Capítulo 20

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Inicio de flashback

Mis pies se movían al compás de la música y mi vestido se veía como si estuviéramos flotando entre hermosas nubes en un medio de la noche.

-Gusto en conocerte mi querido prometido- le dije

Él me respondió con una pequeña risa, -el placer es mío su alteza, usted es aún más hermosa de como la imaginé, tenía muchas ganas de verle, pero no era el momento; lástima que una pequeña rata se quiere llevar lo que es mío-

De inmediato se me erizó la piel y por mi espalda goteaba el sudor, ya que sabía lo que significaban aquellas palabras.

- ¿Se puede saber que era tan importante como para posponer conocer a tu prometida? - Le respondí tratando de sonar lo más natural para desviar su atención. Sus ojos morados, aunque claros, los cuales representaban evidentemente los lazos con la familia real y un cabello corto y negro, acompañado de una fina mandíbula que se le dibujaba, una nariz recta y sus labios rosados invitaban a robarlos como una fruta prohibida. <<este hombre es peligroso>> pensó Amelia, el solo ver su cara la dejaba atontada, <<si no hubiese conocido a Alex tal vez hubiese caído por ese rostro>> pensó Amelia.

-por que no mejor me llamas por mi nombre su alteza- le respondió mientras le daba una mirada significativa, evidentemente se había dado cuenta del momento de aturdimiento al ver su rostro y esto le causo mucha gracia.

- es nuestro primer encuentro, no sería apropiado- respondió Amelia algo incómoda

-está bien su alteza, seremos compañeros en un futuro, sería bueno ir acostumbrándose- respondió tranquilamente. Amelia no respondió

-inténtelo su alteza, llámeme, Jeremiah- instó a Amelia

Amelia algo incómoda trato de pronunciarlo, pero no pasaba más allá de su lengua. Se esforzó un poco y logro articular con un pequeño susurro. -Jeremiah...-

-si Amelia? - respondió Jeremiah. Amelia se sobresaltó y le dirigió una mirada interrogatorio e irritada

-su alteza me llamo por mi nombre, es justo que yo haga lo mismo con su alteza- respondió Jeremiah antes de que Amelia pudiera objetar algo. Las palabras de Amelia se le atragantaron y quedo en shock ante el gran descaro de Jeremiah, respiró hondo y trato de calmar su irritación.

-aún no me has respondido mi pregunta- le dijo Amelia

-¿el por qué no había conocido a su alteza?, bueno mi corazón no estaba preparado, su alteza me pone nervioso- le respondió Jeremiah y Amelia sintió que su nivel de descaro estaba elevando a nuevas alturas.

-yo le pertenezco a su alteza y su alteza es mío- le dijo a Amelia con un susurro a su oído, y de inmediato su tez se colocó roja, lucio algo tímido

-t-tu ¡como puedes ser tan cara grande!- le gritó Amelia, por primera vez alguien le había hecho volar su temperamento. No sabía por qué algo le hacía familiar de este tipo, aun así, era como si de un rompecabezas, solo 2 fichas las encontrará conocidas, no podía remover ese sentimiento, era algo parecido a lo que sintió al ver a Alexander, esa sensación de familiaridad, pero a la vez incongruencia.

Jeremiah sonrió, sus ojos brillaban intensamente, pero muy profundo en ellos, tenía una gran posesividad sobre la persona que bailaba junto a él, un deseo irresistible que le susurraba constantemente que la tomara, que ella le pertenecía a él y solo a él, nadie más podía ponerle un dedo encima de ella. Era algo que estaba firmemente unido a su alma, un instinto natural, como el que un depredador siente al ver que le quieren robar su presa. Muy enmascarado en su corazón esa voz le susurraba constantemente, agitando los demonios en él y convirtiendo lentamente en una cárcel rodeada de cadenas. En un pequeño rincón, una mota de luz dorada brillaba en medio de la oscuridad.

Tarde en la noche, el baile al fin había culminado y Amelia no podía dormir, salió de su cuarto con un pequeño chal alrededor de su cuello y solo la bata blanca que usaba para dormir, las ventanas del castillo estaban abiertas y la brisa fría nocturna golpeaba el cuerpo de Amelia. Ella caminó por el pasillo mientras se aferraba a su chal, caminó sin rumbo fijo hasta que se dio cuenta de que había llegado a una habitación en el tercer piso, era el cuarto de su difunta madre, estaba a punto de abrir la puerta y entrar cuando se percató de que las luces estaban prendidas, esto la alarmo un poco, abrió una pequeña rendija de la puerta y miro hacia dentro. Se observaba un gran candelabro, una estantería en la pared, muebles finos y una hermosa cama. Al frente de la cama estaba un cuadro en el que se mostraba a Amelia y sus padres, una familia de tres, poderosa pero feliz.

-cabello azul- susurro Amelia. La figura de alguien con cabello azul se mostraba frente al cuadro cuando esta dijo – si no te casas, el sacrificio de Lizzie será en vano.

Amelia quedó perdida por un momento, <<lizzie>> ese era el apodo que mi papá le decía a mi madre. <<¿¿como que sacrificio??>> quedó Amelia en shock por lo que acababa de escuchar.

- el oráculo dijo que yo podría ayudarla, pero para cambiar su destino, sería necesarias 6 estrellas que se unirían para formar un sol dorado... que significa eso no sé...- respondió otra silueta, su voz melodiosa era familiar para Amelia, la acababa de escuchar tiempo atrás en el baile. <<Jeremiah>> pregunto Amelia <<¿que hace el aquí, en el cuarto de mi madre?, ¿hablando con mi padre?>>

-tienes que lograr que Amelia se case contigo a como de lugar, no importa si tienes que matar a aquel campesino, haz lo que tengas que hacer para ganar su corazón- pronunció zacaries y aunque no se le podía ver su rostro, una fuerte determinación se escuchaba en su voz.

<<padre... porque, porque me haces esto>> un nudo en la garganta se le atoró y su pecho se apretaba dificultándole respirar, lágrimas se acumularon en sus ojos y su corazón se encogió, no podía creer lo que descubrió, su madre estaba relacionada con algún sacrificio y su padre, la persona a quien más amaba planeaba tirar la vida del hombre a quien ama para lograr casarla con un extraño. Cerro los ojos por un momento y luego de abrirlos, tomo una decisión. <<si me vas a tratar así, no hay motivo para quedarse aquí>>

Fin del flashback

-Amelia, te contaré todo en detalle, esta vez no te ocultaré nada, espero que puedas entenderme por qué tome esa decisión en aquel entonces. Solo quiero que sepas, que todo fue por tu bien- pronunció lentamente zacaries mientras trataba de enmascarar el nerviosismo que le generaba hablar de ese asunto.

El tiempo acaba con todo, incluido el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora