Capitulo1: Esperanza.
‘’Despierta, vamos… Resiste… Despierta… Tienes que hacerlo, tienes que sobrevivir…’’
|Maggie, Sasha, Bob y _______| Narra: Maggie.
Llegamos hasta nuestra carpa con aquella chica en andas. Nuevamente nos topamos con un par de Walkers por la zona, por lo que tuvimos que rematarlos con lo poco que nos quedaba, y darle más tiempo para que la herida de ella empeorara. En momentos críticos como los suyos, cada segundo vale. Cada segundo cuesta. El tiempo es jodido, y en su condición, la niña ya no puede esperar.
Le queda poco tiempo.
-Saquen el colchón hasta aquí fuera. No podré trabajar dentro de ese pequeño espacio – Pidió Bob. Sasha sacó el colchón y apoyamos el cuerpo de la chica en él.
-Se ve muy mal… Está hirviendo en fiebre, pero su transpiración es helada – Dijo Sasha.
-La herida estuvo muy expuesta, y más el frío, puede que tenga una infección… Bien, necesito la aguja desinfectada, hilo, vendas, algodón, alcohol… Y si pueden, remojen algún trapo en agua fría. Debemos calmar su fiebre – Pidió.
Con Sasha nos encargamos de llevarle todo lo necesario a Bob. Teníamos que darnos prisa, la chica era una bomba de tiempo. Estaba volando en fiebre, temblaba, estaba pálida como la mismísima nieve… No le veía ni la mínima posibilidad de sobrevivir, pero teníamos que intentarlo.
Una vez Bob tuvo todo en manos, comenzó con su trabajo.
Con algodón bañado en alcohol comenzó a desinfectar la herida… Y la chica comenzó a dar sus primeras señales. Señales de dolor. Convirtió su cara en una expresión molesta, adolorida, y mordiéndose los labios para no gritar. Con la poca fuerza que le quedaba, arañaba el suelo, el colchón, mostrando a los demás la molestia que sentía.
Una vez desinfectada… Se venía lo más crudo: Cerrar la herida. Lo que jugaba en contra, era la profundidad de la misma. Había atravesado su pecho, y eso no sería un procedimiento nada fácil.
-Mierda… Aquí tenemos un serio problema.
-Mierda Bob, te lo dije… ¿Qué sucede ahora? – Preguntó Sasha.
-Hay una parte de la bala alojada dentro de su vaso… Y no puedo dejarla ahí. Debo sacarla.
-… ¿Qué haremos? – Pregunté.
-… Sujétenle el pecho y las extremidades. Está despierta, se estremecerá – Respondió.
Sasha la tomó de los brazos y yo sujeté su pecho. Bob introdujo lentamente la pinza dentro del pecho de ella, tratando de que el procedimiento sea lo menos doloroso posible… Pero así no fue. Justo cuando estaba sacando el pedazo, se dio cuenta que este estaba agarrado con un pedazo del vaso destruido de ella… Y no quedó otra más que sacárselo de un tirón.
-¡Aaaaaahhh! – Gritó la chica, y comenzó a dar torpes movimientos por los costados.
-No queda mucho tiempo… Hay que apresurar la situación – Dijo Bob.
La tomamos aún más fuerte. Bob agarró la aguja y el hilo y comenzó a coser la herida en el pecho de la niña. Esta, en cada puntada, se retorcía del dolor con la misma intensidad. Sabíamos que sus gritos no nos ayudarían… Atraerían a los Walkers… Teníamos que apresurar todo, y quizá algo podría salir mal.
-La parte del frente ya está, hay que darle vuelta.
La pusimos boca abajo. Nuevamente tuvimos que desinfectar esa parte de la herida. Nuevamente… Otros gritos más. Bob tuvo que volver a coser esa parte… Y los gritos se hacían cada vez más y más despacios, más lentos, hasta que ya no escuchamos nada provenir de ella.
