Prologo

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En un abismo profundo yacía una joven mujer cuyo aspecto te dejaría sin aliento, cabello violeta y ojos violetas, estaba encadenada por algún tipo de mecanismo que sellaba su cuerpo y alma, pero su mente aún estaba un poco lucida. Junto a ella se encontraba una niña de unos 5 años, cabello violeta y ojos azules, dormía plácidamente en las piernas de aquella mujer sin percatarse de su entorno. A pesar de que ya transcurrieron tantos años, para ella y su pequeña niña el tiempo no ha dejado marca; su belleza y apariencia aún refleja la de una joven de 23 años y su hermosa hija todavía aparenta 5 años.

Amalia cuyos ojos estaban medio cerrados pareció escuchar voces que se acercaban desde aquel barranco, en medio de todo el sonido que por primera vez se escuchaba en ese abismo en el que solo se oía el viento y algunas alimañas de vez en cuando, pudo escuchar una voz familiar. A medida que se acercaban se hacía más fácil entenderlos y aquella voz familiar se hacía más clara, en ese instante recordó unos 10 años atrás, cuando vivía una vida feliz y casi perfecta, recordó vivir en una pequeña cabaña en medio del bosque junto a su esposo e hija, recordó aquel hombre valiente y caballeroso el cual robó tanto su corazón que decidió abandonarlo todo y dedicarle su vida entera, fruto de su decisión, a la edad de 17 años se casaron, pasó el tiempo y tuvieron una hija, la niña creció hasta tener 5 años, pero en medio de tan perfecta armonía, sucedió algo terrible.

En una noche silenciosa personas enmascaradas llegaron a su humilde hogar, aquellas persona por alguna razón intentaban capturarlas, su esposo Alexander decidió luchar con ellos mientras que Amalia y su pequeña hija Luciana escapaban. Pero no había mucho que un hombre común pudiera hacer contra aquellas personas. Mientras ella escapaba junto a su hija, en medio del bosque oscuro, la atmosfera se hacía más pesada y el poder mágico era más palpable, pisando sus talones otro grupo de personas se acercaban a las dos. Huyendo desesperadamente para proteger a su hija, Amalia desato por primera vez en mucho tiempo su poder mágico, y de inmediato su apariencia cambió, se convirtió en una persona de la cual ni siquiera su esposo reconocería.

Así es, Amalia no era cualquier mujer campesina, ella era una princesa del reino de Florencia, la cual se escapó del castillo por haberse enamorado de un campesino, abandonó todo riqueza y honor que corresponde a una princesa y decidió hacerse pasar por una plebeya, por supuesto que tuvo que cambiar su indistinguible apariencia, pero para ella no era trabajo difícil, ya que le era fácil hacerlo por su inmenso talento en la magia. Nunca le fue necesario usar tal poder, ya que vivía junto a su familia una vida modesta, su esposo Alexander se encargaba del trabajo manual y de llevar el sustento a su hogar, y ella trabajaba duro para ser una ama de casa, esposa y madre ejemplar. Al principio fue duro, ya que no estaba acostumbrada a tales trabajos pesados, pero la motivación de vivir junto al hombre que amaba le hizo luchar y adaptarse a su nueva vida. Volviendo a la persecución, Amalia desató un sin número de hechizos mágicos para defenderse de esas personas, pero estas no eran un grupo cualquiera, de inmediato realizaron una formación mágica y comenzaron a contener a Amalia la cual sentía que su fuerza y concentración iban disminuyendo.

Pasaron 2,3 y 5 segundos y se formó una enorme caja debajo de sus pies con una gigante cadena cuya apariencia se veía tanto sagrada como aterradora, la cadena estaba envolviendo a Amalia y a Luciana la cual lloraba en los brazos de su madre. En medio de todo el caos, Amalia vislumbró la cara de Alexander el cual estaba en un estado terrible, este se acercaba apresurado sin embargo ya era muy tarde para salvar a Amalia y a Luciana. El gran sello se estaba cerrando y una grieta en el espacio se formó, se creó un vórtice que atraía constantemente a Amalia y su hija, su esposo gritaba y luchaba para salvarlas, pero no tenía la suficiente fuerza para hacerlo, cuando la vista de Amalia se nublaba y sus sentidos se apagaban, abrazó a la niña que lloraba en medio de todo este caos y la hizo dormir con un hechizo para que esta no sufriera, le gritó a su esposo que los salvara que ellas lo iban a esperar y cuando finalmente desapareció, aquellos hombres también lo hicieron.

Al despertarse, Amalia ya se encontraba en aquel abismo y así pasaron 10 años llegando al presente. Amalia cuya apariencia se había mantenido aún permanecía abrazado a su hija en su regazo y aquellas cadenas que habían estado junto a ella los últimos 10 años aún se mantenían intactas. Movilizando el poco de poder mágico que había podido conservar aun con el sello envió una mariposa para observar la superficie y logró ver quiénes eran los recién llegados. Un grupo de 10 personas, todas de aspecto heroico y con miradas agudas, ojos que parecían emanar un peligro innato de una bestia y un aura que reafirmaba que no eran personas comunes.

En medio de todas estas personas se encontraba un hombre cuyo cabello dorado resplandecía comoel sol y ojos azules que combinaban con el hermoso cielo, aparentaba sus 30 años, pero su aspecto no era menos que el de un joven, a su lado una hermosa mujer cabello dorado ojos grises que cuando sonreían se veían como la viva imagen de una santa, sagrada e Inmaculada, incapaz de ponerle un dedo en cima. Esta pareja que parecía hecha en el cielo se miraban con caras tiernas y su amor era palpable, las demás personas no se atrevían a romper aquella atmosfera, ya que sentían que sería imperdonable hacerlo. Ambos estaban agarrados de la mano y caminaban como si el mundo les perteneciera. Así es, aquel hombre era el esposo de Amalia, Alexander, el hombre que estaba esperando durante 10 años para que la rescatara a ella y a su hija.

Estaba tan cerca y tan lejos, se veía tan familiar, pero a la vez tan diferente, no sabía si debía alegrarse o estar decepcionada por llegar a ella o verlo compartir tanta intimidad con aquella mujer desconocida que por alguna razón la hacía desconfiar. A pesar de todo ella quería liberar a su hija y salir de allí, por lo que movilizo a su mariposa para que se acercara a Alexander. Cuando esta estaba a punto de alcanzarle, aquella mujer destruyó a la mariposa y esta se partió en mil pedazos como si nunca hubiese estado allí, los ojos de la mujer de alguna forma lograron verla y esta sonrió. Allí lo descubrió, la supuesta mujer que estaba junto a su esposo no era nadie menos que Gabrielle, una niña que ella había recogido y le había dado hogar cuando vivía en el reino de Florencia siendo princesa. Aquella niña logró ganar su cariño y el de todos incluido el rey, por lo que este la adopto, cuando Amalia decidió escapar fue esta quien la ayudo y desde ese día nunca la volvió a ver.

El tiempo acaba con todo, incluido el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora