Capitulo11: Es vivir o morir.

486 26 0
                                    

Capitulo11: Es vivir o morir.



-Bueno… Iré al baño – Dijo.

-Si… Y yo iré a la cama – Dije.

Se giró y rápidamente se metió en el baño de la habitación, al igual que yo lo hice dentro de la cama. No teníamos pijamas o algo más para cubrir nuestros cuerpos, nuestras prendas estaban mojadas, y no nos quedaba otra que dormir en ropa interior.
Había sido bastante raro vernos a ambos semi desnudos, algo que nunca había pasado, y menos en esta situación, estando los dos solos en una casa. Tenerlo así, con el torso desnudo y mirándome tan fijo, me provocó una serie de extrañas sensaciones que nunca había sentido antes.

-… ¿Ya estás dormida?

-No, aún no.

Se quedó parado, observando la cama donde yo yacía acostada. Estaba apoyado contra el marco de la puerta, pensando tal vez que hacer.

Reí – No voy a comerte ni nada por el estilo, Chandly. No es la primera vez que dormimos juntos en una cama, ¿Qué sucede?

-Bueno, nunca dormimos así, ¿Sabes? Y no quiero causarte alguna situación incómoda.

-¿Incómoda? ¿Por qué?

-… ¿No te molesta que estemos así, _______? Es decir, a mi me da igual, pero tal vez para una mujer sea algo raro…

Bufé – ¿Enserio lo dices? Gracias al cielo no soy como las demás entonces. Hazme el favor de meterte ahora mismo en la cama antes de que me enoje – Dije en tono amenazante, pero bromeando.

Rió – Como digas, pero no olvidemos que entre nosotros dos, la Ley soy yo.

-Si sí, está bien, Ley. Ahora duerme.

Se recostó a mi lado y ambos quedamos bajo la misma colcha. No había luz en el lugar, solo el leve reflejo de una noche lluviosa que se hacía lucir a través de la ventana. Por más que tratara dormirme se me haría bastante difícil, solo pensaba en que los demás habían notado nuestra ausencia y tal vez ahora nos hayan estado buscando. Tenía miedo y me sentía culpable, con tan solo la duda de pensar que podríamos haber arriesgado la vida de alguien.

-¿Aún no duermes? – Preguntó.

Me giré para verle – Se me hace complicado. ¿Crees que los demás hayan notado nuestra ausencia?

-Ya te dije que no. Hoy Maggie y Glenn cuidarían a Judy, y los demás están en la suya. No hay por qué preocuparnos.

-…

-Ey… Todo estará bien.

Al principio dudoso, pero luego se atrevió a abrazarme por la espalda, apoyando su pecho contra la misma. El calor de su cuerpo recorría el mío, y sus brazos rodeándome creaban el refugio perfecto.

-No pienses mucho, ¿Okey? Todo estará bien… Te amo – Me dijo al oído.

Sonreí – Yo te amo.

Nos dimos un tierno beso en los labios y nos recostamos, esperando dormir.

… - ________, despierta. Tenemos que irnos.

Abrí los ojos y lo vi a él, ya despierto y vestido, observando la ventana. Según parecía, recién estaba amaneciendo. El cielo seguía nublado y algo lluvioso, pero ya era hora de irnos. Me vestí rápidamente, ambos tomamos nuestras armas y partimos, esperando llegar antes de que los demás despertaran.

-Ya puedo ver la cabaña. Maggie está en el techo haciendo la guardia, le será difícil vernos – Dije. 

Apresuramos nuestro paso y entramos por la puerta trasera. Al parecer todos seguían durmiendo, a excepción de Carol y Tara, que estaban desayunando en la cocina.

-_______, Chandler, por Dios… Me tuvieron preocupada toda la noche, ¿Dónde andaban? – Preguntó Carol.

-Estuvimos bien, nos refugiamos en una cabaña en la noche… ¿Daryl se enteró de que no pasé aquí la noche? – Pregunté.

-Cariño, tu padre no está del todo recuperado, y lo conozco… Si lo hubiera preocupado de esa forma, él hubiera salido a buscarte – Respondió.

-Gracias.

-¿Mi padre ah llegado?

-Aún no, Chandler… Creo que retiraré lo dicho.

Escuchamos el ruido de una camioneta en la parte de afuera, salimos y efectivamente eran ellos. Rick, Tyresse y Michonne, quienes habían salido en busca de provisiones. Al verlos bajar del auto, se les notaba bastante molestos en la cara, como si algo hubiese pasado.

-¿Y bien? ¿Encontraron algo? – Preguntó Carol.

-Avena, unos paquetes de galletas mordisqueadas y algo de arroz y fideos… Nada más. A lo sumo nos alcanzará una semana o dos… No lo sé, esto me está preocupando – Dijo Rick.

-Pero, aún queda lo que sacamos la otra vez, ¿No? Quizá todo nos dure un mes, no sé – Dijo Tara.

-No lo sé, esperemos que sí. ¿Todos están bien? ¿Mi hermana? – Preguntó Ty.

-Ella está bien, aún duerme – Contestó Carol.

-¿Judy, ella está bien? ¿Daryl, cómo está _______? – Preguntó Rick.

-Ambos están bien. Daryl ha despertado, dentro de poco estará perfecto – Respondí. 

Sonrió él – Tendrás que acostumbrarte a decirle papá, ¿No crees?... Vamos, entremos todos. 

Entramos a la casa, los demás poco a poco comenzaron a bajar, y nos pusimos a comer cereales con los últimos fajones de leche que nos quedaba. Todos estábamos de acuerdo en darnos un último placer, para un grupo de 14 personas, la comida se acababa en un santiamén.

-Y así fue. Estaba cambiando a Judith, lo hice tan lento y con tanta precisión… ¡Que ella se aprovechó y me meo entero! ¡Hasta se tiró un par de pedos! Amigos, no sé como aguantan todo esto ustedes… Definitivamente, nunca pensaré en tener un crío – Dijo Glenn. Todos reímos.

-Mi sobrina Meghan era igual. No terminabas de cambiarle y ya te cagaba entera… Los bebés son pícaros, les encanta joderte – Dijo Tara.

-Ey, ¡Estamos comiendo, me harán vomitar todo! – Se quejó Ty.

-Oh, déjenlo, pobre… Con el tiempo que estuvo con Judith y los niños, seguro tuvo que hacer de niñera… ¿No Ty?

-¡Ey, nosotras no somos bebés! Ya vamos al baño solas, ni siquiera mojamos la cara – Dijo Mica.

-Bueno, no siempre… – Siguió Lizzie, señalándola a lo bajo.

Todos pasábamos un buen momento, contando una que otra anécdota. Todo parecía ir bastante bien, estábamos pasando un buen tiempo de calidad. Todo el grupo se encontraba con buena salud, mi padre ya se estaba mejorando, Judy estaba perfecta, Rick, los demás… Y todo iba perfecto entre Chandler y yo. Aquella cabaña nos unía bastante a todos, nos volvía a acercar a lo más parecido a una gran familia feliz.

¡BANG!

-¡Bajen las armas ahora mismo, o el próximo les irá directo al cráneo!

Escuchamos el ruido de un auto, un disparo y a Maggie gritándole a alguien. Todos dejamos lo que estábamos haciendo y salimos para afuera.
Maggie bajó rápidamente del techo y se puso junto nosotros.
Un grupo de tres personas había caído en el lugar. Eran dos hombres, y una mujer. Uno de ellos… Era enorme. Medía tal vez unos dos metros, llevaba puesto pantalones de militar y tenía el pelo corto y barba pelirroja.
El otro hombre era mucho más bajo que el pelirrojo, estaba peinado con una especie de jopo, llevaba una bata y era bastante relleno, por no decir gordo.
La chica era morena, flaca medio alta, llevaba dos colitas y una gorra militar. Para el frío que hacía, estaba vestida bastante al descubierto con unos shorts y una camisa atada a la altura de la cintura, y llevaba unas largas botas con poca plataforma.

-Dígannos quien mierda son y que quieren aquí, ahora – Dijo Rick. Rápidamente apuntó su arma en dirección al más grandote.

-… Tienen pinta de militares, miren el camión – Dijo mi padre, apuntándoles con su ballesta.

-¡Eh, eh, amigos! – Dijo el pelirrojo – ¡No hay nada de que temer! Ya dejamos nuestras armas, ¿No ven? No queremos hacerles daño ni nada, solo venimos a pedirles si nos podrían dar provisiones, armas, todo lo que sea necesario. Tenemos que llegar a Washington DC, y estamos bastante escasos.

-¿Nos estás pidiendo que te demos todo? ¡Están locos! ¿Quién mierda son? – Preguntó Rick, un poco más molesto.

-Yo soy el sargento Abraham – Dijo el pelirrojo – Este gordo es Eugene, un científico del Centro de Enfermedades de Seattle – Señaló al bajito – Y ella es Rosita, estaba aprendiz para soldado – Señaló a la mujer – Enserio amigos, no somos gente mala. Venimos a pedirles eso, necesitamos provisiones para poder llegar bien a Washington.

-Mira, ‘’amigo’’… Nosotros somos más que ustedes y las necesitamos más. Nadie le dará nada a nadie, ¿Está bien? Pueden irse yendo – Contestó papá.

-… ¿Ustedes se están quedando aquí? – Preguntó Eugene, el gordito científico según ellos.

-Así es – Respondió Maggie – Pero ya no necesitan nada más aquí, tenemos mala experiencia con la gente. ¡Váyanse, ahora! – Dijo furiosa, apuntándole con su escopeta en la cabeza del Sargento Abraham. 

En un rápido movimiento, que ninguno de nosotros llegó a notar, Abraham le sacó la escopeta a Maggie, y ¡BANG!, lanzó con ella un disparo al cielo.

-¡Qué mierdas haces, loco de la puta madre! – Le gritó Maggie. Glenn la sostuvo, para evitar que se lanzara contra los demás.

-¿Escucharon ese disparo, verdad? Nosotros también lo escuchamos… Ellos lo escucharon. Los muertos. ¿Cómo le dicen ustedes?

-Walkers – Respondí.

-Bueno, esos ‘’Walkers’’, como sabrán, no son gente normal… Ya no más. Cuando uno escucha algo, empezara a caminar como estúpido siguiendo el ruido. Cerca de él habrá otro, y como son tan estúpidos, el otro lo seguirá. A esos dos, poco a poco se le irán sumando más de esos estúpidos, de esos ‘’Walkers’’… Y así, hasta formar un grupo. Ese grupo se unirá con otro grupo, y así se irán uniendo en grupos, hasta formar una enorme jauría que vendrán a buscarlos, con la idea de despedazarlos a todos – Dijo el Sargento.

-… ¿Jauría? – Dijo Rick.

-Un grupo tremendamente gigante de esos hijos de puta. Créeme, eh visto de esos… Y de dónde venimos, vimos en el camino grandes grupos. Tú debes ser el líder, ¿No? Estás enfrente de todos los demás… Si quieres cuidar a tu grupo, lo mejor que podrían hacer es irse a la mierda ahora mismo, si no quieren morir.

-… ¿Por qué ustedes se dirigen a Washington? – Preguntó Glenn.

-¿Acaso no saben? – Dijo Eugene – Ahí… Está el lugar seguro. Allí está el Santuario.

-… ¿El santuario? – Preguntó papá –… Eso escuchamos una vez en la radio, Con Michonne, Ty y Bob. Dijeron que los que iban a ese lugar… Sobrevivían.

-¿Qué? – Preguntó Rick, incrédulo.

-Como dijo el tipo del arco, así es – Siguió Eugene – Allí está el lugar seguro. Durante estos 14 meses, todos los que llegaron allí sobrevivieron. Tengo un radio que lo prendo cada millas para tratar de comunicarme con ellos, pero hace poco perdí la señal. Allí hay un proyecto científico… Están descubriendo la cura de esto.

-… ¿Qué? – Preguntamos todos al unísono.

-Amigos, esto es un virus, no la jodida ira de Dios. Eso no existe. Es un virus… Y ya estamos en camino de buscarle la solución – Respondió Eugene.

-… Dios mío – Dijo Carol.

-Miren… Podríamos seguir discutiendo, o podríamos unirnos. Todos estamos con el mismo motivo, ¿No? Sobrevivir. Ahora lo saben. Podemos sobrevivir… Si estamos todos juntos. Aún tenemos espacio en el camión, y más sus autos… Podemos ir todos juntos a Washington. Podemos sobrevivir juntos – Dijo Abraham.

Todos habíamos quedado helados con lo que nos estaban diciendo. ¿Un lugar seguro? ¿Una cura? ¿Sobrevivir? ¿Acaso era todo una broma o era real? Todo parecía perfecto, imposible de creer. Parecía una buena esperanza para todos, pero en manos de gente que aún no conocíamos.

-Ni siquiera sabemos quiénes son ustedes – Dijo mi padre.

-Amigo, no hay tiempo ahora de discutir todo esto. El disparo, ¿Recuerdan? Seguro ese grupo que nos topamos hace unos minutos estarán cerca de aquí. Les doy máximo 10 minutos. Es ahora o nunca. Es vivir o morir. ¿Vendrán con nosotros? – Preguntó Abraham.

Con Chandler nos tomamos fuerte de la mano, asustados por la decisión. Todos dirigimos la mirada hacia Rick, esperando que él conteste. Que él decida de nosotros mismos… Que él decida por nuestras vidas. 

-… Daryl, ve con Carol en la moto. Chandler, _________, tomen a Judith y suban al auto. Michonne, tu irás con nosotros. Los demás irán en el camión… Tomen ahora todas sus cosas y las provisiones… Nos vamos de aquí.

Todos se dieron deprisa y subieron a buscar sus cosas. Rick se quedó ahí, mirando a esas nuevas tres personas que se nos unirían… O más bien, nosotros a ellos. Algo en mi interior me decía que no tenía que temer en ellos… Para nosotros, el peligro no eran esas personas, era otra. Era uno de nosotros. 
Era ella. Era Beth.

-… ¿Rick?

-¿Qué sucede? – Preguntó, sin dejar de mirarlos.

-¿Ya pensaste que harás con Beth? Sabes todo lo que hizo… Casi nos mata. No está bien, ella es peligrosa, Rick. No es como lo que hizo Carol. Beth pudo matarnos a todos… Casi mató a mi padre.

-… ¿Qué me sugieres?

-… Odio ser así… Pero creo que deberíamos dejarla.

-… ¿Qué?

-Creo… Que esta es la oportunidad perfecta, ¿No? Si se encierra, esa jauría no le hará nada… Podríamos dejarle armas y algo de provisiones, ella podrá estar bien… Pero creo que este es el momento indicado para hacerlo, Rick… ¿Qué dices?

-… Creo que tienes razón.

-… ¿En verdad?

-Ella es peligrosa para todos… Creo que es el momento de hablar con Maggie… Y alejar a Beth de nosotros.







Continuará.
-Mrs. Riggs.

Walkers |2°T TERMINADA| Chandler y Tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora