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Hacía frío. Mucho frío.
Llevaba mirando la ventana un tiempo infinito y sentía sus manos congelarse.
Aun así no se movía.

Había sido así, de pronto. Un día estaba riendo al sol y al día siguiente mirando la ventana con las manos congeladas y teniendo la esperanza en que volverá.
¿Y que volverá?
En realidad no lo sabe.

Pasa tan rápido, todo pasa tan rápido.
Y es que no sabía que en un año las cosas cambiarían tanto.
Y ahora se siente sola. Muy sola.
Echa un vistazo atrás y ve a su hermana pequeña jugando con cualquier cosa. Y lo que daría por volver a ser así,tan inocente.

Sigue mirando por la ventana. Pero en realidad ya no mira nada, la gente se fue porque hace frío. Mucho frío.

Ya no siente las manos, ¿y qué más da? Dentro de poco no sentirá ni su corazón. Porque todas las puñaladas la están desangrando. Desde hace tiempo se está desangrando, pero ¿por que no se desangra ya del todo?
Muchas veces lo ha pensado; 'siento que muero pero no acabo muriéndome '.
¿Por que? No lo sabe.

Escucha el eco de las risas de su hermana. Sí, está claro que daría toda su vida por volver a ser así.
¿Y qué le queda? Nada, no lo queda nada.
Sólo mirar por la ventana y desear con todas sus fuerzas que el invierno le congele el corazón.

Entre líneas torcidas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora