Capitulo 2

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Al principio me llamo la atención su increíble aspecto, cabello rubio y ojos azules, yo como toda adolescente de 15 años por supuesto que me alteré y aunque había visto bellezas, muchas de ellas palidecían con él, excepto mi dichoso prometido, el cual solo conozco por retratos, pero sé con certeza que es muy guapo. Decidí seguirlo como por instinto, pero di un paso en falso y me resbalé, él se dio cuenta de que estaba atrás de él, me tendió su mano y me ayudo a pararme, estaba muy avergonzada, pero él sonrió como si no se hubiese dado cuenta. Me preguntó si era del pueblo vecino, ya que nunca me había visto, Yo por supuesto no perdí la oportunidad de entablar conversación con semejante belleza, así que haciendo uso de mi cara totalmente versátil en expresiones le dije que sí, sin titubear.

Era una habilidad totalmente necesaria para el próximo sucesor real, el que manejara sus expresiones y el poder mezclar verdad junto a mentiras sin que nadie se diese cuenta, por lo que pude responder a sus preguntas sin ninguna molestia. Le dije que era huérfana, que vivía sola con una pequeña fortuna que me dejó mi padre fallecido y que estaba en este pueblo de turismo. Alexander se ofreció a darme el tour y yo con gusto acepté, pasamos todo el día juntos, me reí mucho y nos divertimos todo el día, el joven era muy amable y servicial. Era atento con todo el mundo y todos en el pueblo lo saludaban, además de ser muy popular con las chicas, ya que por donde pasábamos se oían suspiros de chicas enamoradas.

Muchos se preguntan ¿qué es lo que ve una mujer de un hombre? por instinto la mayoría dice que su aspecto, y están en lo correcto, como seres humanos nos atraen las cosas lindas, pero más allá de eso, lo que conquista el corazón de una mujer es un hombre atento y dulce, que sea romántico, fiel a sí mismo, responsable y trabajador. Al observar como era con todos los aldeanos y la amabilidad que mostraba incluso con los ancianos, me conmovió muchísimo, ya que he estado acostumbrada a vivir en un entorno en el que cada quien se mueva para su mayor beneficio, en la que la amabilidad falsa es el pan de cada día y en la que nadie hace nada sin tener algo a cambio. Yo caí por lo que vi, por lo que escuché de él y por como me hizo sentir. No sé si todo fue real, no me interesó en ese momento, las mujeres pierden su capacidad de ver la realidad y de ser objetivas cuando se enamoran, al menos eso pienso yo.

Los únicos en los que confiaban era en mi padre el rey y en mi hermana Gabrielle. Mi padre siempre me enseño a amar el reino y vivir para el reino, pero Gabrielle me dio otro camino, me dijo que debía vivir la vida, disfrutar y que no era necesario ser tan perfecta, por eso a veces cometía muchas locuras y terminaba siendo regañada, pero Gabrielle siempre estaba allí para ayudarme con mis errores. Siempre me apoyaba en cualquier cosa que hacía, ya sea mala o buena y por siempre defenderme le colocaron el apodo de "ángel guardián". En ese momento no me di cuenta de que el apoyar en todo lo que hace alguien ya sea bien o mal, también es una forma de hacerle daño a esa persona, ya que crecen creyendo que pueden hacer lo que sea sin importar ninguna consecuencia.

Siempre me ha gustado llamar la atención, por un lado, a toda mujer le gusta verse bonita, por otro lado, debía honrar la dignidad real, por lo que a menudo Gabrielle me aconsejaba llegar de último o saludar poco a los demás, nunca vi necesario ser amable, puesto que a pesar de mi actitud las personas llegaban a mi lado, por tal motivo no tenía amigos. Mi padre me aconsejó que me acercara a otras personas, ya que debía conseguir personas confiables para que me ayudasen, pero Gabrielle me dijo que podía encargarse de conseguirme personas de fiar por lo que le delegue esa tarea, ya que ella siempre fue gentil y amable, tenía un gran círculo social y muchas amistades. Era amiga de muchos profesores destacados y una fiel confidente de todas las herederas y mujeres pertenecientes a casas influyentes. Siempre trató de ganarse el favor de mi familia materna, pero mis abuelos me aconsejaron que me alejara de ella porque para ellos ella no era sincera. Siempre fui débil con dos personas, ella y mi padre, puesto que me acompañaron cuando perdí a mi madre, por lo que no les hice caso a mis abuelos.

Pasé un mes junto a Alexander, ya que mis guardias estaban escondidos. A veces caminamos cerca del lago otras veces volábamos cometas, salíamos a comer brochetas en la noche, otras veces lo veía trabajar, y así se dio el inicio de nuestra relación. El último día le dije que me tenía que ir, que fue un gusto conocerlo y que nunca lo olvidaría, que si pudiera quedarme con él lo haría, pero tengo una responsabilidad mayor. Justo cuando me di la vuelta, sentí que alguien me halaba y como por inercia caí en sus brazos, con una mano en mi cintura y otra en mi cara, sentía que el corazón iba a estallar, lentamente se acercó a mí hasta que incluso sentí su aliento, un aroma a menta llego a mi nariz y lentamente acercaba sus labios rosas a los míos. Un beso que al principio fue dulce y cuidadoso, como si fuera lo más frágil e importante para él, se tornó en apasionado y desesperado, como si fuese a desaparecer en cualquier momento, supongo que él lo sabía, que yo debía desaparecer de su vida.

Los rayos del atardecer se encontraban en el horizonte y solo nuestra silueta era visible, su lengua envolvió la mía y sentí que mis piernas se ablandaban, quitó su otra mano de mi cintura y la coloco en mi cara, yo por mi parte me agarre de su cuello, puesto que en cualquier momento podría caerme, ya que nunca había tenido tanta estimulación. Cuando estábamos separando nuestros labios, Alexander me dio una pequeña mordida en mi labio inferior, me salió un poco de sangre, pero él con su lengua la lamió. Se acercó a mi oído y me dijo -te amo, no me importa cuanto tenga que esperar y no me importa quien seas en verdad, solo sé que te amo a ti y sería capaz de esperarte incluso 10 años si es necesario- Yo quedé plasmada en el suelo, mis piernas temblaban y no podía moverme, justo cuando me iba a dar la vuelta, antes de que mi poca voluntad desfalleciera se me acercó al oído y susurro de nuevo -eso fue un recuerdo para que no me olvides en el tiempo que estés lejos- De inmediato giró y se fue. Vi como su figura desaparecía junto a los últimos rayos del día mientras se llevaba mi corazón; allí termino mi amor de verano o eso quise pensar.

El tiempo acaba con todo, incluido el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora