Todos en el Reino del Sol esperaban con ansías la coronación del mayor de los príncipes, Kamado Tanjiro.
Pero nadie contaba que su primer celo se adelantaría, los Reyes inconformes que su hijo estuviera solo para ese ciclo dieron una noticia que sor...
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- Oh mierda ¡Se lo están comiendo!.- Chilló asustado Zenitsu al ver a su mejor amigo siendo sometido por dos Alfas, quería ir a ayudar a su príncipe pero solo el hecho de sentir tantas feromonas en el aire lo dejaban sin aliento.- ¡Cara de jabalí has algo!.-
Inosuke al sentir su grito muy cerca de su oreja se apartó enfadado.- ¿Que quieres que haga?.- Se quejó.- Si el Gompachiro lo esta disfrutando.- Alzo los hombros sin llegar a importarle mucho, oh eso quería aparentar, pero en realidad estaba preocupado por su amigo, quería ir y pegarles a esos dos por ser tan impulsivos, pero no quería meterse entre medio de esos alfas, quienes soltaban feromonas de amenazas hacia él si se atrevía a acercar demasiado.
- Ahh ~ Ñyaa~.- Escuchar pequeño gemido proveniente del príncipe solo los alerto aún más, ambos guardias se miraron con decisión para asentir con la cabeza, si no los detenian ahora no podrían hacerlo nunca.
Con cautela Inosuke se fue acercando de apoco, al estar lo suficientemente cerca desenvaino su espada para colocarse en posición de ataque, al momento de intentar acercarse aún más se gano un fuerte gruñido de parte de Sanemi quien lo vio por reflejo y se separó un poco de Tanjiro para encararlo.
Inosuke por reflejo retrocedió unos cuentos pasos al ver los ojos del general, donde antes solo había un profundo vacío, ahora se podia notar un ligero toque de placer y anhelo, el Alfa interno había tomado control de sus acciones.
Sanemi al verse rodeado por los dos guardias mostro sus colmillos como símbolo de que no le importaba luchar para que lo dejaran en paz, no importaba si derramaba sangre de esos dos, no dejaría que apartaran al omega peli-burdeo de su lado. En cuanto a Iguro, este solo estaba concentrado en lamer el pequeño y delgado cuello del Omega, pasando su lengua desde la oreja hasta llegar a su clavícula, dejando suabes mordidas en esta, sin llegar a dejar una marca notoria. Aunque el General de la Serpiente parecía concentrado en este trabajo, no pasaba por alto lo que ocurría con su compañero de entrenamiento y el guardia de su Omega, así que como apoyo lanzaba miradas amenazadoras al omega rubio quien se iba acercando de apoco.
De la nada todo quedó sumido en un silencio incómodo, la guerra de miradas de parte de los Generales y guardias comenzo, ninguno iba a dar el brazo a torcer. Lo único que se podía escuchar eran los pequeños suspiros de Tanjiro quien se aferraba a Sanemi como si su vida dependiera de ello, restregandose involuntariamente, moviendo sus caderas buscando más contacto con esos alfas.
- Largo.- Gruño Sanemi utilizando su voz alfa, esperando a que por lo menos el Guardia omega se asustara y se largara, grande fue su sorpresa al verlo normal sin ningún cambio.
