Capítulo 10 -Despertar-

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Sanemi despierta y trata de observar su alrededor pero un mareo y punzante dolor de cabeza nubla su visión por lo que se mantiene recostado en la cama.

¿Qué sucedió?... ¿Dónde estoy?... ¿Qué demonios fue lo que paso?... Repentinamente cada imagen de los sucesos llegan a su cabeza y la perforan como balas, desde las palabras de Ringo, la inyección en su brazo derecho que dejo marca, hasta aquella chica con la bata de satín naranja que lo observaba con temor y todo el daño ocasionado. No... Imposible... Yo... Sería incapaz de dañar a alguien y... Mucho menos a una mujer... No... No, no, no, no, no... Se levanta y sostiene su cabeza con ambas manos dominado por un sentimiento de culpa hasta que cae de rodillas al suelo y solloza.

- Yo... No quería llegar a eso... No quería lastimarla... No quería hablarle de esa manera... No soy esa persona... No soy esa clase de asqueroso ser humano...- Se repite a sí mismo una y otra vez.

La inyección... Esa sustancia asquerosa... Eso fue lo que paso... Me llevo a cometer cada una de esas atrocidades... ¡Maldita sea! ¿Qué clase de porquería metieron a mi organismo?... ¿Por qué?... ¿Por qué no puedo alejar de mi mente aquel rostro... Ella estaba... Muy asustada... La he lastimado de un modo irremediable y aun así... Quiero... No... Necesito verla... Necesito hablarle y tratar de arreglar todo esto... Tengo que encontrarla... Se esfuerza para incorporarse pero los mareos le dificultan el movimiento y en otro de sus intentos termina por caer al suelo y la visión se atrofia a tal punto que ni siquiera puede colocarse boca arriba. Mierda... He fracasado, les he fallado a todos... Genya, hermano yo lo lamento en verdad... Prometí que iniciaría una nueva vida y eso era lo que quería... Pero de alguna manera... El destino siempre termina por recordarme, que alguien como yo nunca podrá ser feliz... Kikue... Ni siquiera pude salvarte a ti... Y... Yo... Te amé con todas y cada una de las fuerzas que hay en mi alma... ¿Por qué?... Sus ojos se tornan cristalinos y lanza un gruñido lleno de exasperación.

Todo aquello que valoro... Que más amo en esta cruel existencia... Me es arrebatado... Y ahora... Hay algo en mi interior que terminara por consumirme... Je... Es verdad... Juro... Escuche la voz de tu esposa, estoy seguro de que se trataba de ella... Tengo que decirte... No puedo rendirme ahora... Todo se torna borroso y se desmaya.






Kobuki observa con insistencia su móvil pero la llamada sigue sin conectar, desde que Yoshiteru le envió aquel mensaje preguntándole por el paradero de Touko no había conseguido tranquilizarse, de alguna manera sentía culpa ya que pensaba que si no había ido a verla era porque la evitaba y saber que pudo haberle sucedido algo malo la tenía sin aliento.

- Señorita, he traído sus medicamentos- Extiende una charola, la sirvienta.

- No los tomare-

- Pero... De otro modo no podrá sentirse mejor, recuerde que gracias a esto disminuyen muchas de sus dolencias-

La chica toma de prisa un frasco de pastillas y lo observa a contraluz.

- ¿Sucede algo, señorita?- Cuestiona extrañada, la sirvienta.

- No... Tienes razón, los tomare porque tengo que salir- Abre el frasco y toma dos pastillas que pasa por su garganta con facilidad. - ¿No ha venido mi madre?-

- Lo siento, la señora Aoi mando avisar que no regresaría hasta dentro de dos semanas... Pero, ella me recalco la importancia de que el medico Muichiro la revise- Sonríe, en un esfuerzo por aliviar el ambiente.

Kimetsu No Yaiba -Unearthing the past-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora