Hongjoong no sabía de donde sacó el valor de llamarlo, supuso que fue un impulso al ver a un pequeño Pororo colgando del llavero que el joven tenia en sus pantalones.
—¿Me llamaste, precioso?—dijo aquel chico acercándose al recibidor.
—Uhm, yo... quería preguntar... ¿Donde consiguió aquel muñequito que tiene colgando?
El muchacho volteó a ver confundido el llavero, lo tomó y dijo- ¿Este? Lo encontré tirado por la entrada del centro comercia ayer, me pareció lindo y me lo llevé ¿Por qué?
Hongjoong lo miró sorprendido, ese Pororo era idéntico al suyo, hasta tenia aquella mancha que le hizo una vez hace años cuando intentó maquillarlo con plumón rosa.
—Por nada, disculpe la molestia, que disfrute su helado.— Hongjoong se dio mil bofetadas mentalmente, ese llavero era el suyo y por cobarde no se atrevió a pedirle al muchacho que se lo entregara.
Hongjoong caminó rápido a la cocina para prácticamente gritar.
—¡¡Soy un idiota!!
Yunho lo miro sorprendido y de inmediato se acercó a callarlo, pues ese grito se escucho hasta en Narnia.
—HHyung! No grite así, todo el mundo lo escuchó.
Hongjoong casi llora, quería hacer berrinche, y el sonido de la campana no ayudo en absoluto.
—Iré yo, usted descanse, se ve muy...inquieto, por no decir otra cosa, luego me cuenta qué pasó.
Yunho caminó al recibidor para atender a los clientes.
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—¿Esta seguro que ese es el suyo?— dijo Yunho, ambos chicos estaban observando al apuesto cliente terminar su postre.
—Te digo que si, ese es el mío, tiene la marca de el plumón.
—¿Y entonces por que no se lo pidió?
—¡Me da vergüenza Yun! ¿Y si él se niega? Además míralo, es hermoso, me dan cinco mil paros cardiacos con solo verlo.
—Aish, dramático, hagamos una cosa, como él es el penúltimo cliente y no tenemos que atender a nadie más, cuando termine de comer, nos acercaremos a él, y le pediremos amablemente que nos devuelva al Pororo.
—¿Y si se niega?
—Bueno, si se niega me temo que tendré que usar la espátula y no será para cocinar.
Hongjoong suspiró, aveces no sabe si Yunho habla enserio o no.
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