ¿Quiénes la buscan? ¿A caso está en problemas? Preguntas como esas inundaban su mente, pero se obligó a alejarlas para concentrarse en el partido.

Tras descubrir las intenciones del Occult y unas cuantas provocaciones, Mark consiguió apaciguar a Kevin lo suficiente como para empezar el partido. Miró a Axel suplicando porque siguiera su consejo, necesitaban a un equipo completo, no uno con brechas por la falta de confianza.

El partido empezó genial, demasiado genial para ser verdad. Fue cuando la actitud del entrenador del Occult cambió sorpresivamente que su equipo comenzó a jugar como mostraban los vídeos de Celia.

—Que gente más rara—murmuró Emi mirando como el entrenador recitaba algunas palabras. Eso comenzó a preocuparla, así como a hacerla sospechar.

Ninguno sabía cómo evitar los ataques del Occult y también comenzaron a sentirse paralizados. Kevin empezó a desesperarse por recuperar ese gol perdido y demostrar que debían tener confianza, descuidando todo lo demás. Pronto empataron el partido. Tras el segundo tiempo, Axel tampoco parecía cooperar, y todo parecía ir cada vez peor.

—No puede ser—comenzó a desesperarse la chica.

Mark dio con la solución para el bloqueo, y para mayor suerte Axel averiguó el truco del portero. El Occult no era más que un equipo que utilizaban el hipnotismo para ganar. Con esa información, el partido concluyó con una victoria para el Raimon.

Con todo recogido y los chicos más que contentos con la noticia del Fútbol Frontier, Emi estaba lista para volver a casa. Aún le atormentaba la noticia que le había dado su hermano y quería averiguar cuánto había dicho sobre ella. No estaba lista para verlos.

—Emi—escuchó a sus espaldas—. Tenías razón.

Se dio la vuelta sorprendida ante aquellas palabras, aunque no entendía a qué venían. Los últimos rayos de sol golpeaban la cara del delantero de fuego, haciendo que sus claros mechones brillen como perlas.

—¿En qué?

Axel pareció dudar.

—Sobre Kevin, es alguien en quien vale la pena confiar—suspiró—...y sobre mi pasión por el fútbol—se sinceró—. Tenía miedo de que si volvía a jugar, solo estaría traicionándoos a Julia... a ti; porque por mi culpa...

—Ya basta—le cortó, su voz era gélida y su mirada estaba dirigida en un punto lejano—. Lo que nos pasó fue un accidente, una desgracia, pero nadie tiene la culpa de aquello. Yo quise salvarla, nadie me obligó a ello. Y aunque me hubieran dicho cómo hubiera acabado yo...

El chico escuchó cómo su voz tembló al final. Entendió que aún no estaba lista para hablar de ello, y tampoco creía que fuera a él a quien le abriría esa parte de si misma; por mucho que lo deseara él sólo era un desconocido para ella.

—Vamos—soltó de repente, cogiendo las manillas de la silla—. Te acompañaré a casa.

Ella no se negó, y ninguno dijo nada por el resto del camino. Emi solía volver sola a casa, era su momento de tranquilidad. Le había insistido demasiado a su padre para ello, y había tardado más en convencer a su hermano, pero finalmente lo había logrado. Axel se había dado cuenta de ello, de cómo la chica parecía huir silenciosamente al final de los entrenamientos, y que nadie venía a por ella. Le pareció que algo así era demasiado arriesgado para alguien que apenas podía defenderse, aunque fuera una chica fuerte.

Además, muy en el fondo admitía que quería acercarse más a la chica que salvó lo más importante para él. Quería hacerse su amigo y agradecerle infinitamente lo que hizo aquel día. Quería conocerla, saber quién era en realidad.


 Quería conocerla, saber quién era en realidad

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¡ꜱᴛᴏ ꜰᴜᴛʙᴏʟ ᴀʟ ʀᴏᴊᴏ ᴠɪᴠᴏ!

ɴᴇxᴛ ᴛᴏ ʏᴏᴜ ᴬˣᵉˡ ᴮˡᵃᶻᵉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora